Del 14 al 24 de octubre un milagro recurrente espoleado por la ingente energía de su comisario Lorenzo Silva va a volver a tener lugar en el sur de Madrid. Getafe Negro celebra su décima edición con las señas de identidad de siempre, muchos de los sospechosos habituales y una nómina de autores de primer nivel y de plena actualidad. Benjamin Black, trasunto negro de John Banville y la piel en la que el autor de El Mar se encuentra más a gusto, es la principal estrella. Ganador del último premio RBA de novela negra por Pecado, el creador de Quirke y uno de los grandes de la novela negra de todos los tiempos no estará solo. Del lado internacional le acompañan Ian Manook (uno de los escritores más rompedores y divertidos de la escena negra criminal francesa), Luca D’Andrea (representante el nuevo thriller italiano y encaramado a los primeros puestos de las listas de los más vendidos) o la superventas Clare Mackintosh.
De la narrativa en español, que no solo española, la lista es casi abrumadora, así que resumiremos. Fuera de la esencia policial destacan Almudena Grandes y Marta Sanz. En los márgenes del género, ahora algo más fuera que dentro pero siempre con incursiones singulares y perspectivas literarias únicas tenemos a Víctor del Árbol (que presenta libro y celebra su reciente nombramiento como Caballero de las letras en Francia) o a Carlos Zanon (que con Taxi ha firmado uno de los libros más destacados del año). Vladimir Hernández, Ignacio del Valle, Carlos Augusto Casas, Horacio Convertini o clásicos vivos de la talla de Juan Madrid o Julián Ibáñez completan un programa del que podríamos hablar durante horas y que pueden consultar completo aquí.
La fiesta se completa con 10 presentaciones de libros, proyecciones de cine exposiciones y concursos. Todo sin olvidar la omnipresencia de su comisario Lorenzo Silva,que hace de anfitrión, organizador, presentador y protagonista de algunas de las charlas.
En esta locura estajanovista en la que vive el creador de Bevilacqua y Chamorro, Silva ha encontrado un rato para hablar con Zenda y ahondar en algunos de los aspectos más destacados de un festival que nunca ha perdido de vista la actualidad y la necesidad de que la literatura se integre en la sociedad. “Los idólatras de la tecnología y de las finanzas y los poderes que se sirven de ellas como herramientas de dominación y dirección de la vida ajena han secuestrado el humanismo”, explica con precisión cuando se le pregunta por uno de los leitmotiv del festival.
PREGUNTA: Getafe Negro celebra su décima edición con un programa espectacular y nombres de la talla de Benjamin Black o Ian Manook. ¿Qué le hubiera dicho a alguien que hace 10 años hubiera puesto el festival a esta altura?
Empezamos con ambición de hacer algo de esta envergadura, pero mentiría si dijera que en los comienzos nos resultaba fácil. Entre otras cosas, debíamos vencer el prejuicio frente al hecho de que una ciudad «periférica» como la nuestra quisiera ser centro de algo, y construir su marca en torno a la literatura y la cultura de alto nivel. Pero hemos comprobado que la voluntad y la ilusión pueden mucho, y sobre todo que generan complicidades que son las que, con el apoyo de los ciudadanos getafenses y de quienes los representan (con dos cambios de gobierno municipal en este camino), nos permiten estar donde estamos, con libertad y permanente osadía.
PREGUNTA: ¿Dónde ve el festival dentro de otros 10 años?
RESPUESTA: Quisiera verlo, para empezar, en otras manos, en cuanto al comisario me refiero. Quisiera verlo con vida propia, como un activo de la ciudad y un referente de la cultura madrileña y española; una cita que atraiga y exponga el talento, pero también contribuya a alimentarlo y ensancharlo, así como a mantener vivo un debate vivo y no complaciente no sólo sobre la novela negra, sino sobre esa realidad cambiante y convulsa de la que es vocación irrenunciable del género extraer sus argumentos.
PREGUNTA: Precisamente, Getafe Negro siempre ha estado muy atento a la actualidad, pero este año la carga política es mayor ¿Qué puede aportar la novela negra ante este momento crucial que vive Europa?
Un relato de los intersticios, las grietas, las contradicciones (que es el territorio natural de la novela negra) y también de la humanidad y la dignidad que en esta coyuntura desairada (y frente a ella) puede reivindicarnos a los europeos, contra nuestros propios demonios y contra la insolvencia de quienes no están acertando, por falta de liderazgo, a extraer de esta comunidad humana el potencial que tiene. Un poco de autocrítica, también, y sobre todo, buenas historias bien contadas, para consolarnos de lo irremediable.
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