Cuando al principio de verano de 2017 presentamos la Editorial en una conocida librería madrileña, intentamos explicar lo que podían esperar los lectores que tuvieran en su mano un libro de La Umbría y la Solana, cuáles eran nuestras apuestas y cuáles nuestros objetivos, para encontrar un sitio en este complicado mundo de las editoriales. Lo primero que contamos al público asistente era la razón de que la editorial llevara un nombre tan largo (artículos incluidos) y la respuesta es que nos parece un nombre estético —son dos palabras que consideramos hermosas y eternas— y conceptualmente remiten a los dos espacios de creación, y de vida, en los que, de una forma u otra, nos movemos todos.
Nuestras apuestas pasaban (y pasan) por la existencia de dos colecciones: la de Autores Portugueses que le dan a la editorial un marcado afán lusista y la Colección Abierta cuyo propósito era recuperar títulos valiosos de la literatura universal y publicar obras contemporáneas que, como señalamos en nuestra página web, tengan una calidad que satisfagan a lectores atentos.
La apuesta por la literatura portuguesa le pareció a algunos de los presentes una apuesta valiente —nosotros decimos que es una responsabilidad— porque inexplicablemente existe un desconocimiento general —y escaso interés— por la literatura de nuestro país vecino, por su cultura en general, más allá de algunos autores que publican en grandes sellos editoriales, como Lobo Antunes, Peixoto o Tavares. También teníamos claro que la colección estaría dirigida por Antonio Sáez, el primero de nuestros lusistas (como dijo Martín López-Vega en aquel acto) con el que pronto concluimos que nuestro acercamiento sería a la literatura portuguesa actual, obviamente, pero también a obras de todos los tiempos.
Los títulos que publicáramos no deberían tener una versión española, y de tenerla, que ésta tuviera ya mucho tiempo y necesitara una revisión. Y así fue. Los primeros libros publicados de la colección cumplían con estos requisitos: El Sermón de San Antonio a los peces, del padre António Vieira, una muestra imprescindible del barroco portugués, impregnado de la más brillante oratoria y de una argumentación filosófica que el público español no debe desconocer; Argumentos para películas, de Fernando Pessoa, es la segunda de la publicaciones, un texto sorprendente que nos cuenta un poco más del mejor autor portugués, de su obra como guionista, pero también de sus proyectos por conseguir crear una compañía cinematográfica; Dibujos animados, realidad imaginada, de José Almada Negreiros, un pintor, novelista, crítico, dramaturgo, actor… un creador total, dice Enrique Andrés en su brillante introducción con un título sugestivo: “Un recuerdo del futuro”; Los paseos del soñador solitario, de Almeida Faria, un escritor contemporáneo que estuvo presentando el libro en la Feria del Libro de Madrid de este año. Cuando puedan leer estas palabras estarán publicados dos nuevos libros, Los tiempos del esplendor, de Lídia Jorge, una de las escritoras portuguesas más importantes y traducidas en las últimas décadas, y Causas de la decadencia de los pueblos peninsulares, de Antero de Quental, un referente de la cultura portuguesa de todos los tiempos, en coedición con Marcial Pons Historia.
La Colección Abierta ha arrancado con una obra inédita en España, La tentación de Occidente, de André Malraux, una novela epistolar que ha devuelto a la actualidad de nuestro país a uno de esos escritores que, como han señalado al hablar del libro, es imprescindible para conocer la Europa de su tiempo, que tiene mucho que ver con el concepto actual de europeísmo. El segundo título de la colección recupera la obra de un escritor olvidado por razones poco literarias: Luys de Santa Marina, autor de Karla y otras sombras, que fue publicado hace muchos años por la editorial Caralt y que ahora ve la luz nuevamente con un espléndido prólogo de Enrique Andrés. Santa Marina formó parte de aquellos “escritores falangistas” que, como Sánchez Mazas, Agustín de Foxá, Giménez Caballero o Llorenç Villalonga, han tenido en contra a una buena parte de la crítica española, pero cuya obra hay que recuperar por el bien de su cultura.
En fin, tratamos de construir un catálogo de calidad que resista al tiempo y a las modas. Es la única forma, pensamos, de hacernos un hueco entre los lectores, los libreros y la crítica de nuestro país.
Por último, un aspecto que consideramos una exigencia: la buena traducción, que sabemos imprescindible para una cuidada edición y un mejor idioma. Georges Steiner en su obra Después de Babel, en la que habla sobre el arte y el sentido de la traducción, señala que sin ella no hubiera sido posible el destino común de numerosísimas lenguas que son ventanas distintas sobre el mundo. En fin, la traducción como vehículo de comunicación. A eso aspiramos.
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