De Salvador Pániker he leído algo más que sus diarios, pero en este artículo me centraré siempre en los diarios, unos libros que me parecen excelentes: Cuaderno amarillo, Variaciones 95, Diario de otoño, Diario del anciano averiado, Adiós a casi todo.
Tal vez leemos estos diarios de Salvador Pániker porque son de Salvador Pániker, pero luego disfrutamos mucho con todo lo que dice, con su vida, con sus ideas, con sus lecturas. Llama la atención, por ejemplo, lo muy bien que están asimiladas sus lecturas.
Leer estos diarios es un gran placer. Sentimos en Pániker a un gran compañero, a un gran amigo.
He leído sus cinco diarios, así como sus Conversaciones en Madrid, que también me gustaron mucho. Tengo en casa pendiente Primer testamento, que he visto, hojeándolo, que me va a ayudar a comprender en gran manera lo que ya he leído.
Me doy cuenta de que buena parte de mi vida ha sido leer. Gran parte de mi tiempo, gozosamente, se me ha ido en leer. Pero algo, mucho, me ha quedado de todo eso. Entre otras cosas un gran número de amigos, de grandes amigos, los escritores, los autores de los libros, entre ellos este Salvador Pániker que tan buenos ratos me ha hecho pasar y que todavía me hace pasar, como compruebo cuando vuelvo a sus libros, por ejemplo ahora para escribir este artículo, homenaje y recuerdo del escritor, Salvador Pániker, “un tipazo”, me dijo una vez Pedro Ruiz sobre él.
Ahora, en esta nueva relectura, veo claramente, como apartados, los siguientes aspectos de estos libros de Salvador Pániker:
-Ideas.
-Estilo.
-Prosa.
-Vida personal.
Todo se me hace ameno, interesante. Pániker nos transmite sus estados de ánimo, lo bueno y lo malo, y nos hace reflexionar sobre todo lo que le interesa o le preocupa. Pániker transmite autenticidad. En ellos se nos muestra un hombre, una persona, nada más y nada menos, un ser humano de verdad.
Lo curioso es que S. P. me interesa tanto cuando es más joven y tiene más energía, todavía en el Cuaderno amarillo, como cuando está muy viejo y enfermo, en el último diario, Adiós a casi todo.
He encontrado un texto suyo en Primer testamento muy revelador, escrito cuando tenía 17 años. En él dice que quiere escribir libros, que ha leído poco, que quiere hacerse un estilo propio.
Precisamente son los libros que he leído suyos —habrá otros también— los que parecen demostrar que Salvador Pániker se convirtió en la persona que quería ser, que hizo lo que quiso hacer.
En esto yo no puedo sino sentirme reflejado, identificado. Puede ser que a los 17 años albergara parecidos pensamientos, y que ahora, con mis limitaciones y carencias, siento que soy el que quise ser, y que he hecho lo que quería hacer aunque pueda sonar paradójico, incluso para mí.
Una de las ventajas de que los cinco libros sean un diario, es que forman algo muy parecido a un mismo libro, quizá el mismo libro, con una calidad parecida y un interés para el lector también muy similar. Pero al mismo tiempo el libro tiene las suficientes variaciones como para que nunca se haga monótono ni queramos abandonarlo.
El Diario dialoga con nosotros, nos hace reflexionar y a menudo nos increpa. Además, intuyo que esto del libro se podría decir de toda la obra de Pániker, pero es un tanto arriesgado pues sólo he leído estos libros de los que hablo.
Lo bien que se leen estos diarios, o lo bien que los leo yo… Juan Antonio Tirado, escritor, periodista de Informe Semanal, me ha dicho que para él también son estupendos, incluyendo sus dos libros de memorias.
Algo muy importante en este autor, al igual que en otros que nos apetece mucho leerlos, en mi opinión, es el esfuerzo por escribirse, la tenacidad por escribirse, escribir, el “vicio”, que me decía Alberto Vázquez-Figueroa. Recuerdo que J. J. Armas Marcelo tituló su biografía de Vargas Llosa El vicio de escribir.
Pero creo también que estos cuadernos, pues así podríamos llamarlos, como el primero, el Cuaderno amarillo, aunque estén muy corregidos y sus fragmentos muy seleccionados, constituyen un gran texto formado por muchos textos —las entradas del diario—, y que estos textos hay que asimilarlos. Tampoco pienso que sea muy difícil, pero requieren un tiempo. Más que esfuerzo tiempo. Por otra parte creo que buena parte del placer que nos puedan dar estos textos viene de esa asimilación. Es como respirar con ellos más allá de la lectura.
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