Grupo surrealista. En el centro Bretón y Dalí. Copy: Anna Riwkin-Brick, Paris, 1933
1. Apollinaire
El surrealismo es un movimiento artístico y literario que ha tenido, y tiene, muchísimos adeptos. La palabra se acuña en Francia en los años 20 del siglo XX: surrealismo, no «subrealismo», porque no es por debajo, sino que es sobre, por encima. Es más realismo, incluso es más allá del realismo, o más allá de lo tolerable. Guillaume Apollinaire inventó el término en 1917 porque fue así como llamó a su obra de teatro Las tetas de Tiresia: «drama surrealista». Una obra provocadora, feminista y antimilitarista en la que cuenta la historia de Teresa, que cambia de sexo para obtener el poder entre los hombres con el objetivo (aquí vemos una cuestión teleológica) de borrar el pasado y establecer la igualdad de sexos. Ni que decir tiene que fue un escándalo.
2. Duchamp
Del año 1927 es La fuente, obra de Marcel Duchamp. El artista francés vivía en Nueva York desde 1925. Una tarde, caminando por la Quinta Avenida hacia Central Park, acompañado por el artista Joseph Stella y el coleccionista de arte Walter Arensberg, que era su mecenas, se quedó parado ante un escaparate de objetos sanitarios. Entró y compró un urinario de pared, un Bedfordshire de la JL Mott Iron Works. Duchamp lo cargó hasta su estudio y lo firmó como R. Mutt, 1917.
Lo que hizo Marcel Duchamp es lo que en arte se conoce como ready-made, o sea, utilizar una pieza ya existente —los franceses lo llaman objet trouvé, es decir un objeto encontrado que no se considera artístico: en el caso de La fuente fue utilizar un urinario de porcelana como si fuera una escultura—. Aunque la exposición colectiva a la que Duchamp presentó la pieza (con el pseudónimo) establecía que todas las obras serían aceptadas, La fuente fue retirada. Hoy se considera un hito en el arte del siglo XX.
3. Picasso
París, 1907. Con solo 25 años Pablo Picasso ya era considerado una estrella de la vanguardia. Un día fue a visitar a Gertrude Stein, con quien tenía una buena amistad, y allí se encontró con Matisse, que llevaba medio escondida entre la ropa una pequeña escultura africana. Cuando Picasso la vio quedó maravillado, y ante la pregunta de dónde la había conseguido, Matisse, extrañado, le contestó que de una tienda de curiosidades. Picasso salió de la casa en un especie de trance en dirección al Museo Etnográfico de Trocadero para ver la colección de máscaras africanas. Los historiadores del arte fijan ese momento como fundacional, en el que supuestamente cambió el curso de la pintura y la escultura porque Picasso, al ver las máscaras, afirmó que había comprendido por qué era pintor. “Ese día debió de inspirarme Las señoritas de Aviñón”, dijo.
Algunos libros de Apollinarie.
Caligramas. Cátedra
Las once mil vergas. Valdemar
Cartas a Lou. Acantilado
De Duchamp.
Escritos. Galaxia Gutenberg
Cartas sobre arte: 1916-1956. Elba
Sobre Picasso.
Picasso y yo. Salvador Dalí. Elba
Conversaciones con Picasso. Brassai. Turner/FCE
Picasso, mi abuelo. Marina Picasso. Plaza & Janés
Pablo Picasso en tres revisiones. Eugenio D’Ors. Acantilado
Sobre arte moderno.
¿Qué estás mirando?: 150 años de arte moderno en un abrir y cerrar de ojos. Will Gompertz. Penguin Random House
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