Se hace difícil traspasar al papel, de nuevo, el horror que se esconde en las páginas de Violación, título de Joyce Carol Oates que estos días publica la editorial Contraseña (con traducción de Pepa Linares). Se hace difícil que ese horror no se quede dentro de cada lector y sólo pensar en ello remueva dolorosamente cada detalle que Oates narra.
¿Se puede describir con la precisión de un cirujano una agresión sexual cometida por nueve jóvenes contra una madre y su hija? Se puede.
¿Se puede escribir una ficción sobre una vejación que marca la existencia de varias generaciones? Se puede.
¿Se puede transmitir la falta de empatía de una población —la de Niagara Falls— que cree que los verdugos son víctimas? Se puede.
¿Se puede relatar la duda generalizada sobre una terrible denuncia de agresión? Se puede.
¿Se puede restar credibilidad en un juicio a la víctima de una violación? Sí, se puede.
Se puede. Se hace todos los días. Se puede.
Quizá por eso, porque se puede, Joyce Carol Oates lo ficcionaliza. Porque para el lector —a pesar de todas estas posibilidades que la vida nos trae cada día, a los titulares de los telediarios, al gorgojeo de las redes sociales, a nuestros mentideros habituales, al “le ha pasado a una amiga de una amiga”, a las más que habituales “manadas”, a las jóvenes que aparecen agredidas e inconscientes…— es más fácil concederle a estos hechos la suspensión de incredulidad que toda ficción trae consigo, que asumir que la novela que hoy publica Contraseña se escapa de sus páginas todos los días.
Esta novela, escrita en 2004, presenta una violación múltiple y tortura por medio de una narración polifónica. Varias voces testigos, protagonistas de los hechos, nos acercan a una terrible agresión que tuvo lugar en Niagara Falls en julio de 1996.
La crudeza de los testimonios de estos narradores testigos, que, en ocasiones pueden llegar a ser incluso poco fiables, sostiene la sorprendente creación de una atmósfera, una bruma sobre la que se extiende el miedo que empapará al lector.
Esta narración múltiple encontrará recovecos por los que permear en nuestro inconsciente, derribará las más férreas barreras que pongamos a esta ficción. Esta bruma de miedo que nos cala más allá de estas páginas, más allá de los tres lustros que han pasado desde que fue escrita, más allá de nuestras puertas cerradas bajo llave y más allá incluso de nuestra carne… esta bruma se detiene ahí, a un pequeño paso de nuestros huesos.
Cada uno de los breves capítulos que conforman esta novela permite que esta bruma húmeda y sutil reverbere, poco a poco, incluso tiempo después de haber leído la obra. Cada uno de los breves testimonios que aparecen en Violación consiguen que el lector se vea incapaz de escapar de una bruma que nos acorrala, que nos impide ver más allá, que nos aboca a descubrirnos temerosos, vulnerables, víctimas a veces, esta bruma que nos descubre que sí, que el miedo está ahí, que, como dice la joven Bethie (hija de Teena, la mujer agredida), es cuestión de buena suerte o mala suerte. Pura suerte. Cómo se decide una vida, cómo acaba una vida.
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Autora: Joyce Carol Oates. Traductora: Pepa Linares. Título: Violación: Una historia de amor. Editorial: Contraseña. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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