“De lo que no se puede hablar, es mejor callarse”, la séptima y última de las proposiciones del Tractatus Logico-Philosophicus de Wittgenstein, es la que repite en varias ocasiones Cecilia Berg, protagonista de Obras reunidas, primera novela de la autora sueca Lydia Sandgren (1987). La desaparición misteriosa de Cecilia a los pocos días de defender brillantemente su tesis, abandonando a su marido, el editor de éxito Martin, a sus dos hijos pequeños, Rakel y Elis, y a su gran amigo, el genial pintor Gustav Becker, constituye el núcleo alrededor del que gira el libro, esta ópera prima, arquitectónicamente muy ambiciosa, que erige sus más de setecientas páginas como un monumento de rebeldía contra esa sentencia: “Wittgenstein se equivocó en una cosa. Aquello de lo que no podemos hablar, podemos expresarlo dando un rodeo. Hay infinidad de maneras de contar aquello que no somos capaces de decir” (p. 736), zanja Sandgren, tensando de manera un tanto perversa el significado de la proposición del filósofo y tomando una posición muy clara que a lo largo del libro irá cogiendo fuerza: hay que atreverse.
Quince años después de aquel traumático hecho, llega el Kairós. Así titula Sandgren toda la tercera y última parte del libro, en la que los acontecimientos alcanzan ese instante revelador. No pierde el pulso, y con seguridad y un ritmo in crescendo vemos cerrarse el cerco sobre la misteriosa Cecilia, encontramos explicación a muchas preguntas y el sentido de algunos de aquellos hechos que, como migas de pan esparcidas, había ido dejando caer cuidadosamente Sandgren por el libro para conducirnos al cuadro final: “Cuando colocamos en orden los sucesos con el intervalo de tiempo correcto, algo sucede con el lioso enredo del pasado. Se va apreciando un modelo” (p. 735).
Y ¿qué son esas obras reunidas? Pues son no solo las páginas y páginas de textos incompletos que Martin Berg acumula en carpetas, sino también una comprensión existencialista de la vida, un aprendizaje. Porque, frente a la sentencia de Wittgenstein, la filosofía de Sartre sobrevuela las páginas del libro y nos hace ver que, como señalaba el filósofo francés, solo al final del camino podremos valorar nuestra esencia y que hay que atreverse a vivir: “Esa es la cosa. Atreverse, lanzarse y atreverse. A fin de cuentas, la existencia no es otra cosa que una continua exhortación a que nos atrevamos, lo que constituye nuestra esencia” (p. 297), explica Martin. Y es por ese aprendizaje vital por lo que Rakel decidirá finalmente cruzar la puerta y romper el silencio: “Y Rakel oyó cómo se desgarraba el silencio allí dentro. Oyó cómo los años se ponían patas arriba y cómo se movía una masa ingente de tiempo. Oyó la pausa, la breve respiración que se da justo antes de que algo empiece.” (p.742).
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Autora: Lydia Sandgren. Título: Obras reunidas. Traducción: Carmen Montes Cano. Editorial: Tres Hermanas. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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