Seis tristes derivas
Seis tristes derivas de nuestro tiempo (y VI): La otra realidad
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Sin embargo, ella me dijo que no iba a contar lo del palacio. No le daba la gana. ¿Y qué vas a contar, si...
Seis tristes derivas de nuestro tiempo (V): Erich Fromm era gilipollas
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Hay algo que me fascina de los noventa, y es cómo los debates que tenían lugar en los medios de comunicación y, por tanto,...
Seis tristes derivas de nuestro tiempo (IV): ¡Viva el bullying!
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Lo que sí llega al patio de recreo es la realidad de los mayores, curiosamente vertebrada por —quién lo iba a decir— el propio...
Seis tristes derivas de nuestro tiempo (III): La épica hueca
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Estos mismos días, por ejemplo, hemos visto a jóvenes embozados batirse legendariamente contra la policía. Los muchachos lanzaban adoquines, bolas de acero, botellas, cócteles...
Seis tristes derivas de nuestro tiempo (II): ¿Qué era eso del sentido común?
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Las primeras pistas de que el sentido común había que finiquitarlo las encontramos en los años noventa. Basta una simple búsqueda en Google para...
Seis tristes derivas de nuestro tiempo (I): El fin de la vida privada
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Hace algún tiempo, una persona me confesó una infidelidad que no le había revelado a su pareja. Sin embargo, su relación era abierta, y...