Es muy complicado comenzar esta reseña, porque de manera inevitable me vienen a la cabeza mis propios recuerdos de hace veinticinco años. La última novela de Leandro Pérez me ha llevado a dos sitios a la vez: a mi yo adolescente y a mi yo como padre.
Hace ahora veinte años íbamos visitando sábado a sábado los campos de basket de todo Euskadi, con nuestras mochilas llenas de risas, compañerismo, amistad y alguna que otra expectativa, que no tardó en desaparecer… pero fue bonito mientras duró. Duró menos de lo que nos hubiera gustado.
Es precisamente acerca de esto último de lo que trata Kolia: de la expectativa, del desengaño, de la madurez y de la capacidad de sacrificio. De madurar, de padres más o menos exigentes, de madres más o menos comprensivas, de cuando te das una hostia de realidad. De capacidad de superación, de reordenación de prioridades, de gestión del talento y de cómo no echarlo a perder por exceso, o por defecto. De la frustración y del miedo a defraudar a los demás. De cómo nuestra entropía mental tiende a aumentar y de cómo, solos o con ayuda, intentamos poner todos los muebles donde creemos que deben estar.
Porque todos nos hemos dado más o menos hostias de realidad y porque el deporte, tanto en la vida como en este caso en la literatura, vehiculiza el difícil tránsito de la adolescencia a donde sea que haya que dirigirse después. Tránsito que, por mucho que se empeñe todo el mundo que tenemos alrededor, tenemos que realizar solos y donde nuestras decisiones nos marcarán el resto de nuestra vida. Kolia trata de cómo intentar llevar a alguien por el buen camino, o de cómo intentar que no se vaya por el malo. De cómo lo que quieren nuestros hijos no tiene que ser lo que nosotros queremos para ellos, al igual que nuestros objetivos a su edad eran diferentes de los que nuestros padres pensaban para nosotros. Kolia trata del amor, del desamor, del desengaño, de perderse la juventud o de ganarla, según se mire. Trata de cuán diferente se ve el mundo al mirarlo desde diferentes puntos de vista. Últimamente mucha gente ha dicho que este libro lo tienen que leer los adolescentes, y es cierto. Pero no es menos cierto que hay muchos padres que también necesitan leerlo. Porque en sus páginas hay mensajes que, aunque sutiles, son claramente destinados a los adultos. Mensajes sobre educación, sobre proyectar en los hijos las frustraciones propias, sobre esa obsesión que tienen algunos con ser padres de una estrella de lo que sea.
“No, ya no soy un niño. Esta noche me lo han demostrado. Del todo. No sé cómo me tratarán cuando sea mayor de edad, pero esta noche algo ha cambiado. Hemos hablado sin tapujos. Mi madre ha usado esa expresión. Sin tapujos, a cara descubierta, y ha tenido que explicarle a mi padre qué significa”.
La historia de Leandro Pérez representa un libro moderno. Habla el lenguaje de los jóvenes y conecta de una manera muy primaria con cualquiera que haya hecho deporte. Pero ese no es el público objetivo de este libro. Sospecho que el autor lo ha escrito para su “yo” adolescente y para su “yo” como padre de adolescente. Kolia es un libro que hay que leer varias veces y desde diferentes puntos de vista. Leandro Pérez, aparte de contarte cómo un chaval de Burgos comienza a ponerle zapatos al sueño de seguir los pasos de su padre, ha escrito un pequeño manual acerca de cómo gestionar las expectativas.
Expectativas que, aunque con un objetivo muy marcado, no se manejan igual dependiendo de quien tenga que tomar las decisiones. Porque no es lo mismo que un chaval de barrio sueñe con jugar en la NBA a que lo haga su padre. Porque el padre puede hundirle la vida al chaval si no toma las decisiones correctas. Porque con quince años te comes el mundo, pero con veinte el mundo te come a ti.
Kolia es un libro fácil de leer. Tiene una prosa sencilla y directa, que llega de manera muy eficaz al lector. Trama simple que no resta mérito al autor, porque en este texto importa más el cómo que el por qué. Cualquiera que se dedique a lo de aporrear el teclado sabe que es más difícil escribir cuanto más joven sea el público, y la naturalidad que destila el texto dice mucho de la evolución que ha experimentado Leandro como escritor.
El texto es como un campo lleno de minas, con mensajes ocultos y alusiones a la difícil tarea de la educación de los hijos, pero sin pretender aleccionar a nadie. Un texto en el que se puede observar el comportamiento adolescente y cómo, aunque nos cansemos de decir que la juventud de hoy en día está perdida, hay veces que son ellos los que nos tienen que poner en nuestro sitio. Kolia es un libro muy bonito que cualquiera va a disfrutar, que llega a emocionarte. Yo lo he disfrutado mucho y me ha hecho pensar. Sólo por eso, ya merece la pena.
Leed y divertíos, leed y sufrid, leed y pensad. Hacedlo por lo que queráis, pero leed la historia de Kolia. Hay pocos libros así.
Sed buenos.
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Autor: Leandro Pérez. Título: Kolia. Editorial: Planeta. Venta: Amazon y Fnac
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