Terminó (por fin) la serie de HBO basada en la saga de novelas Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin. Como es habitual en este país, las RRSS se han llenado de guionistas amateurs explicando que el final es un truño como la copa de un pino (y perdonen la expresión) y que, evidentemente, ellos lo hubieran hecho mucho mejor. Esas cosas parece que solo pasen aquí, donde todos somos entrenadores de fútbol durante la liga, bomberos cuando se quema Notre Dame y jueces, legisladores y ejecutores cuando corresponde… Así que mientras esperamos (sentados) a que el señor Martin termine los dos volúmenes que le faltan por entregar (y los seguidores llevamos ocho años de espera), mejor que nos centremos en un detalle de la ambientación que, a mí particularmente, me llama mucho la atención. Llámenlo deformación profesional, si quieren…
Se empieza a hablar del juego “Sitrang” (“Cyvasse”, en la versión original inglesa) en el cuarto libro de la saga, Festín de cuervos. Se nos dice que es un juego procedente de Volantis, traído a Dorne por marineros y mercaderes. Entre los dornienses tiene una gran acogida y todos, tanto nobles como plebeyos, juegan a él. Trystane Martell enseña a jugar al sitrang a su prometida, Myrcella Baratheon, cosa normal, teniendo en cuenta que la casa Martell es la que gobierna Dorne. Eso explica también por qué el príncipe Doran Martell deja un tablero de sitrang en las habitaciones de la princesa Arianne cuando retiene a ésta como prisionera, para que aprenda a jugarlo y se distraiga. Ella no le hace ningún caso, por cierto… Bueno, ella se lo pierde.
Pero el auténtico maestro del juego es Tyrion Lannister. Encontramos al “Gnomo” en Danza de dragones jugando al sitrang durante su viaje en la barcaza La Doncella Tímida, y luego, en Essos (al este de Poniente) usa su habilidad con el juego para sacarle información al oficial de aduanas Qavo Nogarys. Más adelante, cuando Tyrion se convierte en esclavo de Yezzan zo Qaggaz, se distrae jugando con Ben Plumm el Moreno.
Martin confesó en una entrevista, hace ya unos años, que se juega sobre un tablero de escaques, como el ajedrez, y que en su cabeza pensó en una amalgama de reglas del ajedrez, el Stratego (el popular juego de mesa) y el Blitzkrieg, (un juego de ordenador desarrollado por Nival Interactive en el año 2003, al que Martin es moderadamente aficionado). Pero admitió que nunca había escrito las reglas, ni pensaba hacerlo. Eso no quita que aficionados de la saga (y la serie) hayan desarrollado sus propias reglas, que se pueden encontrar en internet buscando un poco (e incluso jugar online, pero bueno). Sin pretender ser más papistas que el Papa, un resumen de esas reglas sería:
Hay diez tipos de piezas (y un accidente del terreno):
Chusma (3 piezas). Movimiento 3 casillas, Fuerza de ataque 1
Lanceros (2). Movimiento 2, Ataque 2. Ventaja sobre Caballería Ligera.
Ballesteros (2). Movimiento 1. Ataque 2 / Distancia 2. Ventaja sobre Elefante.
Caballería ligera (2). Movimiento 3+2. Ataque 2.
Caballería pesada (2). Movimiento 2+2. Ataque 3.
Catapulta (2). Movimiento 2, Ataque 3 / Distancia 3. Ventaja sobre Dragón.
Trabuquete (2). Movimiento 0, Ataque 1 / Distancia 3. Ventaja sobre Dragón.
Elefante (2). Movimiento 3, Ataque 4.
Dragón (1). Movimiento en línea recta. Ataque 5.
Rey (1). Movimiento 2, Ataque 2.
Montañas (2) Movimiento 0, Ataque 0, Ocupan 4 casillas.
Se puede mover tanto en horizontal como en vertical o diagonal, excepto el Dragón, que puede mover lo que quiera, pero siempre en horizontal o en vertical. El juego termina, al igual que en el ajedrez, cuando es eliminado el Rey del bando contrario. No hay avisos para ello (es decir, que no hay anuncios de “jaque”).
El despliegue se realiza oculto, poniendo una pantalla en mitad del tablero. Así los dos contendientes colocan sus piezas en secreto. Empieza el juego el jugador cuyo Rey esté más cerca de la pantalla central (es decir, en una posición más arriesgada)
¿Les parece fácil? No lo es tanto, hay una serie de excepciones:
Hay unidades que tienen “Ventaja” sobre otras. Eso significa que si atacan en su turno a dichas unidades, las vencen automáticamente. Toda unidad tiene “Ventaja” contra las piezas de ataque a distancia (Trabuquetes, Catapultas y Ballesteros), excepto las piezas de ataque a distancia.
Ninguna pieza puede terminar su movimiento en una casilla ocupada por una montaña, ni pasar a través de ellas (excepto los dragones, que se supone que las sobrevuelan). Los proyectiles de las unidades a distancia no pueden atravesarlas tampoco.
Las piezas de caballería mueven dos veces por turno y pueden atacar dos veces.
El dragón avanza en horizontal o en vertical cuantas casillas desee… a no ser que tropiece con unidades de ataque a distancia. Entonces ha de detenerse a pelear.
Las piezas de ataque a distancia (ballesteros y trabuquete) han de elegir en su turno entre disparar o mover. No pueden hacer las dos cosas.
Actualmente, a la espera de un editor que se anime, Arian Croft ha diseñado un set completo de figuras, que se pueden descargar a impresora 3D. Tanto los planos como las reglas de su particular versión del juego (obra de Nate Stephens) pueden descargarse aquí.
Y si alguien se anima, le reto a una partida…
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