Miembro nuclear de la generación de autores franceses que encarnaron las transgresiones parnasianistas y simbolistas en la transición entre el siglo XIX y el siglo XX, entabló amistad con escritores como André Gide o Stéphane Mallarmé y vivió siempre en una posición controvertida debido al fuerte elemento erótico de su poesía. Hoy publico Remordimiento, de Pierre Louÿs.
Remordimiento, de Pierre Louÿs
Me quedé muda, en mi delirio;
mi corazón latía convulso;
y el batir loco de mi pulso
era en mis senos un martirio,
vivo rubor en mis mejillas.
Gemía «no, no», al resistir.
No pudieron lograr el beso
sus labios, ni su amor obseso
franqueó con rudo insistir
la barrera de mis rodillas.
Perdón, después, él me ha pedido.
Besó mis cabellos; su aliento
quemaba mi rostro encendido.
Y luego partió… Sólo el viento
suaviza mi aflicción acerba.
Vacío contemplo el sendero.
La selva, sin vida, desierta;
la hollada pradera está yerta…
Y en sangre mis puños lacero
y ahogo mi llanto en la hierba.
Traducción de Enrique Uribe White.
Extraño: el poema original de Pierre Louÿs está en prosa (como todas las «Canciones de Bilitis»). ¿Por qué traducirlo en versos de 9 y 10 sílabas y con rima, inventando para ello la mitad del poema?
El original:
«D’abord je n’ai pas repondu, et j’avais la honte sur les joues, et les battements de mon coeur faisaient mal a mes seins.
Puis j’ai resiste, j’ai dit: «Non. Non.» J’ai tourne la tete en arriere et le baiser n’a pas franchi mes levres, ni l’amour mes genoux serres.
Alors il m’a demande pardon, il m’a embrasse les cheveux, j’ai senti son haleine brulante, et il est parti… Maintenant je suis seule.
Je regarde la place vide, le bois desert, la terre foulee. Et je mords mes poings jusqu’au sang et j’etouffe mes cris dans l’herbe.»
Una traducción fiel:
«Al principio no respondí, y estaba ruborizada, y los latidos de mi corazón hacían daño a mis senos.
Luego resistí, dije: «No, no». Giré la cabeza hacia atrás y el beso no superó el límite de mis labios, ni el amor mis rodillas apretadas.
Entonces me pidió perdón, me besó el pelo, sentí su aliento ardiente, y se fue. Ahora estoy sola.
Miro el lugar vacío, el bosque desierto, la tierra pisada. Y me muerdo los puños hasta la sangre y ahogo mis gritos sobre la hierba.»