Inicio > Libros > Narrativa > Señales estelares
Señales estelares

«Hay un hombre de las estrellas esperando en el cielo. Le gustaría bajar a conocernos, pero cree que nos volveríamos locos…», cantaba el eterno David Bowie (1947-2016) tres años después de que pisásemos la Luna por primera vez. Pero lo cierto es que, con la honrosa salvedad de E.T. y de ALF, no sabemos de muchos extraterrestres que hayan decidido visitarnos desde entonces. ¿A qué se debe? Bueno, entre las múltiples hipótesis que se han enunciado como posibles respuestas a la famosa paradoja de Fermi —sí, ya saben, la aparente contradicción entre las estimaciones de vida inteligente ahí fuera y la falta de pruebas al respecto— las hay de todos los cuños: existen y no nos damos cuenta, existen y no se comunican con nosotros, se comunican y no los oímos, estuvieron aquí antes de que existiéramos, ya se han extinguido, nunca existieron o no existen todavía porque… ¡somos nosotros mismos!

Yukio Mishima (1925-1970) parte de una solución mucho más poética en La estrella más hermosa (Alianza, 2024), evocadora y bellísima novela de ciencia ficción blanda donde no solo hay personas dicen venir de otros planetas, sino que el futuro de la humanidad podría estar en sus manos.

"Sorprende gratamente que aún queden líneas por publicar de una personalidad tan extravagante y reconocible como la de Mishima, pero así es"

¿Se ha preguntado qué haría usted si un buen día avistase un platillo volante? ¿Y si gracias a esa visión recordase que no solo usted sino también su pareja y sus hijos proceden cada uno de un planeta diferente del sistema solar? No hablamos de reptilianos, replicantes ni teorías conspiranoicas sobre la perversa genealogía de este o aquel político (¿o quizás sí?); me refiero a personas en apariencia corrientes que hasta entonces, hasta que tiene lugar el providencial avistamiento ovni, parecían haber olvidado por completo sus respectivos orígenes venusianos, marcianos, mercurianos o jupiterinos. Esto es lo que sucede en plena Guerra Fría con la familia Ōsugi: el idealista Jūichirō es el primero en recordar su sideral extracción, pero luego lo harán sus hijos adolescentes, el mundano Kazuo y la etérea Akiko, y también Iyoko, su siempre atenta mujer. Cuando Jūichirō emprenda una cruzada en pos de la paz mundial y el no a la amenaza bélica nuclear, cada uno de los miembros de la familia lo vivirá de manera distinta, pero no solo eso; puede que fuera de casa haya quien no vea con tan buenos ojos ni tan loable misión ni a ellos…

Estamos ante un libro único por varios motivos, y me explico. Sorprende gratamente que aún queden líneas por publicar de una personalidad tan extravagante y reconocible como la de Mishima, pero así es: escrita en 1962, es la primera vez que esta obra se traduce al castellano. Asombra también ver al autor de una obra vasta y decididamente realista escribiendo ciencia ficción, y se sabe que el propio Mishima se sentía muy vinculado a este texto, que consideraba entre lo más granado de su producción literaria. Asimismo, puede deslumbrarnos que un hombre que fundó una milicia privada, que terminó violentamente su vida tratando de alentar una insurrección militar y reclamando una vuelta a los valores del Japón clásico, firmase un libro marcadamente pacifista y, por momentos, inocente; y digo «puede» porque si algo sabemos de Mishima es que forjó su alma a base de contrastes.

"Para todo ello, Mishima se vale de escenas preciosas y provistas de alta carga simbólica, en las que la especulación ufológica convive con la rigidez de la tradición nipona, con la austeridad de un poema haiku y hasta con el antiquísimo teatro noh"

La concordia que viene del espacio para salvarnos de nosotros mismos ofrece paralelismos con La historia de tu vida (1999) —novela corta de Ted Chiang (1967) adaptada por el «dúnico» Denis Villeneuve (1967) en el excelente filme La llegada (2016)—, e incluso con la trilogía de novelas  iniciada por El problema de los tres cuerpos (2006), de Liu Cixin (1963), también recientemente adaptada a serie televisiva. Pero el parecido termina ahí. Mishima está mucho más interesado en exponer si merecemos o no seguir habitando el planeta que poco a poco estamos destruyendo, y en contraponer posiciones antagónicas: el idealismo global se enfrenta al pragmatismo individual, determinismo vs libre albedrío, y, en suma, una visión más optimista de nuestra existencia contra el pesimismo vital que parece haberlo impregnado todo.

De este modo, se nos habla de la necesidad de diferenciarnos de los demás, pero también del señalamiento al distinto, y del paso de los años en una familia donde los hijos empiezan a perseguir sus propias metas y los padres deben llenar de sentido las ausencias. La dificultad para comunicarse, marca de la casa en la sociedad japonesa, está muy presente en la novela, igual que el llamado omoiyari, esa suerte de sensibilidad de un individuo para imaginar los sentimientos y problemas personales de los demás teniendo en cuenta su situación.

"Es una delicia tener la oportunidad de acercarse desde la novedad a un texto de raigambre puramente humanista y cargado de lecturas filosóficas acerca de qué es lo que nos mantiene unidos como especie"

Para todo ello, Mishima se vale de escenas preciosas y provistas de alta carga simbólica, en las que la especulación ufológica convive con la rigidez de la tradición nipona, con la austeridad de un poema haiku y hasta con el antiquísimo teatro noh. Hay notas de humor negro bien llevadas, hay reflexiones imaginativas y un narrador omnisciente de alto riesgo que, sin embargo, sale airoso del lance gracias al oficio del que solo es capaz un maestro.

Así que háganme caso: es una delicia tener la oportunidad de acercarse desde la novedad a un texto de raigambre puramente humanista y cargado de lecturas filosóficas acerca de qué es lo que nos mantiene unidos como especie, máxime si va firmado por uno de los artistas imprescindibles del siglo XX. Al final de su vida, el físico italiano Enrico Fermi (1901-1954), el de la paradoja, dudó que el ser humano estuviese en condiciones de hacer buen uso de la tecnología nuclear que él mismo había contribuido a desarrollar. Y es que, visto lo visto, ¿cómo confiar en una especie tan contradictoria como la nuestra? Por si las moscas, ya saben lo que decía el bueno de Bowie sobre ese hombre de las estrellas: «si le hacemos señales puede que aterrice esta noche…».

—————————————

Autor: Yukio Mishima. Título: La estrella más hermosa. Traductores: Fernando Cordobés y Yoko Ogihara. Editorial: Alianza. Venta: Todos tus libros.

4.9/5 (7 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios