Confluyen en Tigres de cristal —quinta novela del barcelonés Toni Hill—, dos relatos paralelos: el primero es de corte social y el segundo se adentra en la psicología de los personajes. Ambos discurren de forma independiente hasta convertirse en espejos el uno del otro.
El relato social es el de los últimos cuarenta años de la historia de España, desde la agonía del franquismo hasta la crisis económica actual, y se centra en los emigrantes del sur que llegaron a Cataluña durante la dictadura para trabajar en la industria incipiente del llamado «cinturón rojo» de Barcelona. Resulta significativo que uno de los primeros capítulos de la novela describa la urbanización del barrio de Ciudad Satélite, en Cornellá del Llobregat, como si deseara crear un universo novelesco. El autor pone especial énfasis en subrayar los lugares. A través de ellos quiere evocar su propia infancia.
Los habitantes de Ciudad Satélite encarnan a la clase trabajadora: obreros industriales los hombres, amas de casa o empleadas domésticas las mujeres. Todos ellos contemplan con cierta ambigüedad esa Cataluña que han venido a colonizar: por un lado es una tierra de oportunidades que les permite comprar un piso moderno a plazos; por otro lado recelan de la burguesía local que habita barrios como Sant Gervasi o Pedralbes. Todo ello en el contexto de las primeras huelgas democráticas.
El segundo relato, el psicológico, se adentra en los protagonistas de la novela, como Víctor Yagüe y Juanpe Zamora, dos jóvenes de extracción obrera que en 1978 se ven complicados en la muerte de Joaquín Vázquez, apodado “el Cromañón”, un compañero indeseable que les hace la vida imposible. Rodean a Juanpe y Víctor toda una galería de personajes cuyas historias paralelas se alternan, avanzando y retrocediendo en el tiempo mediante el uso de la prolepsis y la analepsis, adentrándonos en realidades a menudo sórdidas que se perciben verídicas, siguiendo los postulados del realismo galdosiano.
La novela, como ya he apuntado, es un relato de intriga psicológica que mantiene en vilo al lector, pero es también una reflexión social que apunta especialmente a la izquierda. Con el paso de los años, Víctor —hijo de un sindicalista del cinturón industrial de Barcelona— prospera socialmente y se convierte en un perfecto burgués, feliz y sin complejos. En cambio, Juanpe se hunde en la derrota y el sentimiento de culpabilidad, y vive presa del pasado sin poder exorcizar sus demonios interiores.
¿Qué nos sugiere el relato? ¿Qué culpas debe expiar la izquierda? Tigres de cristal no es una novela de tesis, el autor actúa con la sutileza necesaria como para transmitir sensaciones sin que terminemos de asociarlas a un contexto concreto; sin embargo su obra está plagada de alusiones que apuntan a la realidad más actual, no sólo política sino también a un tema de tanta trascendencia como es el acoso escolar, que el autor analiza desde la perspectiva de los años setenta y también desde la época actual, en la que se ha convertido, a través de las redes sociales, en algo mucho más sutil y terrible si cabe.
En esta quinta novela publicada, Toni Hill atesora ya un considerable oficio de narrador que se despliega a lo largo de las casi quinientas páginas de esta obra generacional, realista y de intriga psicológica.
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Autor: Toni Hill. Título: Tigres de cristal. Editorial: Grijalbo. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro
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