Segunda parada de la apasionante travesía de Siempre al Oeste, y la hacemos de la mano de un invitado de excepción: David Summers. De nuevo, María José Solano y JEOSM se ponen a los mandos en esta singular aventura.
En su paso por Siempre al Oeste, David se sincera sobre cómo influyó en él la figura de un genio como su padre, nos habla de sus precoces inicios en el mundo de la música o de su inquebrantable amistad con el resto de los miembros de Hombres G y nos confiesa quiénes son sus inseparables Paco y Norah.
El entrevistado es hijo de mi admirado Manuel Summers, un humorista con el que siempre me reía a carcajadas.
Todavía recuerdo cómo contaba la graciosa historia de «el gato». También vi «Del rosa al amarillo», magnífica película dirigida por su padre.
La época de Hombres G no pertenece a mi generación y aunque sus canciones sonaban siempre en todas las emisoras y yo conocía los títulos, no tenía querencia por ellas. Me parecían bromas de un grupo de amigos.
Al escuchar a David Summers, he comprendido que el que yo no entienda su música, otras personas sí la entienden y les gusta.
Además, ha reconocido su evolución y estudios a lo largo de su trayectoria musical.
La imagen que proyecta es la de un «buen chaval», sin ínfulas de compositor, admirador de su padre, rodeado de amigos y como no, enamorado de sus canes.
Le deseo toda clase de éxitos como ha cosechado hasta ahora.
Ser famoso para decir obviedades y quedar como un intelectual. Penoso.