A unos les encandilará, a otros les parecerá repulsiva la idea, pero es innegable el hecho de que la revista Playboy fue, y es, un icono de la cultura popular del siglo pasado, y que tiene una gran relevancia en el ámbito de la literatura.
Playboy Press recopiló, en primera instancia, numerosos relatos publicados entre las páginas de la revista, seleccionados por Ray Russell. Así, y a partir del año 1966, aparecieron antologías como The Playboy Book of Science Fiction and Fantasy, The Playboy Book of Crime and Suspense o The Playboy Book of Horror and the Supernatural, que incluyó a autores como Robert Bloch, Fredric Brown, Gahan Wilson o el propio Russell.
En años sucesivos, Playboy Press comenzó a editar colecciones individuales de un solo autor, al tiempo que mantuvo estrechas colaboraciones con escritores. Entre ellos, Stephen King.
Con la llegada de los años 70 el sello Playboy Press sufrió un parón en cuanto a la edición, algo que se subsanó con la publicación del volumen de cuentos de terror Nightmares, editado por Charles L. Grant en 1979. El éxito de este trabajo fue tal que Grant decidió continuar con esta mecánica; así, a Nightmares le siguió Shadows (1980), y a éste, Horrors (1981) y Terrors (1982). Es aquí en donde el oriundo de Maine comienza a mantener relaciones con Playboy, porque es en tres de estas antologías donde aparece su nombre. En Nightmares se incluyó Suffer The Little Children, relato de King que siete años antes se había editado en Cavalier —otra revista para adultos—. En Horrors apareció el famoso relato The Monkey —donde un joven encuentra un mono de juguete, de mirada escalofriante, dentro de una caja—, mientras que en el volumen Terrors apareció Survivor Type, relato que años más tarde formaría parte de la antología del autor Skeleton Crew (1985).
En enero de 1983 Stephen King apareció entre las páginas de la revista Playboy con una nueva narración: The Word Processor, que más adelante se renombraría como Word Processor of the Gods —en este relato King nos plantea cómo la vida monótona y sinsentido de un escritor, Richard Hagstrom, cambia cuando recibe, de parte de su sobrino fallecido, un procesador de palabras que tiene un perturbador poder sobre la realidad—. Y en ese mismo año King fue entrevistado en la popular revista de la mano de Eric Norden, el cual exponía lo siguiente:
«El protagonista de «Salem’s Lot», un joven autor en apuros con un gran parecido a su creador, confiesa en un momento dado: «A veces, cuando estoy tumbado en la cama por la noche, me invento una entrevista de Playboy sobre mí. Es una pérdida de tiempo. Sólo se la hacen a los autores cuyos libros son grandes en el campo». Diez novelas y varios millones de dólares en el banco después, sus libros son grandes en el campus y en todas partes. ¿Qué se siente?»
Tras muchas idas y venidas —de la entrevista—, King afirmó:
«En realidad, me alegro, porque cuando intentaba, sin mucho éxito aparente, triunfar como escritor, leía sus entrevistas y siempre representaban un símbolo visible de logro, además de celebridad. Como la mayoría de los escritores, escarbo en mi memoria en busca de material, pero rara vez soy realmente autobiográfico de forma explícita. Ese pasaje que cita de Salem’s Lot es una excepción, y refleja mi estado de ánimo en aquellos días antes de vender mi primer libro, cuando nada parecía ir bien. Cuando no podía dormir, en ese agujero negro de la noche en el que todas tus dudas, miedos e inseguridades te asaltan, gruñendo, desde la oscuridad -lo que los escandinavos llaman la hora del lobo-, solía tumbarme en la cama preguntándome alternativamente si no debería tirar la toalla creativa e hilando fantasías masturbatorias de realización de deseos en las que era un autor exitoso y respetado. Y ahí es donde entraba mi imaginaria entrevista en Playboy».
Para el escritor de Maine ser entrevistado en Playboy fue todo un logro, un éxito más en su carrera; algo que hizo que su relación con Playboy se perpetuara en el tiempo. De hecho, en septiembre de 1994, Stephen King junto a Roy Blount Jr. y Dave Barry, realizaron un reportaje sobre los Rock Bottom Remainders, la banda de rock fundada por Kathi Kamen Goldmark de la que King y otros escritores formaron parte.
Con la entrada del nuevo siglo, en 2006 apareció una nueva historia del autor de It entre las páginas de Plaboy: Willa —donde un grupo de personas se encuentra en una estación de trenes, pero no saben por qué ni cómo han llegado hasta allí—, y en el número de diciembre de 2007 se publicó también Mute. Dos años después King regresó a Playboy —en el número en cuya portada aparecía el desnudo de la famosísima Marge Simpson— con una más que singular aportación: el poema The Bone Church, el cual narra la historia de una malograda y macabra expedición por la selva a través de la figura de un hombre ebrio. Parece que le gustó la experiencia a King, pues en marzo de 2010 volvió a Playboy con otra nueva pieza poética, Tommy.
Se podría decir que la última colaboración de Stephen King con la revista Playboy llegó en noviembre de 2016. En el ocaso de ese año, Playboy editó The Music Room, relato inspirado por Habitación en Nueva York, pintura de Edward Hopper, y que narra las costumbres maquiavélicas del matrimonio Enderby. Este relato no ha sido publicado —aún— en ninguna antología de King, ni tampoco ha llegado a traducirse al español, por lo que solo se puede encontrar en este ejemplar de la revista Playboy y en el volumen del 2016 In Sunlight or in Shadow: Stories Inspired by Edward Hooper, editado por Lawrence Block.
En mayo de este año Stephen King vuelve a las librerías con una nueva antología: You Like It Darker, lo que hace preguntarnos en si el oriundo de Maine seguirá deleitando a sus lectores constantes con más ficción breve en un tiempo venidero, tras más de diez recopilatorios en su haber desde los años setenta. Y la respuesta, por ahora, es sí.
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