Después de haber leído con admiración y ternura Otra vida por vivir y El asedio de Troya sabía que Kallifatides no me iba a defraudar con Madres e hijos, traducida, una vez más, del griego por Selma Ancira y publicada en el mismo sello que las anteriores. A los 68 años, Theodor Kallifatides viaja a Atenas desde Suecia, donde vive desde hace más de cuarenta años, para visitar a su madre de 92. Ambos intuyen que puede ser uno de sus últimos encuentros y eso hace que los sentimientos y las reflexiones sobre la vida dejen, una vez más, una huella extraordinaria no solo durante la lectura sino tiempo después.
Este libro es ante todo un alegato a favor de las madres, de su figura imprescindible no solo en la infancia sino durante toda nuestra vida; pero hablar de su madre va inexorablemente ligado a hablar de su padre muerto, un hombre que rara vez habló en casa sobre su vida. Un hombre introvertido pero con una memoria prodigiosa.
El libro arranca con este original punto de partida: «Cuando era niño pensaba que moriría antes que mi madre, de acuerdo con el principio aquel de que el árbol sobrevive a su fruto. Con el tiempo entendí el orden lógico o por lo menos natural de las cosas, y entonces tuve otro problema: ¿acaso podía causarle a mi madre una tristeza tan grande como mi muerte?
Los dos han envejecido, y le ha llegado el momento a Kallifatides de escribir sobre ella. No es fácil escribir sobre una madre, pero recuerda que su abrazo siempre era mayor que el suyo, y eso le deja claro que el amor de una madre suele perdonar todo. Ya le decía ella que “por doquier eres huésped, menos en casa de tu madre”. Tiene claro el autor que le debe a su madre su pasión por la escritura: “De ella heredé el anhelo de narrar una historia”, recuerda con ternura.
Kallifatides y su madre pasarán una semana juntos y recuerdan con cariño y cierta dosis de nostalgia lo más importante de sus vidas con una presencia imprescindible de la figura paterna, de quien Theodor está leyendo el recuento escrito que este le ha dejado de lo que fue su difícil existencia desde su origen como exiliado griego en Turquía, su pasión por su oficio de maestro y su paso por una prisión de los nazis. Gracias a este texto escrito para su hijo y no para ser publicado, y gracias a su madre, Kallifatides llega a conocer bien a su padre, pero ¿tiene derecho a guardarse este texto sólo para él?, se pregunta. Seguramente sí, pero él piensa lo contrario. Es un testimonio de otros tiempos, es una vida, son hechos reales, esto no es ficción y además Yaris es el bisabuelo de sus nietos.
En una espera en el aeropuerto de Copenhague, Kallifatides saca papel y lápiz y comienza a traducir ese texto al sueco. Piensa que cuando llegue la edad en la que sus nietos se lo puedan pedir, él ya no estará disponible. Entre la larga carta que escribe el padre de Kallifatides, que jamás celebró su cumpleaños porque no conocía su fecha de nacimiento (el año tal vez sí pero no el mes ni el día) y las conversaciones con su madre, Kallifatides construye esta historia que es la suya pero que es de todos, porque como dice el autor, “lo pasado es lo único que tenemos, y la sociedad cambia con mayor rapidez que sus miembros, y toda memoria nos ayuda a entendernos mejor”. Ninguna muerte es irrevocable, dice el autor de Madres e hijos, y la del padre de Kallifatides le regala a Theodor una Grecia distinta, el Ponto y el Mar Muerto.
Este libro nos acerca a nuestros padres, al pasado y al presente de una sociedad en continuo cambio. Al final, en un breve epílogo, el autor cuenta cómo fue escrito con la compañía de las Sinfonías de Hamburgo de Carl Philipp Emanuel Bach, uno de los muchos hijos que tuvo el compositor Johann Sebastian Bach. De hijo a hijo le da las gracias, y yo, como hija que seré siempre, se las doy una vez más a Kallifatides.
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Autor: Theodor Kallifatides. Título: Madres e hijos. Editorial: Galaxia Gutenberg. Venta: Todostuslibros y Amazon
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