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Rosa Lentini o la escritura como ruta migratoria

Rosa Lentini o la escritura como ruta migratoria

Un mapa de aromas abre la puerta de la memoria, reconstruyendo un tiempo y un lugar: Montblanc, porque Los lugares pueden olerse. La memoria olfativa no sólo es un órgano del aprendizaje, sino también un mecanismo de defensa y supervivencia, a causa del inmediato vínculo entre olores y sensaciones o emociones, que se desadormecen de manera instintiva cuando nos alcanzan. Así un penetrante y ácido aroma de vinagre trae al recuerdo de Rosa Lentini los años vividos en esta ciudad catalana, testimonio de los cuales es Montblanc en sombra y piedra (Olélibros, 2024), dentro de la colección “Libros de la hospitalidad” dirigida por Víktor Gómez. El olor hilvana ese recuerdo y lo atraviesa para convertirse en un presente:

El camino se abre paso en la noche como una zarpa de topo y avanzamos a tientas, solo con nuestro olfato, llevando las palabras hasta los ojos, como brazos, como aliento, preguntándonos si ahora somos realmente un poco más sabios.

De esta manera, la poeta, finalista del Premio Nacional de Poesía en 2014, anuda su poética, en tanto forma de descifrar la realidad, a lo sensorial. Cuerpo cognoscente intuye y desdice los límites del conocimiento que no se estrechan en la razón, sino que exploran desde una estética y ontología sensitiva más próxima a Heráclito, Aristóteles o Nietzsche que a Platón. En este sentido, la escritura de esta híbrida propuesta poética engendra desde las profundidades abisales de un cuerpo, el cual ha memorizado una herida y la verbaliza.

"Escribe como quien ora para exorcizar el silencio de la herida, esa herida impuesta con el autoexilio cuyo germen la obligó a abandonar Montblanc después de 30 años hacia Castellón"

Porque “escribimos como una forma de fijar lo que no podemos detener”, Rosa Lentini traduce en esta prosa poética, coreografía entre la poesía, el ensayo y la autobiografía, su experiencia vital en Montblanc. Es el espacio y no la poeta quien toma la palabra y, al hacerlo, el viento, las calles y su historia, las murallas y sus habitantes se apropian de los sentimientos provocados en la poeta. La escritura se convierte, entonces, en un acto de resistencia, reconstrucción y catarsis previo al olvido:

Padecemos el olvido con el que se premia al vencido, al extranjero, al que no está en consonancia con el grupo, y por ello no descansaremos aquí, no nos dará esta tierra un nombre definitivo.

Escribe como quien ora para exorcizar el silencio de la herida, esa herida impuesta con el autoexilio cuyo germen la obligó a abandonar Montblanc después de 30 años hacia Castellón. El arrinconamiento de la comunidad, motivada por su compromiso con una literatura escrita en una “lengua extranjera”, la arrojó a la apatridia:

Como en toda población amurallada, el conformismo queda dentro y el mundo más allá de las murallas se vuelve fantasmagórico, apenas real, porque todo aquel que no se hace entender cuando habla y comprender cuando actúa es para ella, y para siempre, un extraño.

Las murallas preservan de lo ajeno, protegen de aquellos a quienes se consideran una amenaza, y los excluyen. Como Anquises al escapar de Troya sobre las espaldas de Eneas, así debe expatriarse: destino no elegido ni deseado. No obstante, no es desde el resentimiento desde el que hay que leer esta obra, sino desde la perseverancia de un afecto sincero a esta ciudad, trascendiendo el tiempo en la palabra: “Su cadencia revela la madriguera del tiempo, porque todo lo que espera vivir lo hace con solo darle un nombre”. Las piedras con su obstinada fortaleza murmuran una irresuelta letanía en la sombra del devenir de los siglos en una lengua, quizá, desconocida.

El territorio y su historia, la flora y fauna, las leyendas, los edificios y los oficios o la Virgen de Nialó, vertebran esta prosa poética donde Rosa Lentini desafía desde la honestidad a una geografía que oscila entre prisión o refugio. Improbable futuro, pero certero pasado:

Quien despierta sabe que el ojo nunca es inocente.
Y porque la memoria siempre intercede
mira otra vez ese río, mira esas calles, esa luz…

Volver a mirar y engendrar con la mirada y a través de la palabra un recuerdo para una nueva memoria que, como fulgor, exhala su última existencia. La apropiación del espacio desde la escritura le permite a la poeta desprenderse, finalmente, del mismo y ello lo aborda desde la superación de un duelo impuesto con el exilio. Escrita desde la hondura y verdad de las propias vivencias, esta obra se transforma en imprescindible para comprender la otra orilla del problema lingüístico, ya que el afán de la poeta por retratar la irrealidad de un espacio real y tangible es también el de metaforizar el espacio de la propia palabra para espejear en él la ruta migratoria, desde la convicción, que sólo el tiempo otorga, de que era la única posibilidad. Más allá del goce por una prosa poética pulcra y sugerente, el lector de Montblanc en sombra y piedra se entregará con lentitud y pureza a una reflexión actual y profunda sobre las distancias labradas y fortificadas por las lenguas. Una arriesgada propuesta con que la editorial valenciana Olé Libros desafía con sutileza los límites entre la poesía y la prosa.

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Autora: Rosa Lentini. Título: Montblanc en sombra y piedra. Editorial: Olé Libros. Venta: Todos tus libros.

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