A las buenas, querido lector.
Supongo que si ya me conoces apenas has tenido tiempo de echarme de menos. Hace nada que terminé con la aventura del escritor quejica y te prometí que pronto nos volveríamos a ver. Y, mira, aquí me tienes. Si no me conoces todavía, creo que ésta será una estupenda oportunidad para que lo hagamos. Además, te invito a mis anteriores blogs aquí, en Zenda. Sólo tienes que pinchar el enlace de mi nombre un poco más arriba en esta misma página y verás todo lo que sale.
Pero a lo que íbamos. ¿Qué hago aquí de nuevo? ¿Es que todavía me quedan cosas que contarte?
No lo sabes tú bien.
Sí es cierto que este nuevo blog será algo más específico que los dos anteriores. Más que nada porque, en principio, está enfocado a esas personas que un día, de repente, se les va la cabeza y deciden que quieren ser escritores. Una locura. Una auténtica locura, pero qué le vamos a hacer. Antes de nada quiero aclarar ciertas cosas. Este blog no va a ser un manual que haya que seguir a rajatabla. Se podría decir que dentro del mundo de la escritura he vivido muchas cosas ya, pero sigo siendo, como quien dice, un novato. Es por eso que mis consejos podrán ser más o menos acertados, pero estarán basados en mi propia experiencia personal. Y a mí, con ellos, me está yendo de manera aceptable. Además, no tengo ninguna pretensión con este blog, lo único que quiero es ayudar a todos aquellos que están perdidos y que quizá necesiten una pequeña guía para encauzar su camino. Y estoy seguro que una vez que lo hayan hecho, no me necesitarán para nada porque habrán aprendido a volar completamente solos.
Y básicamente lo hago porque, cuando empecé, hubiera matado por tener alguno de estos consejos que he ido aprendiendo con el tiempo y también gracias a muy buenos escritores ya consagrados. Por lo que mi única intención es ayudar. En cada entrada a este blog pondré un enlace que remitirá a esta propia entrada para recordar este punto porque es importante. Quien crea que mis consejos no son los idóneos ya sabe por dónde se cierra el navegador.
Puede que me haya puesto algo borde en eso último, pero creo que no hace falta explicaros cómo está el patio en Internet y la de cuñaos que salen por doquier para tratar de explicarte tu propio trabajo. Y eso no.
Dicho todo esto, como decía, mi única intención es proveeros de algunas directrices que a mí me han venido muy bien. Es importante recalcar que lo que a uno le viene bien, a otros no, por lo que no te ofusques si lo que cuento aquí no te vale. Al final, acabarás encontrando tu propio camino, eso seguro.
Y para entrar en materia, voy a ir al primero de los consejos que te voy a dar. Como creo que una casa hay que empezarla por los cimientos, voy a comenzar hablando sobre lo más obvio y que tantas veces se ha hablado:
—Sé lector antes que escritor.
Puede parecer tan lógico que hasta dé pereza hablar de ello, pero no. Me he topado con casos de personas que se han lanzado de cabeza a juntar letras y apenas han leído algún que otro libro en su vida. Y créeme, no hay mejor manera de aprender a escribir que viendo a otros cómo lo hacen. No te hablo de copiar estilos, qué va. Pero ahora que lo menciono me viene a la mente una frase del gran Pablo Picasso: “Los grandes artistas copian, los genios roban”; espero que puedas ver el significado verdadero para la frase. Si no, sigue reflexionando.
Pero básicamente es eso. Quédate con lo positivo que puedas extraer de ciertos estilos narrativos y conviértelo en tuyo. No es más. Y sí, yo comprobé esto en mis carnes. Cuando escribí mi primera novela, por acumulación de trabajo personal fuera de la literatura, fue la época de mi vida en la que menos he leído. Quizá no sea una excusa, pero tras trabajar catorce horas todos los días llegaba a casa sin gana alguna de abrir un libro. Sólo descansar para afrontar como fuera el día siguiente. Pero justo después de publicarlo, como mis circunstancias personales cambiaron pude retomar el sano hábito de leer de manera regular. Pues bien. Ahí comencé a escribir mi segunda novela. Cuando la terminé y publiqué las primeras críticas apuntaban a una mejor redacción. A una cierta madurez adquirida. Y eso me llenó de orgullo pero al mismo tiempo me hizo pensar.
¿Qué había cambiado realmente en mi vida para conseguir eso?
No había hecho ningún curso de escritura creativa. No había estado repasando lecciones para redactar algo mejor las frases. No busqué en diccionarios sinónimos a algunas palabras para enriquecer mi vocabulario. ¿Entonces qué pasaba? Soy un poco lento y tardé algo en darme cuenta. Pero había leído como un cosaco durante ese tiempo y, sin querer, mi cerebro había asimilado información sobre redacción, estilo y aprendido vocabulario sin apenas darme cuenta. Y además, disfrutando como un cerdo en un charco de barro. ¿Qué más se podía pedir?
Esta anécdota de abuelo cebolleta sólo viene a decir que leas. Que leas mucho. Ya digo que puede parecer el abc de todo buen escritor que se precie y que es demasiado lógico, hasta para decirlo en un post. Pero créeme cuando te digo que hay mucha gente que me ha escrito pidiendo consejo y me ha acabado relatando que no lee demasiado.
Lo siento. O eres un virtuoso —que no dudo que puedas serlo— o vas a acabar estampado contra un muro del que es muy difícil levantarte. Lee, lee mucho.
Y sobre todo no temas encasillarte en leer sólo el estilo que te gusta. ¿Qué tiene eso de malo? He llegado a ver a gente realmente preocupada porque es incapaz de leer x género. Pues macho, enhorabuena porque primero has encontrado una pasión, y segundo porque estás leyendo lo que más te gusta. ¿Puede haber algo mejor que eso?
Por ahora no te voy a contar más. Esto era una toma de contacto, querido lector. Puede que te haya parecido útil o no este consejo, pero es el primero y estamos calentando motores. Aunque sí que te prometo una cosa: los próximos sí lo harán. Ya verás.
Como siempre me tienes a tu disposición. Contesto a todo el que me escribe a mi correo electrónico (BlasRuizGrau@Hotmail.com). Ahí me puedes contar lo que quieras, incluso me puedes decir si quieres que toque algún tema en concreto, aunque lo más seguro es que ya lo tenga planeado, jaja. También te recibiré con los brazos abiertos en mi Twitter. Ahí te enterarás de las novedades antes que nadie. Nos vemos muy pronto en una nueva entrega. Recuerda que el mayor secreto es la constancia, así que, ¡que no decaiga!
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