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Sangre en la frente, la realidad es en color

Sangre en la frente, la realidad es en color

Imagen de portada: «Niños ante cartel de Franco». Artista: Crispín Martínez

Sangre en la frente: La Guerra Civil en color propone regresar al conflicto que marcó de forma irreversible el camino recorrido por la sociedad española reciente, y que aún hoy nos invita a un ejercicio de reflexión y memoria, a través de ciento ochenta instantáneas, que son otros tantos momentos capturados en el tiempo, reinterpretados para el espectador actual por medio del color. Jordi Bru, fotógrafo y artista digital, y Jesús Jiménez, antiguo director de Desperta Ferro Contemporánea, han realizado una cuidadosa selección de imágenes en distintos fondos documentales, entre las que se encuentran obras de fotógrafos tan afamados como Centelles o Campúa; desde este punto de partida, han investigado para tratar de restituir los colores con los que ellos vieron esas escenas, acompañándolas de textos que las devuelven a su contexto histórico.

Conversamos con Jordi Bru y Jesús Jiménez sobre su libro, publicado por Desperta Ferro.

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—Jesús, como responsable de los textos y la estructura del libro, adelántanos qué va a encontrar el lector en esta guía visual por la Guerra Civil Española.

—Va a encontrar un álbum ilustrado donde la imagen es la excusa perfecta para contar ideas de fondo, trascendentes, sobre un conflicto de sobra conocido por todos, como es la Guerra Civil Española, aunque pocas veces visto de esta manera singular.

—Como historiador, ¿te habías enfrentado a un proyecto parecido antes?

"Encontrar el equilibro entre contexto y descripción de la foto ha sido un aprendizaje que he tenido que sacar a lo largo del libro"

—No, nunca. Y debo decir que la elaboración de estos textos “acompañantes” de las imágenes me han planteado nuevos retos: por un lado contar sin extenderme demasiado la historia de la propia fotografía, y por el otro narrar el acontecimiento de fondo, el episodio que dicha imagen muestra, pero sin olvidar el hilo narrativo del propio libro. Encontrar el equilibro entre contexto y descripción de la foto ha sido un aprendizaje que he tenido que sacar a lo largo del libro.

—¿Cómo se consigue la objetividad en un tema tan ideologizado como la Guerra Civil?

—Bueno, al final este es un libro de divulgación donde no hay una investigación desde el punto de vista de los textos como para que nos sintamos autorizados a dar una interpretación propia de la guerra. Lo que he hecho es basarme en historiadores solventes y autorizados, y desde esa tranquilidad de conciencia hacer mi trabajo.

Trinchera republicana en la batalla del Ebro

—Pero en la Guerra Civil parece que cada vez hay menos consensos.

—Sí, pocos consensos y muchos debates, pero es que la Historia es así, y salvo que te interese más la ideología que la Historia nadie puede aspirar a coger un solo libro de la Guerra Civil, o de lo que sea, y encontrar una explicación satisfactoria.

—¿Para quién es este libro?

"Que el lector no se pare aquí, que este libro abra las puertas de completar el conocimiento sobre el conflicto"

—Yo creo que es para un público muy amplio. De hecho, el objetivo del libro, lo que he tenido en mente, además de hacer un buen libro para introducir a la gente en el conflicto de la guerra y hacerlo a través de lo emotivo más que del contenido textual, es la intención de que el lector no se pare aquí, que este libro abra las puertas de completar el conocimiento sobre el conflicto.

—Jordi, ¿cómo ha sido el trabajo con estas fotografías?

—Son 181 instantáneas que hemos tratado de desempolvar, como decía Jesús, de cualquier tipo de ideología y que nos brindan un panorama lo más honesto posible de lo que ocurrió. Y no solo en el frente sino también en la retaguardia con los civiles, las venganzas, las represiones, los saqueos de iglesias y el papel al que quedaron relegadas en abundantes ocasiones las mujeres.

Revista del Ejército Popular en Alcalá de Henares, septiembre de 1937

—¿Cómo ha sido la selección de las imágenes?

—Partiendo de la estructuración del texto que hizo Jesús, que es sencilla, porque es un orden cronológico, pudimos trabajar en paralelo, coordinados, y lo que es más difícil, a distancia, porque estábamos saliendo del confinamiento. Ha habido mucho diálogo en la elección de las fotografías, ha sido un trabajo de equipo absolutamente.

—¿De dónde salen estas imágenes?

"No todos los depositarios de derechos de imágenes estaban de acuerdo con el coloreado de la imagen"

—JJ: En general hemos utilizado quince fuentes de imágenes; lo llamo así porque son archivos públicos y archivos privados como el Archivo Campúa, bancos de imágenes tipo comercial como la Agencia EFE y algún archivo internacional como el Archivo de la Brigada Lincoln de Nueva York.

