En este omoshiroi que os sirvo en Zenda, publico una vez al mes un diario de lecturas y conversaciones sobre libros.
Sábado, 1 de enero
El año por delante. Las ganas de más proyectos. Saber que algunos se cumplirán, otros se aplazarán, otros se cancelarán. Y muchos aparecerán de improviso. En la agenda que estreno hay una frase de Sócrates: “Habla para que yo te conozca”. A veces es mejor el silencio de los demás.
Lunes, 3 de enero
Cumpleaños de Toñi. Está leyendo la lograda sencillez, bien trabajada, de Sara Mesa en Perrita Country. A Toñi le gusta subrayar lo que más le llama la atención y hacer comentarios. Las magníficas ilustraciones de Pablo Amargo contextualizan la historia y enriquecen un libro que vuelve a enfocar con maestría y que guarda un aroma a Un amor.
«Cuando hablo de mí lo hago en pasado y en tercera persona. Me disfrazo con la gramática, me la echo de cobertor para resguardarme y no quedar expuesta. En cambio, cuando hablo de otros, o cuando invento, echo mano de la primera persona y del presente».
Jueves, 6 de enero
Nostalgia del Scalextric que nunca tuve. Soy más del Ibertren y el Subbuteo.
Viernes, 7 de enero
Aparece el nuevo El Cultural (en esta etapa con El Español) que dirige Manuel Hidalgo. Entrevista a Javier Marías: “A mí me agradan las novelas con personajes inteligentes y con sentido del humor. Yo intento que mis personajes no digan tonterías”.
Sábado, 8 de enero
Carlos Rubio presenta en la librería Luces Mil años de literatura femenina en Japón, otra delicia de Satori. Cuanto más crees saber de un tema, más cuenta te das de todo lo que te queda por conocer. El sensei Rubio tiene una dialéctica que atrapa. Maneja los silencios y los matices con la sabiduría de la experiencia, que decía Leonardo.
Estoy con Luis, Laura y Eric, el equipo de Japonismo, grandes divulgadores de lo japonés. Charlo con Juan Carlos (a quien desvirtualizo al fin), Iñaki y Diana. Agradezco a Mercedes que me incluyera en el grupo Shunkin, un club de lectura de libros de temática japonesa en el que todavía apenas he participado.
Aquí el vídeo con Rubio y Berni Naharro, que ejerció de presentador «niponadicto».
Domingo, 9 de enero
Arcadi Espada en El Taxi de Carlos Padilla en Onda Madrid: “Yo me dedico, como decía Josep Pla, a la literatura de la observación”. “Usted valore lo que yo digo, no lo que uno sea”. Arcadi en esencia y sentencia pura.
Lunes, 10 de enero
En realidad, hoy empieza el año. Estos nueve primeros días han sido apenas un entrenamiento.
Martes, 11 de enero
Lydia Cacho justifica por qué se escriben los libros de Periodismo: “En un solo reportaje es imposible contar toda la historia”.
Tintín cumple 93 años. En mi mesa tengo una lámina amarilla del reportero del tupé naranja al que se le escapan tres gotas de sudor mientras su avión cae en picado. Su fiel Milú está expectante.
Miércoles, 12 de enero
¿Podría hablar con un tipo de 50 años?, le pregunto con nuestra habitual chanza.
Es el primer amigo de mi edad que cumple medio siglo.
Cuando éramos adolescentes un señor de medio siglo era alguien muy mayor, casi de edad de abuelo. En clase había un «tripitidor» que nos sacaba dos años y le llamábamos “el viejo”. Otros le pusieron el mote de Tutankamón. Cinco décadas.
Jueves, 13 de enero
“Todos fuimos niños, pero solo unos pocos lo recuerdan” (El Principito).
Viernes, 14 de enero
Arranca La Lectura de El Mundo con Mayte Rico al frente.
Me lo descargo en Orbyt poco antes de las 12 de la noche del jueves que agoniza. Ignacio Peyró escribe en sus ‘Cosas vistas’ de los libros que leer cuando volamos. Se lleva siempre algo sin contrastar y otra cosa segura. “Durante años me llevaba el Quijote para tener una última sonrisa del mundo por si caía el avión”.
Domingo, 16 de enero
Toñi lee Valle inquietante de Anna Wiener.
“Éramos de usar y tirar. Había más licenciados en literatura con dinero suficiente como para no necesitar un sueldo —y que encadenaban unas prácticas no remuneradas tras otras— que vacantes en las agencias y las editoriales. (…) La industria dependía hasta cierto punto de un alto índice de deserciones. Aun así, mis amigos del mundo editorial y yo éramos testarudos. Nos gustaba trabajar con libros; nos aferrábamos a nuestro capital cultural»
El día es luminoso como un niño que gatea. Hay un mirlo (supongo que negro) cantando melodías. De vez en cuando se oye un vehículo y el verde domina la vista. Hemos almorzado en la terraza mientras escuchábamos un programa de radio.
Sí, es enero.
Lunes, 17 de enero
Sin novedad en el Blue Monday. ¿Entonces para qué lo incluyo en el diario? Lo quito entonces. De acuerdo; me parece bien.
Sin novedad en el Blue Monday.
Lo que has hecho es tacharlo.
Sin novedad en…
Para ya, ¿no?
Martes, 18 de enero
Vemos en Filmin la completísima, amena y profunda serie de Hemingway. Hoy toca el capítulo que viaja desde finales de los años 20 a 1941. Vargas Llosa se ríe sin poder parar, a plena carcajada, sin ningún complejo, de la descripción “ridícula” de una escena de sexo que escribió en Por quién doblan las campanas.
