Samantha Harvey, ganadora del Premio Booker, el más importante de las letras inglesas, con Orbital, un “canto de amor” a la Tierra, no cree que enviar a una mujer a la Luna sea símbolo de diversidad ni de progreso si la exploración espacial se convierte en “una nueva fiebre del oro”.
Harvey (Kent, Reino Unido, 1975) critica que “se habla de inclusión y diversidad y de que la próxima misión a la Luna incluirá a una mujer”, pero subraya que “eso no es progreso y ni siquiera es representativo”, porque “las mujeres no somos un cuarto de la humanidad. Es solo una carrera, una nueva frontera, una apropiación de tierra sobre la que no hay tratados de momento, una nueva fiebre del oro mientras llenamos el espacio de basura de la que no hay manera de deshacerse”.
La novela, editada en España por Anagrama, tiene como protagonistas a un grupo de seis astronautas que llevan a cabo una misión en la ISS, un proyecto que Harvey ve como “símbolo” de una era de cooperación internacional que está llegando a su fin. A solo 400 kilómetros de la Tierra, los protagonistas ven salir y ponerse el sol 16 veces en un día, a lo largo del cual se va formando un tifón que amenaza con causar una enorme devastación cuando toque tierra.
El punto de vista lo es todo en Orbital. La autora va saltando a los pensamientos de cada astronauta, mientras combinan sus tareas rutinarias y contemplan con extrañeza lo lejos que parecen sus antiguas vidas. “Lo interesante para mi era no tanto lo lejos que están sino lo cerca y cómo esa distancia tan pequeña lo cambia todo y hace que lo veamos todo de otra manera”.
Harvey se ha inventado con Orbital un nuevo género, que denomina “pastoral espacial”. Inicialmente quería escribir una pastoral en su sentido más tradicional, una novela sobre la naturaleza y la amenaza que supone el mundo industrializado. “De alguna manera acabé escribiendo eso mismo pero desde el espacio. Pensé que era otra forma de contemplar la belleza de la Tierra y que la estación espacial sería el pastor que vigila el rebaño”.
Como no sabía mucho del tema tuvo que investigarlo todo, casi desde cero. Aunque es una firme defensora de la ficción con mayúsculas y de atreverse a entrar en cualquier terreno, confiesa que en este caso tuvo dudas y aparcó el borrador inicial después de escribir mil palabras. Meses después, inmersa en otros proyectos, lo abrió por accidente y algo la atrapó. Siguió escribiendo hasta llegar a 30.000 palabras y se lo presentó a su agente, que la animó a seguir. Orbital es la quinta novela de ficción de Harvey, que también escribió un ensayo sobre su insomnio, Un malestar indefinido, también editado en España por Anagrama, con la que cree que Orbital tiene algo en común.
El Premio Booker es uno de los más prestigiosos del mundo anglosajón y ha recaído anteriormente en autores como V. S. Naipaul, John Berger, Nadine Gordimer, Salman Rushdie, J. M. Coetzee, Ian McEwan, Julian Barnes o Margaret Atwood. Instaurado en 1969 para los británicos, desde 2014 se aceptaron títulos de Estados Unidos y en 2005 se creó una versión paralela abierta a otras lenguas, el Booker Internacional, que el año pasado recayó en Kairos, de la alemana Jenny Erpenbeck.
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Vamos… No hace falta ser ninguna lumbrera para vaticinar que así en Cielo como en la Tierra… Las mismas obsesiones, las mismas ambiciones, las mismas infamias, las mismas manías, las mismas pasiones, los mismos instintos… En definitiva, las mismas cagadas.