Siete libros para celebrar septiembre, para reafirmarse en la escritura en libertad; para saber que gozamos internamente con la lectura –y que eso se nota por fuera–; para constatar que los libros nos hacen más libres; para comprobar una vez más, desde esta apacible prisión de Zenda, que no solo leemos para matar el tiempo…, porque ya lo dijo el gran patafísico, George Perec: “Vivir es pasar de un espacio a otro haciendo lo posible por no golpearse”.
Porque septiembre es poesía (también junio y abril y…), quiero recordar a José Antonio Muñoz Rojas, malagueño de Antequera, (1909-2009), amigo de Unamuno, de Cernuda y de Leopoldo Panero; traductor de John Donne, William Wordsworth y T.S. Eliot (poeta y exbancario como Rojas). Y no solo recordarlo sino escribir un poema sirviéndome de los títulos de sus libros, en honor a este andaluz surrealista y con posibles:
Versos de retorno quise ser
y me veo como un Soneto de amor por un autor indiferente.
Abril del alma enciende mi pecho
entre Las cosas del campo.
Viviré siempre con mis Cantos a Rosa,
con mis Lugares del corazón:
Salmo, Ardiente jinete, Rayo sin llama,
Objetos perdidos, Entre otros olvidos…
y yo,
Yo sólo sé nombrarte.
Ya se ve que Muñoz Rojas escribió hermosos libros con hermosos títulos. Entresaco estos versos finales de un poema más largo sin título, cuyo primer verso dice: “Me la encontré de pronto”.
(…) Así, de pronto.
¿Cómo esperar de pronto que en septiembre
ocupado en las cosas de septiembre,
en esperar la lluvia, arar el campo
o fatigar el monte, tú vinieras,
tan alegre diciendo: José mío,
si vieras qué hermosura de viaje?
La hermosura del viaje, como símbolo, han sido siempre para mí los libros. Ese inefable invento de la cultura que te eleva hasta donde no podías imaginar, que te saca de las horas y de los días, de arar el campo o fatigar aceras, porque si te llama, como hizo el amor con Pedro Salinas “lo tiraría todo: los precios, los catálogos, / el azul del océano en los mapas, / los días y sus noches / los telegramas viejos…”.
Para empezar septiembre con buen pie, este monumento a la vida que es la correspondencia entre Juan Ramón y Zenobia. Septiembre, pues, con un brindis para desear larga vida al sector editorial.
1.- Monumento de amor. Epistolario y lira. Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí. Correspondencia 1913-1956. Edición de María Jesús Domínguez Sío. Publicaciones de la Residencia de Estudiantes.
“Una carta viene a ser una tentadora encrucijada de intenciones”, dice José-Carlos Mainer en la solapa de este libro, una edición impecable como nos tiene acostumbrados la Residencia de Estudiantes en todas las publicaciones que aborda. Juan Ramón y Zenobia se cartearon incesantemente desde el momento en que se conocieron -precisamente en la Residencia de Estudiantes- y enamoraron, en 1913. Una relación epistolar de 702 cartas (650 de ellas eran inéditas), de las cuales 400 las escribió J.R.J. y las 30 restantes, Zenobia Camprubí. La última carta la escribe Zenobia desde Boston, el 12 de septiembre de 1956 (el 25 de octubre de este año le comunican a J.R.J. que ha ganado el Nobel de literatura). Zenobia morirá el día 28 de octubre y Juan Ramón, en mayo de 1958, dos años después.
2.- La lengua de los dioses. Nueve razones para amar el griego. Andrea Marcolongo. Traducción de Teófilo de Loyola y Juan Rabasseda. Taurus.
¿Si las Humanidades tuvieran un lugar importante en la Universidad española se publicarían libros como este?, probablemente no, aunque en los tiempos que corren, en que los pocos lectores emplean su tiempo de ocio en novelas de evasión y entretenimiento, algunos autores y algunas editoriales nos alegran con libros como este que, según los datos aportados, ha sido una de las sorpresas editoriales del año en Italia con más de 100.000 ejemplares vendidos. La autora, milanesa de 1987, reside en Sarajevo y según cuenta, la comprensión del griego clásico ha sido su gran tema de reflexión. Esta pasión que siente Marcolongo por la lengua griega es la misma que muchos de los romanos cultos de la República y del Imperio, como Julio César, por ejemplo, sentían. En mis lejanos tiempos de estudiante nos batíamos el cobre con el latín desde segundo de bachiller, y con el griego clásico desde cuarto. Conozco mejor mi idioma con estas bases lingüísticas.
3.- Asesinato. Danielle Collobert. Traducción de Pablo Moíño Sánchez. La Navaja Suiza.
La Navaja Suiza es una pequeña e incipiente editorial que la forman tres personas con la firme convicción de desarrollar un trabajo de calidad publicando solo libros escogidos. En su catálogo cuentan con tres títulos y otros dos en preparación: En el corazón del corazón del país, de William H. Gass (del que están a punto de sacar un ensayo sobre el color azul); La casa grande, de Álvaro Cepeda Samuño; Autogol, de Ricardo Silva Romero, de próxima publicación, y esta novedad de Danielle Collobert (Rostrene, 1940- París,1978), titulada Asesinato, un libro de lectura rítmica de una escritora que se ha mirado al interior de sí misma en donde no siempre ha podido encontrar argumentos que la amarraran a la vida.