“Hay modas que se terminan justo cuando empiezan las leyendas”, dice Manuel Jabois sobre Gento en Hora 25.
Miércoles, 19 de enero
Un paseo inesperado que interrumpe la rutina me alerta que voy demasiado abrigado. Como para viajar en estas fechas a Groenlandia. Ni siquiera a Soria, me parece a mí.
Tres dosis anti covid, la vacuna de la gripe, y FP2 que cambio cuando no le ha llegado ni la pubertad a la mascarilla.
El arte de Isabel Morillo: “Hijo, en mi entorno todos se han contagiado al menos una vez. Te voy a tener que hacer un reportaje”. Emoticonos de WhatsApp con el muñeco derrochando lágrimas de risa. Qué buenos momentos cuando ves que alguien querido está “escribiendo…” con las letras en verde. Y la alegría de cuando llega el mensaje.
Jueves, 20 de enero
Una cosa muy rara que aprendemos viendo Página 2: existen vampiros veganos que miran al sol y comen manzanas… y se convierten en corazones. Nosotros almorzamos consomé de cocido y ensalada tabulé. En estos días de confinamiento voluntario, sin apenas salidas, que se parecen a marzo de 2020, aprendes a ser ermitaño. Esa calma te viene muy bien para la escritura, pero hay necesidad de compartir momentos y de ver rostros, aunque sean todavía enmascarados.
Viernes, 21 de enero
Javier Caraballo recuerda en su sección ‘Sandalias al viento’ en Mesa de análisis de Canal Sur que el Mar de Alborán se podría rebautizar como Mar de Alcántara. La idea, Caraballo precisa, fue de Antonio Lucas: la dijo en un hermoso brindis de esos cumpleaños tan maravillosos del Maestro que organizaba la Fundación Manuel Alcántara capitaneada por Teodoro León Gross.
Mar de Alcántara. Qué bien suena. En su mar, desde su terraza del Rincón de la Victoria, observaba, ensimismado, cómo aparcaban las gaviotas.
Lunes, 24 de enero
Llega el libro de Jorge Carrión Todos los museos son novelas de ciencia ficción, una suerte de cara B de Membrana, su reverso acaso más Black Mirror todavía. La edición es exquisita por la calidad del papel y las ilustraciones. ¿Quién será Mare? ¿Por qué espían a Carrión? La respuesta, si fuera posible, estará en Granada.
Jueves, 27 de enero
Examen no hay. Es decir, no hay examen clásico. Evalúo el gran reportaje, la entrevista literaria, los artículos de opinión y las crónicas.
Primera pregunta: diferencias estilísticas entre Tom Wolfe y…
Hay silencio. Otros me miran con cara de qué gracioso se ha creído el profe.
Para acabar la asignatura vemos el vídeo del discurso de Steve Jobs a los jóvenes que se gradúan en la Universidad de Stanford. No me quiero poner en plan Paulo Coelho (jamás me lo perdonaría Ignacio Camacho), pero sus tres historias son una hermosa lección de vida.
Viernes, 28 de enero
Almuerzo en los Baños del Carmen. En la mesa contigua hay una señora que parece el doble de Angela Merkel. ¿O es la auténtica? Estoy a punto de preguntarle sobre la deuda del bono alemán y la inflación en la calle Linienstrasse del barrio de Mitte, donde tiene una casa mi enormérrimo amigo Michael Gordon. Allí veía nevar y escribía las coberturas de la ITB de Berlín. En ese mismo piso también arranqué mi blog personal el 12 de febrero de 2007, cuando El Camino de los Ingleses se estrenó en la Berlinale.
Llega la ensalada. No veo los pimientos. Cuando aparece el pescaíto de la Bahía, la miro (a la presunta Merkel) un poco más de cerca y parece que ya no es canciller. Hay café. Merkel, o como se apellide ella, sigue de tertulia. Pongo el oído. El acento, eso es, parece alemán: se ha quitado el jersey. Se queda en manga corta y parece que pedirá una copa. Y yo sigo sin arrinconar el abrigo tres cuartos.
En este sitio, donde no recuerdo ni un minuto de infelicidad, disfruto una vez más del hermoso mensaje escrito en el malecón más hacia el Oeste: “Fuiste, eres y siempre serás mi más bonita casualidad”.
Sábado, 29 de enero
Quedamos los ocho junto a la terminal de cruceros. Se hacen grupos y luego esos grupos se intercambian. «Running in the Family». Recuerdo la canción de 1987, la favorita de David del Río, amigo del corazón. Un pato surfea las olas. Es un negrón común, precisa Toñi. Me mido con Jorge, mi sobrino. El mes que viene cumplirá 15 años y ya está más alto que yo. Bueno, tampoco es que uno sea Tkachenko con 1,78.
Cada uno va contando las novedades: las del colegio, la del trabajo. “Cuenta tú, yo no tengo muchas ganas”. Mamá es la gran animadora: “Venga, Carlota, ahora te toca a ti”. Papá escucha con las manos hacia atrás.
Lunes, 31 de enero
¿Eso lo vas a poner en el diario?
No lo apunté. Y ahora tengo dudas si es exacta la frase. No pasa nada, ficciona el diario. Lo puedo literaturizar, pero no inventar. Es la norma que sigo. Lo mismo, cuando lleve más entregas, abrazo la invención. Por ahora no quiero o no me sale. El gen del periodista, y en concreto del cronista y reportero, sigue muy presente.
Este país necesita más cogorzas. Es una frase sublime, porque no la digo yo, sino un personaje de una película de John Ford.