En la BBC 2, me refiero, «of course».
El sábado 23 de abril de 2016, 400 años después de la muerte de William Shakespeare, el segundo canal de la Corporación Emisora Británica emitió, entre otros muchos actos programados para la esperada efemérides, un especial de dos horas, Shakespeare Live!, retransmitido en directo desde el Royal Shakespeare Theatre de Stratford-upon-Avon, que además se pudo ver en directo desde algunos cines en pantalla grande. Presentado por David Tennant y Catherine Tate, el espectáculo, que aún se alargó unos veinte minutos más, constó de un gran número de piezas cortas, de unos cinco minutos de duración cada una, inspiradas en diversas obras del escritor. Hubo desde recitados a la manera más clásica de varios de sus versos más conocidos hasta imágenes de archivo sobre adaptaciones africanas o asiáticas. Hubo danza clásica y danza moderna, hubo números musicales sacados de West Side Story o Kiss Me, Kate, hubo un Romeo y un Hamlet negros, y un Benedicto y una Beatriz hechos por británicos de origen indio. También hubo varios números cómicos donde los dramaturgos rivales de Will Shakespeare hacían coñas con su apellido, o donde varios de los últimos Hamlets más reconocidos de la escena británica se turnaban para explicar a un pobre novato cómo recitar bien aquello de «ser o no ser», cuestión que quedaba zanjada cuando todo un experto en hacer de príncipe, el actual de Gales (muchos años ya en el papel), declamaba al auditorio las palabras una vez escritas para el ficticio de Dinamarca.
Hubo momentos para la intensidad dramática, para las risas cómicas, para el vestuario imaginativo y para salir a escena en ropa de calle. Tennant y Tate hilaban cada número con precisión de presentadores de gala de premios, sin dejar caer el interés y sin el respiro de pausas publicitarias, aunque a veces les daba un relevo aquel Shakespeare enamorado (y oscarizado), Joseph Fiennes, repasando poco a poco la vida del homenajeado hasta llegar a su muerte. Estuvo Judi Dench, estuvo Helen Mirren, estuvo Ian McKellen, y Benedict Cumberbatch, y Tim Minchin, y otro montón de gente más o menos conocida fuera de la Pérfida. Varios de los versos se acompañaron de música de todo tipo, desde una simple guitarra de cantautor hasta ópera francesa, pasando por hip-hop, blues, balada a piano, coro multitudinario o jazz compuesto por Duke Ellington. Entre todos hicieron pasar por el escenario a reyes, nobles, soldados, enamorados, enemigos, amas de cría, mezquinos, gordinflones, borrachines, asnos encantados… Todo ello cerrado con los últimos versos de El sueño de una noche de verano, que es como se cierran las cosas.
Y nada, si este blog va de escritores y su relación con la televisión o el cine, pues Shakespeare y este especial cumplen ambos requisitos. Estuvo disponible en la página de la BBC en internet, aunque está geobloqueada y no se pueden visualizar sus vídeos desde el extranjero («El continente, aislado»), pero imagino que pronto habrá otras maneras de acceder a él. Y bueno, no es por comparar a Miguel con Guillermo otra vez y tal y cual, pero todo esto se dio en «prime time», desde las 8.30 de la noche, mientras que La 2 española se limitaba a un Página 2 cervantino de treinta minutos, y tras una pausa de tres horas reciclaba Las locuras de Don Quijote, rodado en el año 2006, comenzando la emisión a medianoche, o sea, técnicamente el domingo. Que trajes tenemos, y algunos bien hechos, pero hay que lucirlos.
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