Cuarentenario
Grrr (Arresto domiciliario 26)
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El mal humor es un gusto tan caro como relativo. Hay un placer oscuro en darle rienda suelta, pero es como rascarse hasta sangrar...
Mato tiempo a domicilio (Arresto domiciliario 25)
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—Te voy a agradecer que nunca más vuelvas a regalarme una porquería de éstas —suplicó, no sin sorna, el autor de mis días, tras...
El abogado de Judas (Arresto domiciliario 24)
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—Ten cuidado —prevenía mi mamá a su marido, que por defecto hacía de verdugo. —No te vaya a estallar un cuete a media cara....
Del asueto al azote (Arresto domiciliario 23)
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Como la mayoría de mis semejantes, ya nada más me falta quebrar un mandamiento para acabar de quedar mal con Moisés. Afortunadamente, y pese...
Fugaces fugitivos (Arresto domiciliario 22)
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En este punto cabe preguntarte si la cabina de tu camioneta puede considerarse la extensión ambulante de tu chirona VIP, o si sólo por...
Eros trabajando (Arresto domiciliario 21)
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Nunca fue N. un candidato ideal a la paternidad. Alérgico al trabajo, amigo de la bohemia y esquivo ante la mínima sombra de compromiso,...
Motín en el hipotálamo (Arresto domiciliario 20)
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Nadie en una prisión está libre de monstruos, pero cualquiera de sus convidados sabe que basta un rato de aislamiento para que la manada...
Reflexiones cireneas (Arresto domiciliario 19)
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En la televisión apenas hay noticias, así que la primicia está en las playas infestadas de congéneres y los últimos choques en las carreteras....
Mirada de coautor (Arresto domiciliario 18)
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Si ahora mismo me tocara escribir la historia de esa anciana indestructible, apostaría mi trama a que se hizo muy buena amiga de los...
Kinderkaffee (Arresto domiciliario 17)
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Durante un tiempo fue botón de orgullo, como cuando tenías dieciocho años, te gustaba una música que según tus papás era propia de fármacodependientes...