El jurado del Premio Jaén de Poesía ha destacado de este libro de Sandro Luna “la tierna frescura, la riqueza de las influencias que contiene y el tono juvenil y despreocupado».
Mirando tus dibujos
Para mi hija Ana
Jugabas de mañana, cuando niña,
ante una luz naciente
con la arena y el agua,
deshacías castillos.
Las murallas de Troya
no habían sido aún
ni siquiera pensadas,
niña Homero,
ni imaginado Aquiles,
Esparta, Ulises, Héctor…
Mirando tus dibujos,
cuando escribo,
pienso si yo también,
con tanta devoción,
alguna vez tracé con tan pocos colores
palabras más exactas que ese cielo.
Y si supe escuchar ese galope
yo ya llevaba en mí
ese caballo en llamas más que el sol.
Ariadna
(Una elegía para mi padre muerto)
A María Moya Fombellida
Miro la catenaria
como si tú aún
tomaras el tranvía.
Y miro, sin mirar, el cielo; huele
a pájaros y a nube,
a tabaco, a café.
Y me queman los ojos
y pienso en esos trenes de carbón
y en avivar el fuego y en Ariadna,
como si ella pudiera,
ahora que eres pan para la tierra,
mostrar el laberinto con un hilo.
La pobreza
(Lágrimas)
A José Luis Vidal Carreras
El aire es un maestro
que no admite contrarios.
Cada noche,
en silencio,
entrego mi oración
al vacío que somos.
¿Es ésta la pobreza?
Gota viva y atroz,
haz que todo se pare.
Claro espejo del ojo,
dime ahora.
¿Cómo hacer el nudo de una horca?
(A medianoche)
El cerebro está oscuro cuando arde.
CARLOS EDMUNDO DE ORY
Mi escritorio soy yo:
una regla sin dueño, cien exámenes,
un verso emborronado, la libreta
de notas, ese lápiz
encima de un dibujo de mi hija,
el cargador del móvil,
un paquete de kleenex,
un vaso de cerveza, el cenicero,
Resurrección de Tolstoi,
un mail en la pantalla,
el Walden de Thoreau como una mariposa
de par en par abierto,
la baraja del Uno aún por barajar,
la impresora encendida,
restos de marihuana, la taza de café
de ayer por la mañana,
los libros de semanas apilados
igual que Il Campanile,
la llamada perdida del amigo al que amo,
lo que busqué en el Google la otra noche.
Niña pequeña
A Lara Paredes
Si yo no puedo verme,
me miraré en ti;
niña pequeña
que no sabes contar
aunque en los dedos lleves
el misterio del mundo.
Tonto
A mis alumnos
Hablé a mis alumnos de Tonto el otro día.
Tonto es un gato
perezoso y feliz.
Eduardo Jordá le dedica un poema.
Ellos desconocían
qué quería decir
alféizar o cortejo funerario
y, sin embargo,
por esos nubarrones que llegan desde el sur,
supieron que la muerte,
de algún modo,
ardía en las palabras que ignoraban.
Siento que dejan de ser felices,
que la vida, con su verdad a medias,
les obliga a otras cumbres más ruinosas.
Me parece entender a mis alumnos
lo mismo que a ese gato del poema…
Y por eso deseo
que Tonto permanezca
eternamente vivo en su memoria:
feliz, tumbado en el alféizar
mucho antes de la lluvia.
Sandro Luna (L’Hospitalet de Llobregat, 1978) es autor de los libros de poemas ¿Estamos todos muertos? XXXI Premio Internacional de poesía Arcipreste de Hita) (Pre-Textos, 2010); Eva tendiendo la ropa. XXVIII Premio Internacional de poesía Antonio Oliver Belmás, (Pre-Textos, 2015); Casa sin lugar (Canto y cuento, 2018) y de la plaquette Fuego de San Telmo (Banda Legendaria, 2020). Trabaja como profesor en l’Escola UTMAR d’Esplugues de Llobregat impartiendo Lengua Catalana, Lengua Castellana, Historia y Filosofía. Con El monstruo de las galletas gana el Premio Jaén de poesía, 2020, publicado por Ediciones Hiperión.
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Autor: Sandro Luna. Título: El monstruo de las galletas. Editorial: Hiperión. Venta: Todostuslibros
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