La escritora Siri Hustvedt reivindicó «la ambigüedad, los matices y la complejidad» en la obra de su marido, Paul Auster, en un acto de homenaje en el Círculo de Bellas Artes (CBA) de Madrid organizado junto a su editorial, Seix Barral, como muestra de la especial relación del escritor neoyorquino con España.
Cientos de personas hicieron cola y muchas se quedaron fuera del evento, en el que Huvstedt avanzó que está trabajando en un libro de memorias sobre su marido, que llamará Ghost Stories y que incluirá lo último que escribió, un pequeño libro de 35 páginas llamado Cartas a Miles y dirigido a su nieto.
«Su obra no puede archivarse bajo el posmodernismo ni ninguna otra etiqueta», subrayó tras recordar que gran parte de lo que escribía surgía de lugares inconscientes y que así fue con su última novela, Baumgartner, que ella le animó a concluir, pese a sus dudas. Auster no ansiaba escribir otra novela después de La llama mortal de Stephen Crane y 4 3 2 1. «A veces se le ocurría una idea y se daba cuenta de que ya había escrito ese libro, pero creo que ese sentimiento de conclusión le ayudó a morir bien», señaló. Según dijo, pudo despedirse de sus amigos, a quienes contaba bromas e historias y encaró la muerte con «calma, claridad y valentía». Destacó su amabilidad como último regalo para los que le han sobrevivido pero también su sentido del humor porque «estar casada con Paul Auster era, sobre todo, divertido».
En el homenaje participaron también Enrique Vila-Matas, David Trueba e Inés Martín Rodrigo, que evocaron su relación con Auster, y la editora Elena Ramírez, quien subrayó que «muy pocos autores han sido tan leídos y queridos» en España como Auster y que desde su fallecimiento se han sucedido los homenajes en librerías de todo el país y en América Latina.
Vila-Matas recordó una cena en su casa de Brooklyn que para él suponía estar «en el centro del mundo» y la conexión entre ellos a pesar de que no hablaban el mismo idioma. Para Trueba la lectura de su última novela tuvo un sabor de despedida y contenía un mensaje para los que se quedaban: «Será difícil, tendrás que encontrar nuevos aliados y armas, gente que llene los huecos vacíos, pero hay que seguir». Martín Rodrigo destacó su generosidad y amabilidad, y la presentadora del acto, la periodista Marta Fernández, leyó una carta de Pedro Almodóvar, quien lo conoció en el Festival de Cannes en mayo de 1997 durante un posado multitudinario en el que el manchego no dudó en acercarse para expresarle su admiración y que supuso el comienzo de su amistad.
El cierre corrió a cargo de su hija, la cantante Sophie Auster, quien acudió junto a su marido el fotógrafo Spencer Ostrander y su hijo. Sophie Auster le dedicó a su padre la canción «Blue Team», que forma parte de su nuevo álbum, Milk for Ulcers.
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