4.- Una verdad extraña. (Poesía 1974-2017). Manuel Ruiz Amezcua. Edición e introducción de Carlos Peinado Elliot. Editorial Comares.
Resumo estas palabras de Fanny Rubio pronunciadas en la Residencia de Estudiantes con motivo de la presentación de Del lado de la vida -que Carlos Peinado recoge para concluir la larga y documentada introducción a este libro-, para que el lector conozca y sienta quién es el poeta Ruiz Amezcua y la importancia de su voz en el contexto de la lírica española actual: “Nos damos cuenta que han sido 40 años de invisibilidad. Manuel no ha sido paseado por escenarios mediáticos. Este testigo de la negación ha sido condenado por las corrientes dominantes y oficiales de la poesía española a una permanencia en el desierto. No lo han promocionado ni los consabidos premios oficiales (…). Estamos ante una poesía que está al nivel de la alta calidad de la mejor poesía moderna”.
¿No es hora ya de que Manuel Ruiz Amezcua reciba los honores que merece?, el primero con el reconocimiento de los lectores.
5.- Un lugar donde esconderse. Christophe Boltanski. Traducción del francés de Vanesa García Cazorla. Siruela.
Esta primera novela se ha alzado con dos galardones importantes en Francia: el Premio Fémina y el Prix des Prix, galardón que premia a la mejor novela elegida entre las vencedoras de los premios de la Academia Francesa, Décembre, Fémina, de Flore, Goncourt, Interallié, Médicis y Renaudot.
Un lugar donde esconderse cuenta la historia de su familia, una familia ciertamente peculiar a la que el autor rinde sincero homenaje. Claro que la familia Boltanski tiene una existencia complicada en los años de la Segunda Guerra Mundial: un bisabuelo judío que regresa de un campo en Odessa, la invalidez de la abuela y el encierro del abuelo en un zulo serán condicionantes importantes pero los Boltanski sabrán sacarle partido a la vida y no dejarán de desarrollar sus cualidades artísticas. Christophe Boltanski (Boulogne-Billancourt, Francia, 1962) ejerció el periodismo en Libération, siendo corresponsal en Londres y Jerusalén, forma parte del equipo de Le Nouvel Observateur y es redactor jefe de la Revue XXI.
6.- La solución de los telómeros. Elizabeth Blackburn y Elissa Epel. Traducción de Darío Jiménez Irimizaldu. Aguilar.
A pesar de tener un título tan aparentemente críptico, la inmersión en este libro nos ayudará a conocernos mejor por dentro porque los telómeros, esa porción de ADN que está en los extremos de los cromosomas, se relacionan con el envejecimiento de las células. Uno de los secretos para evitar que el envejecimiento sea prematuro es evitar que se acorten los telómeros y eso se sabe, por ejemplo, si somos capaces de centrar la atención en lo que se está haciendo y no tener una mente dispersa, en poder conciliar el sueño y dormir al menos siete horas, en hacer deporte, controlar el estrés con algunos ejercicios mentales, comer bien y tener un metabolismo sano, tener curiosidad intelectual, interés por el trabajo, buena socialización…, Todo bien conocido en los últimos años en que se está escribiendo tanto sobre la salud. Todas estas buenas prácticas consiguen incrementar la telomerasa, que es la enzima que ayuda a alargar los telómeros y, por tanto, conseguir retrasar el envejecimiento celular, o lo que es lo mismo: que su avance se produzca con mayor lentitud. Lo dicen una premio Nobel de Medicina y una doctora en Psicología.
7.- Confesiones de un hombre en pijama. Paco Roca. Astiberri.
Paco Roca (Valencia, 1969) es un autor que goza de un merecidísimo éxito con todo lo que publica. Es colaborador de El País y de Academia. Revista del Cine Español. Debe de andar por la docena de títulos en la editorial Astiberri. Con uno de ellos, Arrugas, fue galardonado con el Premio Nacional de Cómic, 2008, y en el mimo año obtuvo los premios al mejor guión y mejor obra en el Salón del Cómic de Barcelona. Tiene también un Goya al mejor guión (2012).
Con estas Confesiones Paco Roca culmina la saga que empezó con Memorias de un hombre en la cama (2011) y continuó con Andanzas de un hombre en pijama (2014), trilogía que será llevada al cine este año interpretada por Raúl Arévalo como el álter ego del dibujante.
Hay en Paco Roca algo de Woody Allen. Su personaje duda y titubea, es bondadoso y simpático sin pretenderlo y siente que el mundo es complicado. El director de su banco le torea (en “La deuda pegajosa”) o se solidariza con el débil indígena, porteador en las películas de Tarzán, en “Los otros”. Ahora estamos a la espera de que se estrene la película de animación que se está preparando sobre este antihéroe.
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