—¿Os habéis encontrado con dificultades a la hora de plantear el coloreado de las imágenes?

—JJ: Bueno, no todos los depositarios de derechos de imágenes estaban de acuerdo con el coloreado de la imagen; esa es una dificultad real con la que nos hemos topado en más de una ocasión. Respetable, pero debo decir que es una postura minoritaria, la verdad.

División de Flechas italo-española, Zaragoza, 1937

Carrera de San Jerónimo (Madrid) bombardeada, 1936

—A la hora de colorear, ¿cómo ha sido el proceso?

—JB: Yo quería que las imágenes tuviesen emoción. Mi mirada de fotoperiodista está adiestrada en eso, en buscar la emotividad, la expresión. Siempre he buscado que la fotografía cuente cosas y no solo limitarla a ser un mero documento. Me gusta que se pueda ver la intención del fotógrafo que hizo las fotos. Claro, al colorear las fotos yo estoy dialogando con su autor, casi como con un colega, tratando de entender la elección de su instante decisivo. Es más, me atrevo a decir que estos fotógrafos trabajaron en blanco y negro porque no les quedaba otra, pues si técnicamente hubiesen tenido a mano el color, lo habrían utilizado sin dudarlo un momento.

—¿Por qué?

—JB: Porque el fotoperiodista de guerra busca retratar los hechos con veracidad, la realidad en su faceta más brutal; y la realidad es en color.

—¿Cuál ha sido la mayor dificultad?

—JB: Había que guardar un equilibrio entre lo que cuenta el historiador y lo que cuenta la imagen. Cuadrar eso no era nada fácil.

—¿Cómo te has documentado para colorear?

"El color del paisaje es tan importante como el de los uniformes o la sangre"

—JB: Foto a foto. Las calles de Gijón, los cristales de las fachadas de Santander o las calles de Triana, todo eso lo he buscado y comprobado; he viajado a los lugares, mirado centenares de fotos a color y consultado Google. En eso no se puede mentir, porque el color del paisaje es tan importante como el de los uniformes o la sangre. Y luego hay fotos que he documentado con ayuda de mis propias fotografías de recreaciones históricas, claro: correajes, trajes de buzo… Mira, por ejemplo, mis fotografías de recreación de la batalla del Ebro me han sido utilísimas para las del libro, sobre todo para los tonos del agua, el brillo del fondo más azul…

Salida de Unamuno del Paraninfo, Universidad de Salamanca

—¿Cuál es la que más te ha costado?

—JB: Pues todas las fotos que tienen un paisaje natural detrás han sido complejísimas de colorear: el agua de un río, la vegetación, todo eso tienes que interpretarlo y que encima funcione en la imagen, que no parezca artificial o superpuesto. Ese proceso se parece mucho a pintar con acuarelas.

—Hay fotos emotivas, históricas, anecdóticas y hay una foto impactante, la del solado muerto sin cabeza.

—JJ: Esa procede, precisamente del Archivo Lincoln. Nunca hemos pretendido hacer un libro escabroso, pero la guerra lo es, y llegó un momento en el que teníamos que evitar esa censura de los muertos invisibles. Esta foto nos sorprendió; era un muerto particularmente truculento. Esta era una foto que nos pedía que apareciese al final del libro, como colofón, porque lo importante no era el lugar en el que este pobre muchacho había muerto, sino que precisamente su muerte nos está expresando la muerte de todos los que cayeron en esta guerra.

Desbandá tras la caída de Málaga, febrero de 1937

—Para terminar, el título elegido es, cuanto menos, singular para un libro de historia.

—JJ: “Sangre en el frente”, como sabes, es un verso de Machado. Corresponde al poema “El crimen fue en Granada”, dedicado a la muerte de Lorca: “Sangre en la frente y plomo en las entrañas”. Me parecía una imagen perfecta, redonda, definitoria. Resume muy bien la idea del libro: la unión entre documentación, testimonio y emoción.

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Bixen
2 años hace

La primera imagen me recuerda al ‘Ecce Homo’ de Borja; que sí, pero no.
Mi madre me dijo de niño, que el azul marino va con todo y por eso, me lanaba los jerseys de ese color. Pantalón corto azul y si largo, gris de tergal (con bolsillos) y al paso con rodilleras (ya no ‘pá’ los domingos). Luego con los ‘Lois’, con mi hermano, hasta mi madre dejó pasar a un fotógrafo, para fotos a todo color de ‘estudio’, que conserva ella (vive).
Esto todo dije para aclarar, que los dos infantes de la izda. visten de azul. Yo noy de ninguno y menos del multicolor.