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San Juan de la Cruz entre el decir y el silencio

San Juan de la Cruz entre el decir y el silencio

“San Juan de la Cruz se erige en una de las cumbres de la poesía española de todos los tiempos con una producción limitada, pero de una calidad excepcional”. Con tales palabras sintetiza María Jesús Mancho Duque, catedrática de la Universidad de Salamanca y reconocida experta en el autor, la tan alta valía y significación literarias de la obra poética del abulense. Lo hace en el tomo que se ha ocupado de editar para la colección Biblioteca Clásica de la Real Academia Española conteniendo su creación lírica cimera, conocida como Cántico Espiritual, y las demás creaciones en verso que compuso.

La ímproba tarea de esta edición crítica se ha llevado a cabo basándose en el manuscrito S, llamado técnicamente así por la letra mayúscula que remite al de Sanlúcar de Barrameda, revisado por el propio san Juan de la Cruz, quien se lo dedicó a la carmelita descalza Ana de Jesús. La preferencia de esta fuente sobre otras varias, entre ellas la del también importante manuscrito de Jaén, se fundamenta en que resulta un punto pacífico incuestionado para la investigación más especializada, en virtud tanto del crédito más que suficiente que proporcionan la autenticidad de la autoría y la supervisión por el autor, así como la fidelidad textual.

"La edición comprende copiosas, densas, variadas y pertinentes anotaciones de gran rigor y precisión en un tomo que rebasa ampliamente las 900 páginas"

La edición del Cántico Espiritual va seguida del texto en prosa de san Juan de la Cruz que constituye su “Declaración de las canciones entre la Esposa y el Esposo”, un título que permite constatar que los conceptos simbólicos de Esposa y Esposo los utilizaba el propio místico. Puntualizaré también que en esta edición no se recogen las “Declaraciones” en prosa del carmelita a sus poemas Noche Oscura y Llama de amor viva. Ciertamente resultan innecesarias para degustar estéticamente ambos poemas, si bien constituyen otros dos escritos que, desde una valoración axiológica, rayan a semejante altura artística que la alcanzada por los comentarios del autor sobre su más extenso poema, el Cántico Espiritual.  

Una peculiaridad apreciarán en esta edición del Cántico Espiritual quienes estén familiarizados con otras, y que ha de tenerse muy en cuenta a la hora de considerar la secuencia y número de sus liras: el haber puesto en un apéndice Mancho Duque, a causa de los tan arduos problemas textuales que plantea, una estrofa en la que tantos poetas y críticos se han detenido, unos para inspirarse en ella aun no siendo una de las liras más significativas y memorables, otros para dilucidar su encaje filológico más coherente. Es esta lira donde el alma, la Esposa, le hace al Esposo Amado, a Jesucristo, esta petición:

Descubre tu presencia,
y máteme tu vista y hermosura;
mira que la dolencia
de amor, que no se cura
sino con la presencia y figura.

La edición comprende copiosas, densas, variadas y pertinentes anotaciones de gran rigor y precisión en un tomo que rebasa ampliamente las 900 páginas, y en el que se van sucediendo exhaustivas puestas al día de la investigación juancruciana. Estas actualizaciones versan sobre los siguientes puntos: la vida del autor; la tradición poética en la que se inscribe y culmina enlazando distintos legados; la compleja recepción conventual, tanto manuscrita como oral, y mucho después la histórico-literaria desde finales del siglo XIX; los análisis de los poemas, desde los tres de más enjundia lírica y teológica hasta los versos de menor relieve; la historia de los textos y la relación de ediciones que la editora considera más representativas, y en la que creo pudo haber añadido alguna más; y por supuesto las particularidades del inconfundible decir poético de san Juan de la Cruz, a la vez estético y místico, o si se prefiere místico y estético. El tomo finaliza con un índice de primeros versos y otro de anotaciones. Van precedidos de una abundante bibliografía de 75 páginas en la que se relacionan hasta 35 aportes de Mancho Duque, la especialista que hasta ahora más estudios ha firmado sobre la obra lírica del reformador carmelitano.

