En este omoshiroi que os sirvo en Zenda, publico una vez al mes un diario de lecturas y conversaciones sobre libros.
Domingo, 1 de mayo
Día de la Madre y Bodas de Oro + 1 de mis padres.
Lunes, 2 de mayo
Papá cumple 78. Nació 34 días antes del Desembarco de Normandía.
En el cumpleaños cincuentañero hay un mini castillo inflable. Me gustaría tener la edad de los niños, tan alegres, tan desinhibidos, tan a lo suyo, y estar dando saltos entre bolas de colores. Los más mayores de la fiesta, frisando o superando algunos los 80, cantan canciones con guitarra, violín y platillos. Qué energía, qué ganas de vivir.
Martes, 3 de mayo
Veo y apunto frases del discurso de Mario Vargas Llosa al recibir el Premio Nobel de Literatura. Lo que aprendió de Flaubert: la disciplina tenaz y la eterna paciencia. De Faulkner, la forma, la estructura, lo que engrandece o empequeñece los temas.
«Seríamos peores de lo que somos sin los buenos libros leídos, más conformistas, menos inquietos e insumisos. Y el espíritu crítico, motor del progreso, ni siquiera existiría».
Miércoles, 4 de mayo
¿Seguiré siendo alérgico al ciprés, olivo y pelos de gatos y perros? Parece que la alergia se retrasa. La primavera sí llegó, aunque parece más bien un verano suave, como la noche de Scott Fitzgerald. He pasado en dos semanas de jersey gordo a practicar el mangacortismo de camisetas y polos, pero no el de camisas, para disgusto de Montano.
Viernes, 6 de mayo
Se cumple un año del incendio de Proteo. Detenerse sin prisa en su escaparate es una señal de lo que somos. Elena Ferrante, Berta Vías Mahou, Marina Enríquez y Antonio Soler. Libros que abrigan.
Sábado, 7 de mayo
Guille coloca en su historia de Instagram la canción «Forever Young» para enmarcar la foto que nos hemos hecho antes de jugar al baloncesto. Somos los amigos de siempre, los que nos conocemos desde Párvulos o primero de EGB.
La paella está riquísima. Óscar trae una bolsa de caramelos Sugus. Yo me zampo los de piña. Nachito narra otra vez la misma anécdota, pero cada vez con más gracia y recreándose en los detalles. La cuenta sonriendo y luego se ríe. Y todos lanzamos carcajadas. Las de Nachito, las primeras. Paco lleva las revistas del colegio, una memoria escolar imborrable, y ahí estamos todos… con 46 años menos. La vida por delante. Fotos en blanco y negro, flequillos, fijata Patrico y rayas del pelo imposibles, niños que fuimos y que somos cuando nos juntamos.
Por muchos años más.
Domingo, 8 de mayo
Deberían prohibir por decreto-ley levantarse temprano los domingos.
Corremos por la Libertad de Prensa. Un sprint antes de llegar a meta. Venga, tú puedes. Desayunamos y somos los únicos locales. Sentirte extranjero en tu ciudad. No, Málaga no es la misma. Ni tú eres el mismo, claro. Nos perdimos en una nueva librería. Un clásico de la colección Cátedra, mira este ensayo. ¿No estaba descatalogado?
Miércoles, 11 de mayo
Acaba de salir Paolo Sorrentino, de Elios Mendieta. El libro es mucho más que La gran belleza, una jirafa incrustada en la mitad del filme, un arranque de una fiesta sin fin en una terraza romana, la vida que se va, siempre mejor con música de Raffaella Carrà.
Mendieta disecciona con cuidado y pasión, la del cerebro investigador con alma de escritor y brío, el complejo, atractivo y excesivo universo creativo del cineasta napolitano. No, Sorrentino no es el “nuevo Fellini”, ni La gran belleza es La dolce vita de este siglo.
Atentos a cuando Elios publique novela. Sangra literatura.
Sábado, 14 de mayo
Antonio García Maldonado. Escritor, articulista, crítico, autor de discursos. Fue editor e incluso, muy al principio de los tiempos, político. Lo recuerda José Antonio Ruiz, librero de Luces. Cuando se despide dice que se va a comprar un traje. Jamás lo he visto ni con chaqueta ni con corbata. Es de los que siempre visten casual. Pienso en el traje de José Antonio por la noche. Yo creo que le sentará mejor el azul marino.
García Maldonado se ha venido a vivir a la Costa del Sol y presenta Flores en la basura, de Violeta Serrano, un retrato generacional, a veces desgarrado, siempre sincero, elaborado en una primera persona que no molesta, que ayuda a entender a los que tienen treinta y tantos y necesitan un anclaje. Porque el mundo para que el que se habían preparado ya no existe.
Lunes, 16 de mayo
De mañana, nuestra casa huele a risas.
Las jacarandas están en flor.
Una luz, firme y segura, atraviesa el salón.
Martes, 17 de mayo
Jornadas de chivo lechal en el hotel San Cristóbal de Marbella. Tenemos la mejor vista del comedor, muy animado. Vamos varios amigos una vez al año a disfrutar de esta joya gastronómica. Lo más nutritivo viene en el segundo café. Nos acompañan, a lo lejos, en una larga mesa horizontal, señoras que tienen incluso menos prisa que nosotros por acabar la sobremesa. Siempre quise escribir esto: “Y ahora las señoras se disponen a jugar al tute”.
Miércoles, 18 de mayo
El propio Guillermo Busutil los ha contabilizado. Son 751 aforismos. Javier Jiménez, editor de Fórcola, le dio la idea al escritor granadino de qué iría el libro que sucedería a La cultura, querido Robinson. Pero en esta obra apenas estaba un 10% de los que figuraría en el nuevo libro. Ahora Busutil ha tenido que crear el 90% restante. El libro se llama Papiroflexia.
En un viaje de hace unos meses a París visitó, como ya lo había hecho en anteriores ocasiones, la tumba de Julio Cortázar. Le recitó al maestro cuentista algunos de estos aforismos cuando la obra no estaba editada en papel y solo era un documento PDF. Era un íntimo homenaje, una suerte de conversación entre palabras.
Busutil, Premio Nacional de Periodismo Cultural, se define como un “contrabandista de libros”. Esos libros que desde el mirador de su refugio de La Malagueta sirven de vigía de su historia, un Nautilus que con su Ojo de Gutenberg disecciona la realidad de las palabras para la librería Luces.
Es, también, este escritor un hombre de 60 años que conserva la “cara de perpetuo niño deslumbrado por el mundo”, como le define la poeta Isabel Pérez Montalbán. Alguien “muy generoso”, como precisa Vicente Luis Mora. Ambos, Isabel y Vicente, anoche presentaron el libro en el Centro de la Generación del 27 de Málaga.
Nuria Barros en el prólogo: “Escribe como si cada línea fuese un surco y cada frase una semilla”. Y es exacto porque esta obra, pequeña en tamaño y honda y profunda en su dimensión literaria, juega con el lenguaje, lo maneja a su manera para que los lectores puedan transmutarse en “navegantes de lecturas”.
Porque leer es presente de indicativo, imperativo, presente de subjuntivo, futuro perfecto y futuro. De todas estas formas se exhibe Papiroflexia, fuente de hallazgos verbales, piruetas estilísticas que quiebran las normas para que podamos trasladarnos a otros mundos.
Y, sí, vemos en los libros “huidas a solas” y “máscaras de las palabras” (su particular definición del aforismo). Aquí tenemos pistas de su tarea inventiva, proa de futuros mapas que sueñan con cafés de jazz, en madrugadas sin límite escuchando poemas a la luz de vidas prometidas.
Jueves, 19 de mayo
Podría traducir el mes de mayo como el de las maravillosas comidas con amigos. Quedo con José María de Loma en la puerta de La Opinión de Málaga. El Thyssen, que está a tiro de vista, tiene una nueva exposición a la que aún no hemos ido. En esta ciudad de los museos resulta complicado ponerse al día con tanto que ofrece. “Espera, pollo, que tengo reu”, me pide José María. La “reu” es para diseñar la campaña de las andaluzas. Tú te encargas de cubrir a esos que no les va a votar ni su madre. Y tú al otro que se cree el más guapo. ¿Le damos a esa candidata una o dos páginas?
Baja, al fin, Loma (de Loma, incluso). Viene con chaqueta. Ha estado en Canal Sur Radio por la mañana y luego quizá iba a la tele. En la Plaza de la Constitución sigue la incógnita del Café Central. Si pido una nube siempre me acuerdo del azulejo que está ahora en el patio de columnas de Los Olivos.
Queda tiempo para la cita en La Cosmopolita y nos tomamos algo en la calle Sánchez Pastor. Al lado me afeitaron con navaja el día de la boda de mi hermana. Enfrente estaba el Downtown, garito de primeros de los noventa.
Cuéntame, Rive, cuéntame más. Qué jugoso, ¿no? Hablamos de nosotros, de proyectos, de ilusiones. En el restaurante, coqueto, agradable y exquisito en las formas, aguarda ya Ignacio Peyró, también chaqueteado y que degusta una bebida que tiene pinta de fresca.
Peyró está a punto de abandonar Londres rumbo a Roma. No le preguntamos mucho de Calcuta. Allí ha estado hace muy poco y lo ha contado en El País. Nos pregunta y se interesa por nuestras vidas, por lo que estamos escribiendo. Todo lo suyo es más interesante, pero él no se da importancia. Le hace gracia que la camarera presente el maridaje de una bebida con un torrente de diminutivos.
Qué bien se está así. Momentos como este no deberían acabar nunca.
En La Malagueta tiene faena con José Antonio Trujillo. Salen airosos. Un goce.
Venga, vámonos. Loma tiene que cerrar la portada y yo me voy a una reunión de hombres de trono de Mena.
Sábado, 21 de mayo
17.23. Primera tarde de playa de la temporada. Insiste el sonido del mar. Está nubladísimo. Sentados muy cerca de la orilla. El mar huele, ruge y persiste. Me quedo dormido y Toñi hace recuento del escenario. La señora de al lado, en bikini, tricota un jersey con insistencia, mientras mira a su hijo en la orilla. Una mujer rubia vigila el mar. A su lado, en una toalla con bebedero que ocupa toda la sombra, está instalado su perro. Un retriever beige que mira a los paseantes. Nadie está moreno. Nadie se baña.
En el aparcamiento hay un tráiler gigante de una empresa que se hace llamar Muuttolinnnut Oy. Menos mal que el finlandés está traducido: Mudanzas Aves Migratorias, dice en mayúscula y en castellano.
Lunes, 23 de mayo
Tengo que llamar al periódico para que lo den arriba del todo, urgente, en rojo, última hora: acabo de ver a una persona que lleva puesta la mascarilla.
Martes, 24 de mayo
Como sé que valora el buen cine, regalo a Javier Aznar mi primer libro: El viaje de los ingleses: Rodando con Antonio Banderas. Ha venido a Málaga a la gala de los Ondas del podcast en el Teatro del Soho Caixabank. Su Hotel Jorge Juan, mi podcast favorito, recibe uno de los galardones. Le hablo de Japón —pronto viajará allá—, del gol de Aguanís de Raúl en la Copa Intercontinental de 1998 y de cómo Alcántara observaba aparcar las gaviotas en su terraza de Rincón de la Victoria. Por la noche, cuando salimos del teatro, me presenta a Alberto Moreno, director de Vanity Fair.
Ceno con Antonio Rubio y el equipo de GAL: el triángulo: Tomás Ocaña, José Bautista… Hay frases que apunto en la memoria. Me las guardo en otro lugar.
Miércoles, 25 de mayo
Tras un vibrante almuerzo con Santi Molina en la Plaza de Matute, llego a la fiesta de Zenda. El sexto aniversario de esta publicación y el estreno de Historias del Camino. Feliz del encuentro y reencuentro con amigos, la vuelta a Madrid después de algunos meses y de hablar de periodismo y literatura sin mirar el reloj. Cuando me fotografía el gran Jeosm, la máquina estilo Polaroid ya no tiene papel para llevármela de recuerdo. Al día siguiente, muy amable, me la envía Miguel Santamarina. Leandro Pérez Miguel, el dire zendiano, va de un lado para otro. Pérez Reverte está a punto de irse y algunos nos quedamos hasta el final.
En la calle Argumosa hablamos de columnistas con trono y de más libros. También de los obituarios preparados por los periódicos. “¿Tú no tendrás escrito el mío, verdad?”
Jueves, 26 de mayo
En Madrid viví cuatro años que nunca olvido. Tengo que venir más. Cada día me acuerdo de Madrid. De paisajes, conversaciones, de amores perdidos, de amigos que vinieron, se fueron y los que se quedaron. Madrid es una pasión.
Viernes, 27 de mayo
No puedo ir a la charla del catedrático Ramón Salaverría, pero me quedo reflexionando tres ideas que ha expuesto:
Nos persuade más…
#1 la opinión que la verdad.
#2 la emoción que la evidencia.
#3 el semejante que el experto.
Sábado, 28 de mayo
Este mandarino tiene 150 años. Llega el “maestro” Jorge Rando a su museo. Brahms sin límite de decibelios. La grabadora del móvil capta bien sus palabras, milimétricamente acertadas, algo más que susurros. Mañana o el lunes se vuelve a Alemania en tren.
Lunes, 30 de mayo
Devoro el nuevo prólogo de Mejor que ficción de Jorge Carrión. Ahora lo edita Almadía, pujante editorial mexicana que desembarca en España. La primera edición era de Anagrama. Nuevos nombres, el reconocimiento a la polifonía de voces de Svetlana Alexiévich, las aportaciones de otras artes. El diccionario abreviado de cronistas hispanoamericanos dibuja un mapa esencial para los amantes de la no ficción.
Leer a Jorge Carrión. Disfrutar de sus podcasts, aprender de sus talleres. El 10 de julio dialoga con Alberto García-Alix sobre fotografía y literatura. No quiero perdérmelo.
Martes, 31 de mayo
Se acumulan los libros por leer: Diccionario, de Joaquín Campos; El tío francés, de Héctor Barbotta o La vida toda de Alma Guillermoprieto. Hay más. De algunos hablaré pronto por aquí, en este omoshiroi.
“Para mí el mundo no es como lo veo, sino como lo leo” (Joan Didion)
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