Fíjense atentamente en cómo Solo asesinatos en el edificio, que acaba de estrenar su segunda temporada en Disney+, balancea con sutileza una complicada ecuación narrativa. Cada uno de los personajes de la serie, Steve Martin, Martin Short y Selena Gomez, se cree el protagonista de la historia, como si la serie fuese la suya y no de los demás. En una de las varias capas hilarantes de este misterio de presuntos culpables, Martin y su cocreador Dan Fogelman se burlan del inmenso ego de todos aquellos implicados en alguna clase de creación artística (y las tres personas protagonistas lo están).
La segunda temporada de Solo asesinatos en el edificio va a ser mejor todavía que la primera. Una vez superada la analogía con Misterioso asesinato en Manhattan, la serie se hace más consciente de sí misma de un modo que, precisamente, no resulta presuntuoso. Los mismos protagonistas son conscientes de estar ante otro misterio, el asesinato de Bunny, presentado en la anterior temporada, pero no es uno precisamente nuevo: no solo forma parte de su pasado y de ese trasunto del edificio Dakota en el que residen, sino que funciona como “secuela” del anterior, profundizando en la autoconsciencia de una trama que siempre jugó con reflejos. Un asesinato más en Manhattan, una capa más en el misterio de los personajes.
Quizá por eso en la serie todo, incluso el crimen, parece tener que ver con la creación artística. Tanto da un podcast que una escultura, una serie de televisión barata o la producción de obras teatrales. En una escena en la que Selena Gomez empuña un hacha y destruye una figura de sí misma los creadores de la serie parecen delatar sus intenciones de ir más allá de un amable pasatiempo. Steve Martin descubrirá un misterio íntimo relacionado con una pintura que es como el corazón delator de Poe mientras Martin Short… bueno, se dedica a ser Martin Short.
Por el camino, la segunda temporada de Solo asesinatos en el edificio cumple con lo que uno espera de las secuelas. Más cameos, más famosos interpretándose a sí mismos (con un sentido del absurdo que va más allá del mero guiño), nuevos personajes magistralmente entrelazados en la trama y más de todo. El universo de Martin y Fogelman se expande. La incorporación de Amy Schumer, Shirley MacLaine y una fascinantemente andrógina Cara Delevingne va más allá de la idea de meter a Sting al patio de vecinos del Arconia y se transforman en nuevos engranajes narrativos, posibles culpables para distraer nuestra atención hasta un desenlace retransmitido en diferido a través de un podcast en el que realidad y ficción se entremezclan.
Solo asesinatos en el edificio comenzó siendo una agradable sorpresa televisiva, y en su segunda temporada da síntomas tempranos de madurez, evitando la fórmula al tiempo que ofrece más de lo mismo pero mejor. Pensarse a sí mismo pero sin excesos, sin ahogar el humor ni la melancolía de unos personajes (Charles, Oliver y Mabel) magistralmente interpretados.
Zenda es un territorio de libros y amigos, al que te puedes sumar transitando por la web y con tus comentarios aquí o en el foro. Para participar en esta sección de comentarios es preciso estar registrado. Normas: