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Sobre ‘La llama de Focea’, de Lorenzo Silva

Sobre ‘La llama de Focea’, de Lorenzo Silva

La llama de Focea, de Lorenzo Silva (Destino, 2022), no es una novela para leer con prisa. Las más de 500 páginas pasan a toda velocidad, pero se trata de una lectura calmada, donde priman más las reflexiones internas y las charlas naturales que las persecuciones o tiroteos. Estamos ante un género negro reflexivo pero muy afilado, que pone el acento en una parte reciente de nuestro pasado como es el Procés.

Hay dos tramas que discurren paralelas a lo largo de todo el volumen. Por un lado, una chica joven aparece asesinada en el Camino de Santiago. El caso toma tintes extraños cuando descubren que la víctima es hija de uno de los principales investigados por el caso del Procés. Ahí arranca la segunda trama, que nos sumerge en los primeros años de Bevilacqua como guardia civil destinado en Cataluña para evitar actos terroristas durante las olimpiadas de 1992.

"Es en esa deconstrucción del protagonista, donde nos muestra lo mejor y lo peor de su personalidad, cuando la novela brilla con una luz distinta"

Silva se mete de lleno en el debate del independentismo, dando voz a ambos bandos, pero sin dar la razón absoluta a ninguno. En varios pasajes, el propio Bevilacqua asegura que una creencia es algo muy personal y que no se puede juzgar desde la mirada de quien no cree. En su lugar, busca argumentos y trata de encontrar el origen histórico al punto de inflexión que fue el Procés. Lo encuentra en otros libros y autores, en sucesos reales de años atrás, e incluso se remonta mucho más, hasta la Focea que hace mención en el título y que resume muy bien su argumentación.

El paisaje que recorre Silva es sobre todo humano. Los temas de fondo son importantes, pero para ello desarrolla unos prodigiosos personajes muy reconocibles en sus sentimientos y vivencias. El propio Bevilacqua, a su llegada a Barcelona, frecuentará ambientes que no suelen ser habituales, tratará con prostitutas y patriarcas gitanos, pero también sufrirá un terremoto personal en el que muchos se sentirán reflejados, como es un divorcio y la llegada de un nuevo amor. Es en esa deconstrucción del protagonista, donde nos muestra lo mejor y lo peor de su personalidad, cuando la novela brilla con una luz distinta. El viaje más doloroso, el que más marca, es el que se vive por dentro.

"La novela guarda un emotivo homenaje al recientemente fallecido Domingo Villar"

Como decíamos al principio, no estamos ante una obra donde prime la acción o el ruido, sino todo lo contrario. Eso no quita que haya detenciones, asesinatos (en plural), mafia rusa, terrorismo, blanqueo de capitales y prostitución. Por crímenes no será. A destacar el personaje de Robles, el “mentor” de Bevilacqua, quien tiene algunas de las mejores frases de toda la novela. Su construcción es tan potente que su carisma y magnetismo sobresalen sobre el resto. Por cierto, la novela guarda un emotivo homenaje al recientemente fallecido Domingo Villar, todo un detalle por parte de Lorenzo Silva.

La llama de Focea nos trae a un Bevilacqua en plena forma, con una trama perfecta y una prosa precisa, como ya es habitual en el autor, que deja la puerta abierta a un posible final de la saga, y me atrevería a decir que tal vez incluso al relevo generacional. Y por si alguien se lo pregunta, la novela es autoconclusiva y se puede leer al margen del resto de la saga. Si no conocéis a Bevilacqua y Chamorro, este es un libro perfecto para hacerlo.

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Autor: Lorenzo Silva. TítuloLa llama de Focea. Editorial: Destino. Venta: Todos tus librosAmazonFnac y Casa del Libro.

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