Cuarentenario
Party Girl (Arresto domiciliario 47)
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Hay quienes aprovechan estos tiempos para hacerse admirar por su buen corazón. “Cuídate de los buenos…”, decía mi abuela que recomienda Dios, y el...
El convidado improbable (Arresto domiciliario 45)
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—Creo que vi un ratón en la cocina –arrugó la nariz mi correclusa, hace ya una semana, como rogando ser al tiro contradicha. —Algo...
El jolgorio siniestro (Arresto domiciliario 44)
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Los vecinos de atrás opinan diferente. Llevan dos noches celebrando unas fiestas en tal modo estruendosas y concurridas que no sería raro escucharlos llorar...
¿Qué culpa tienen los búhos? (Arresto domiciliario 43)
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No siempre disfruté del privilegio de vivir en armonía con mi cronotipo. Igual que virtualmente todo el mundo, crecí bajo la bota de las...
Mi Excelentísima Gana (Arresto domiciliario 42)
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El problema comienza por el apelativo. Desde su mismo nombre, el “pendiente” se define por su peso. Pende porque es pesado. Cuelga, se balancea....
Papá, tenemos que hablarf (Arresto domiciliario 41)
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—A ver, ¿qué diablos ganas con ver por la ventana? –sugiere la mirada larga del coautor, que hace ya un par de días me...
Peritos en dislates (Arresto domiciliario 40)
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No se puede confiar en el progreso sin una fe rayana en la superstición. Damos por hecho que los asuntos delicados e importantes van...
Autoservicio fantasma (Arresto domiciliario 39)
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En un día cualquiera, el súper resplandece. La comida se antoja, el ambiente es ligero, los productos refulgen desde sus anaqueles. Hoy, en cambio,...
Vaquero sin vocación (Arresto domiciliario 38)
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—Canudos es aquí —me informó el sombrerudo administrador de la casa-museo, tras superar la pronta reticencia que le inspiraron mis bermudas cariocas, —pero antes...
Enterrando entelequias (Arresto domiciliario 37)
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Quiero decir que hay dos opciones básicas: hacer cuentas chillonas de lo que me han quitado o el feliz inventario de lo que conservo....