Prohibición es promoción. Quien prohíbe marca el límite de lo que va a programar, publicar o bendecir. Manda un mensaje muy claro a todos los que están en su casa escribiendo: “Si hablas de estos temas, ni lo intentes”.
Prohibición también es promoción para lo prohibido. La polémica sobre la eliminación de la obra de Paco Bezerra Muero porque no muero de la programación de los Teatros del Canal de Madrid, ha colocado este texto teatral en el punto de mira de la actualidad.
La obra está publicada por la editorial La Uña Rota, y también hay una edición, con pequeñas variaciones, de la Fundación SGAE. Con la emoción que da entrar en el “índice de los libros prohibidos”, inicio la lectura de este texto.
En esta obra Santa Teresa se reencarna, de una manera poéticamente literal, en una joven actual que vive una serie de aventuras en el lumpen. Un poco al estilo Vernon Subutex, pasa por momentos de indigencia, miseria, drogas, cárcel y prostitución.
En su viaje nos habla de la vida de Santa Teresa, y nos acerca fragmentos de su pensamiento y su literatura. Todo ello en forma de un monólogo que culmina en una rave final, con la santa como DJ, en la que nos invita a compartir su éxtasis uniéndonos a la música y a la búsqueda de un Dios que es:
—Sed de autonomía, deseo de conocimiento y hambre de libertad.
Parece ser que esta versión no les ha parecido a las autoridades lo suficientemente canónica. Paradójicamente, esta prohibición ha acercado a la Teresa de Bezerra con la histórica, ya que las dos comparten ahora problemas con la Inquisición.
Al portavoz de Vox en la asamblea de Madrid la obra le pareció “dañina y esperpéntica”. Yo de esperpéntica le veo poco; onírica o alucinógena me parecen adjetivos que encajan mejor con el estilo del texto. En cuanto a que la obra sea “dañina”, esto ya es muy subjetivo. Intento imaginar dónde sintió el daño Gonzalo Babé. ¿En el estómago, en el cerebro, en los pies? ¿Qué frases concretas le han hecho daño? ¿Podríamos averiguarlo?
También es posible que nunca se haya leído la obra. Los censores prohíben lo que no conocen, o lo que no se atreven a vivir. Mutilan el pasado e intentan mutilar el futuro, para que encaje en su visión limitada de la vida.
La amplitud de mente y de espíritu ya molestaba a los contemporáneos de Santa Teresa, y sigue molestando a los inquisidores actuales. Nos quieren meter en el mismo corsé de miedo en el que ellos se han encerrado. En el siglo XXI podemos liberarnos de ese corsé abriendo este libro:
«Y es que ustedes, los inquisidores, siempre han tenido algo muy claro, y es que el pueblo, para que siga siendo pobre de verdad, no basta con que lo sea económicamente; el pueblo, para que siga siendo pobre de verdad, sobre todo ha de serlo de espíritu, ya que la verdadera pobreza no es la pobreza de bolsillo: la verdadera pobreza es la pobreza del alma, y la forma más eficaz de obtenerla es limitando el conocimiento. De ahí el empeño de ustedes en castigar a todo aquel que ose acercarse a cualquier tipo de ilustración».
Quizá fue este párrafo el que le hizo daño al portavoz de Vox.
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Autor: Paco Bezerra. Título: Muero porque no muero: La vida doble de Teresa. Editorial: La Uña Rota.
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