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Segunda muerte: Un thriller rural que se asoma al abismo de la pérdida de la memoria

Segunda muerte: Un thriller rural que se asoma al abismo de la pérdida de la memoria

Agustín Martínez, guionista y escritor de novelas que van más allá del suspense, es el responsable de la nueva serie de Movistar Plus+, Segunda muerte, un thriller rural en el que la demencia de uno de los personajes funciona como «la cuenta atrás» habitual en los casos de misterio.

«Normalmente, en un thriller hay un personaje al que van a secuestrar y a matar, y existe una cuenta atrás; en este caso usamos la demencia como esa cuenta atrás que podría evitar que haya una reconciliación entre Tello y Sandra«, explica el creador sobre esta serie intimista, de personajes, y arropada por un increíble entorno rural.

Protagonizada por Karra Elejalde (Tello) y Georgina Amorós (Sandra), padre e hija con una relación difícil —quizá insalvable—, Segunda muerte plantea la resolución de un crimen a través de la mirada de un hombre al que se le diagnostica demencia senil, un punto de vista, señala Martínez, «de alguien que ve cómo se acerca ese abismo de la pérdida de la identidad, de los recuerdos, de su memoria».

Autor de novelas como Monteperdido, que luego convertiría en la serie La caza, o de la seca y terrible La mala hierba (2017), Martínez forma parte desde 2018 del seudónimo Carmen Mola y hace años que trabaja como guionista de series.

«Vengo de La caza y de mucho Carmen Mola, un tipo de thriller muy marcado por la trama, y me apetecía cambiar el registro y volver al misterio en un entorno natural y dar espacio a una historia de personajes; aun así —confiesa— he usado los recursos del thriller para contar la historia de un padre y una hija».

La serie empieza cuando Sandra (Georgina Amorós), una auxiliar de la Policía Local de un pueblo ubicado en los montes pasiegos de Cantabria, descubre por casualidad en una cabaña del valle del Miera el cadáver de una mujer mayor a la que reconoce de inmediato: es Juliana, una vecina a la que habían enterrado siete años antes. Lo ilógico de la situación hace que se ponga en marcha un equipo de la Guardia Civil, que toma el mando de la investigación, con la «ayuda» de Tello, un agente jubilado de la UCO que hace honor a su apodo, «La Montaña» (Karra Elejalde), duro y reservado, padre, además, de la joven Sandra que encontró el cadáver. Retirado del cargo tras los primeros síntomas de una demencia senil, Tello echa una mano con el nieto a Sandra, quien le cuida mientras espera que el padre de su hijo (Joel Bosqued) salga de la cárcel.

«Estos dos tienen un pasado con mucho dolor, con mucho rencor, y el espectador les pilla en un momento de abrir un caminito de reencuentro», que se da precisamente por la enfermedad de él, explica Amorós a Efe. «Es un punto de partida un poco perverso, porque (Tello) —apunta Elejalde— es el que dice siempre la última frase, siempre zahiriente, con esa frialdad, tanto reproche«, que genera en el espectador la necesidad de que se arreglen.

Dirigida por Álex Rodrigo (El embarcadero) y Óscar Pedraza (Patria) en comunión, pero no a la vez, la miniserie cuenta con seis episodios de 50 minutos cada uno, que comenzará con dos el 6 de junio para seguir con uno semanal.

El ojáncanu, el matalobos y la maravilla del paisaje pasiego

Salpicada de detalles ligados a la cultura pasiega, desde el ojáncanu —una criatura mítica de un sólo ojo que representa el mal—, o el matalobos que hace honor a su nombre, la serie utiliza el clima y la naturaleza de los paisajes de Cantabria como un personaje más que envuelve la acción en una atmósfera inquietante.

Tanto los directores, como el creador y los actores parten de un conocimiento directo de la demencia; tienen o han tenido cerca enfermos (Karra ha intentado copiar la mirada vacía de su madre en los momentos más duros de la enfermedad, ha compartido con EFE) y su respeto en la recreación es máximo.

Aún así, Rodrigo advierte de que la serie «no es un retrato completamente realista, como si fuera un documental» sino una ficción que «está siempre al servicio de la historia. Hay reglas que nos tenemos que ir saltando», aunque lo importante —asegura— es «el tipo de retrato o desde qué ángulo estás mirando».

Por su parte, Pedraza agrega que, del mismo modo, las ensoñaciones del personaje, con las que trabajó en varios capítulos, «son metáforas de lo que ocurre en su mente, y hay momentos en los que él mismo, cuando vuelve a la realidad, se aterra de lo que ha pasado».

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