David Cronenberg siempre quiso ser escritor. Aplazó varias veces su deseo de narrar su universo con palabras y silenció su admiración por Nabokov, Kafka, Burroughs… Al final, toda esa pulsión reprimida cristalizó en una mentalidad artística propia y única en la industria cultural.
En este making of, Oriol Alonso Cano cuenta el origen de su ensayo David Cronenberg. Infecciones y mutaciones narrativas (Ediciones del Subsuelo).
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La escritura te conduce por espacios inexplorados, por territorios que parecían imposibles de transitar pero que, tras encarnar cada palabra e hilvanar cada línea, de forma paradójica no cesan de (re)construirse. Y fue precisamente esta voluntad exploratoria la que me condujo a trabajar y escribir sobre la relación de David Cronenberg con su pulsión de escritura. Un enfoque, por cierto, inédito, desconocido y absolutamente diferente al que se ha realizado hasta ahora en las aproximaciones efectuadas a la obra del artista canadiense.
La idea me surgió por primera vez tras releer el fantástico libro de entrevistas editado por Chris Rodley, en el que el canadiense asume reiteradamente su frustrada pasión como escritor. ¿Cómo podía ser posible? De esta manera, alguien con la mirada tan propia y original como Cronenberg, reconocía una profunda frustración al no alcanzar la situación idílica para lanzarse a perseguir su verdadero deseo: ser novelista. ¿Cómo alguien con un lenguaje (audiovisual) tan exclusivo y propio se le hacía tan difícil adentrarse en su verdadera voluntad y en otro lenguaje? Esa pregunta fue la que me movió al instante a penetrar sobre el afán escritural de Cronenberg y sus múltiples opacidades y dificultades.
Cabe decir que ya previamente había leído su por el momento única novela (justo cuando salió en 2014). En ella se plasmaban muchas de las temáticas, inquietudes y puntos referenciales que definen su universo, pero lo hacían de una manera compleja, fallida por momentos y brillante en otros, transmitiendo, eso sí y en todo momento, la sensación de que su código audiovisual había infectado de tal forma su escritura que se hacía prácticamente imposible discernir su novela de un (futuro) proyecto audiovisual.
Así pues, con todas estas prerrogativas, me lancé a indagar sobre los vínculos entre Cronenberg y la escritura. El objetivo era ver, por un lado, cómo su cine está impregnado de recursos y estructuras puramente literarias, para así paliar su frustración inicial de no devenir literato hasta muchos años después; y, por el otro, ver y analizar el contagio audiovisual en el momento en que finalmente se lanza a escribir. Es decir, el objetivo era adentrarse en una infección de discursos, en una fusión de narrativas: cuando Cronenberg filma no puede dejar de narrar como si fuese un escritor pero cuando escribe su (de momento) única novela no puede desprenderse de su lugar de enunciación como director de cine.
Asediado por esta problemática, me lancé a revisar toda la filmografía del canadiense (desde sus películas hasta cortos, anuncios, capítulos televisivos…), a releerme todo lo que se ha escrito sobre él, a volver a visionar y leer entrevistas, reseñas, comentarios, charlas, conversaciones, discursos, lecciones… para rastrear los diversos hilos invisibles que mueven este contagio mutuo de códigos y de discursos. Asimismo, para llevar a cabo la escritura del libro tuve muy claro que quería una escritura viva, dinámica, diáfana pero profunda y, por ello, me decanté por la forma ensayística como la más óptima pero jugando en varios tramos de la misma con aspectos novelísticos. El objetivo era desarrollar una prosa que latiera en cada renglón, una escritura que conjugase rigurosidad, precisión y claridad en cada línea que constituye el libro.
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Autor: Oriol Alonso Cano. Título: David Cronenberg. Infecciones y mutaciones narrativas. Editorial: Ediciones del Subsuelo. Venta: Todos tus libros.
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