"Su decir extraño lo logró san Juan de la Cruz valiéndose de un léxico tan bien entendible en el XVI como en el XXI, un léxico que, integrado por vocablos bien usaderos, refulgen como si nunca antes se hubiesen empleado en poesía"

Entre las páginas de lectura más atractiva elaboradas por la autora de la edición señalaría las que ponen de relieve cuándo, quiénes y por qué se fue incrementando el aprecio de san Juan de la Cruz como poeta, un aprecio que continúa en auge, no solo entre los lectores más comunes, entre los estudiosos, y entre poetas que reflejan su incidencia de manera más o menos velada, así como entre aquellos que introducen guiños ostensibles a pasajes de su obra en la suya propia, guiños de carácter literario, por supuesto. Al respecto recuerda Mancho Duque que precisamente fueron los autores del pasado siglo, y de manera especial los del 27, los que advirtieron en los versos del lírico castellano un valor poético tan remarcable como el de la extrañeza.

Su decir extraño lo logró san Juan de la Cruz valiéndose de un léxico tan bien entendible en el XVI como en el XXI, un léxico que, integrado por vocablos bien usaderos, refulgen como si nunca antes se hubiesen empleado en poesía y van a menudo henchidos de significación polivalente. La extrañeza la logró asimismo merced a unos giros estilísticos que, si bien son cotidianos y hasta coloquiales en tantos pasajes, no resultan menos admirables por la virtualidad de su empleo en ocasiones dislocado y sorpresivo, y formulado además de modo sorprendente en sus perspectivas. Y la logró también y sobre todo en gracia a la henchida polisemia de unos símbolos esenciales de carácter trascendental en los que vació y cifró una vivencia de amor místico inigualada en las letras españolas.

"Su quehacer literario, del que no procede se desgaje la indisoluble vertiente mística que lo permea, como remarcó Luis Cernuda, representa una singular experiencia de los límites entre el decir y el callar, entre el balbuceo y el silencio"

El avance cualitativo más considerable en el camino de la puesta en valor literario de la obra poética de san Juan de la Cruz se produjo a vueltas de la conmemoración, en 1942, del cuarto centenario de su nacimiento en Fontiveros. Fue Dámaso Alonso quien realizó el estudio que había de erigirse en punto de partida obligado para cuantos se sumasen a la tarea de desentrañar los mimbres compositivos del poeta del Cántico Espiritual. También decisivo iba a resultar el libro de Emilio Orozco Díaz Poesía y mística, reivindicado por el tan experto sanjuanista José Lara Garrido como el filólogo que se adelantó a deslindar con más pertinencia las afinidades del lírico carmelita con la poesía moderna.

En los vínculos que se han advertido entre la poesía de san Juan de la Cruz y las estéticas de la Modernidad, sobre todo desde el romanticismo inglés, el simbolismo, y el surrealismo con dimensión onírica, se sustenta la consideración, enfatizada por Carlos Bousoño, de que fue y es un escritor contemporáneo y en vanguardia tanto de la creación poética del pasado siglo como de la del presente. Su quehacer literario, del que no procede se desgaje la indisoluble vertiente mística que lo permea, como remarcó Luis Cernuda, representa una singular experiencia de los límites entre el decir y el callar, entre el balbuceo y el silencio. Otra singularidad literaria, además de un cúmulo de ellas que entiendo no procede ir detallando aquí, se encuentra en las posibilidades cinematográficas de las dos tramas principales de su obra poética, como bien se advierte, por ejemplo, en la estrofa segunda de su poema Noche Oscura, donde una voz de mujer, en perspectiva de flash-back, recuerda su imborrable peripecia de búsqueda mística en pos del encuentro del Amado:

A escuras y segura,
por la secreta escala, disfrazada,
¡oh dichosa ventura!,
a escuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

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Autor: San Juan de la Cruz. Título: Cántico Espiritual. Poesía completa. Editorial: Real Academia Española. Venta: Todos tus libros.

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