Había que incluir en la reseña los dos libros: Narrativa breve, por un lado, y Luis Martín-Santos. Tiempo de libertad, por el otro. Ambos en Galaxia Gutenberg. Narrativa breve pertenece al primer tomo de sus Obras completas; el segundo está funcionando como un valiosísimo catálogo de la exposición que se celebra en la Biblioteca Nacional por el centenario de su nacimiento. En él se recogen las fotografías de una parte del fondo que la Biblioteca Nacional tiene sobre Martín-Santos y que se ha completado con el legado que conservaban sus hijos Rocío y Luis Martín-Santos Laffon. En él aparecen desde las fotografías de textos mecanoescritos, como el titulado «Psicología de la creación literaria» hasta la fotografía de él con su madre, Mercedes Ribera, montados en un pollino en Larache (Marruecos), hacia 1925. Fotografías de Rocío Laffon, su mujer, y de sus abuelos, tanto paternos como maternos, donde hemos descubierto a Luis de Ribera Uruburu (Montilla, Córdoba, 1867), que fue autor de un Tratado de Navegación (1902) y un Tratado de Astronomía (1909). Es sorprendente este volumen coordinado por Julià Guillamon y Rocío y Luis Martín-Santos Laffon.
Martín-Santos. Tiempo de libertad destruye ese silencio pesado que dio pie a un purgatorio de veinte años. Los documentos que aparecen certifican, en primer lugar, el fulgurante éxito de Tiempo de silencio, siempre rodeado de ratas, y nos ofrece documentos como la entrevista a Carlos Barral, su editor, y fotografías del equipo de rodaje de El próximo otoño, película que Antxón Eceiza rodó en la playa de la Velilla, en Almuñécar. Este rodaje inspiraría a Martín-Santos para escribir una pieza tan extraña como preciosista que tituló Condenada belleza del mundo, presente en Narrativa breve. ¿Con qué finalidad la escribió? Suponemos que desearía penetrar en el insondable misterio de la belleza de Sonia Bruno, la actriz francesa protagonista, y en la belleza de una playa virgen como sería aquella del Almuñécar de 1963.
Martín-Santos aparece en ambos volúmenes como un volcán creativo. Escribir volcán es recordar a Malcom Lowry, pero reconocemos sin ninguna duda que Martín-Santos lo escribió todo volcánicamente, casi como Lowry. Participa en seminarios internacionales de literatura como el de «Realismo y realidad en la literatura contemporánea», escribe y documenta en el Instituto de Medicina Experimental de Madrid sus investigaciones, como la referida a la «Vaguectomía experimental y el test de la ligadura del píloro en la rata», escribe sobre la alucinosis alcohólica, que traslada y camufla en sus relatos, y participa publicando en las Actas Luso-Españolas de Neurología y Psiquiatría un ensayo titulado «El psicoanálisis existencial de Jean Paul Sartre». Sus referentes literarios son diáfanos: los españoles Cela, Laforet, Dámaso Alonso y Gómez de la Serna y los extranjeros Sartre, Camus, Thomas Mann, Kafka y Borges.
Su afán literario es bullente y entusiástico. Hierve. Formará, junto a Juan Benet, un envidiable tándem literario. Con él fraguará El amanecer podrido, un conjunto de relatos incómodos y deslumbrantes, donde Martín-Santos practica el bajorrealismo, término acuñado por Benet y nuestro autor, que aplica a la mayoría de los relatos contenidos en Narrativa breve, tales como «Yo he sido deseada por todos los hombres», «El buen hombre» y «La culebra larga», donde Martín-Santos encarna aquello que decía Walter Benjamin en El narrador: narrar es transmitir una historia sin cargarla de explicaciones. De esta manera Martín-Santos enarbola una escritura que renuncia a la explicación propiciando, por tanto, un tipo de escritura breve, ¡su valiosa escritura breve!, que parece más bien un laboratorio narrativo «en el que se combinan las situaciones chuscas o absurdas con las cotidianas o dramáticas».
En el segundo volumen aparece una fotografía con el original mecanoscrito donde se aclara y se expone el significado del concepto «bajorrealismo», que será un concepto fundamental en la ideología literaria de Martín-Santos, puesto que será el concepto que supere al «tremendismo» y al «miserabilismo» del realismo desgarrado y bronco que existía hasta su llegada. Con este nuevo «bajorrealismo» el autor impregnará todos los relatos contenidos en El amanecer podrido, Apólogos I, Apólogos II, Condenada belleza del mundo y Apéndices. La mayoría de los relatos se napan con «ver el ser bajo», que Benet y Martín-Santos definían:
«Para nosotros, lo bajorreal consiste es (sic) el descubrimiento de una nueva verdad literaria. El elemento real se utiliza en toda su pureza indeformada. Pero con una intención nueva. Lo real no se utiliza en su totalidad, sino mediante una selección de lo “más real de lo real”, lo “puro-real”, lo “bajo-real”. Mediante esta selección se consigue una especial atmósfera mágico-poética. Nada más lejos del realismo naturalista, o del simple escudriña realidades desagradables. Nosotros buscamos las realidades “bajas”».
Luis Martín-Santos, antes de fallecer a los 39 años en un accidente de coche, no solo estaba describiendo una brillante estela constituida por su dedicación a la literatura, a la escritura y a la lectura copiosa, sino que participaba en la vida literaria de Madrid, pero no abandonaba dar cuerpo textual a sus investigaciones, como la de «Los conceptos de alucinación y conciencia de la realidad en Dilthey y su puesto en la evolución histórica en la psicopatología de la alucinación» o a la de las «Ideas delirantes primarias, esquizofrenia y psicosis alcohólica aguda», producciones que, al fin y al cabo, diluirá y reutilizará para dotar de consistencia las mentes de sus personajes y articular un contexto bajorreal verosímil en sus relatos. De genio.
Queda señalar que Martín-Santos fue figura clave en la relación entre la oposición interior al franquismo y los socialistas en el exilio. Participó en política. De hecho, sufrió detenciones, perjuicios profesionales y disgustos personales por su compromiso con un socialismo democrático y reformista, muy palpable y evidente en algunos de sus relatos, puesto que buscaba una justicia social para los ciudadanos españoles. En una entrevista revelaba cuál debía ser la función del novelista en la sociedad; Martín-Santos respondía: «Su función es la que llamo desacralizadora-sacrogenética: desacralizadora porque destruye mediante una crítica aguda lo injusto. Sacrogenética porque al mismo tiempo colabora en la edificación de los nuevos mitos que pasan a formar las Sagradas Escrituras del mañana».
Narrativa breve y Luis Martín-Santos. Tiempo de libertad demuestran la riqueza literaria incomparable que inventa un hombre inteligentísimo que fue el primer protagonista de una nueva etapa literaria en la España de la segunda mitad del siglo XX. Su riqueza léxica, su serpenteante sintaxis, su crudo existencialismo y los desagradables parajes físicos y psicológicos en los que se mueven sus personajes hacen de su escritura un ente mefítico, pero bello, como obliga el arte. Baste leer un relato, el titulado La prima María para, como reza el título de otro relato, comprobar cómo Luis Martín-Santos lo miraba siempre todo, incluso aquella rata que Perico le metió en la boca a María. ¡Vamos, canta!
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Autor: Luis Martín-Santos. Título: Narrativa breve. Obras completas I. Editorial: Galaxia Gutenberg. Venta: Todostuslibros.
Autor: Luis Martín-Santos. Título: Tiempo de libertad. Editorial: Galaxia Gutenberg. Venta: Todostuslibros.
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