Hete aquí un thriller histórico ambientado en la España de los espías, en la Inglaterra de las casas de campo y en la Argentina de los oficiales fugados. Y, como elemento aglutinador, el hijo secreto de un alto, altísimo mando del partido nazi a quien muchos ven como «el príncipe del Reich».
En este making of Rafael Tarradas Bultó explica el origen de El hijo del Reich (Espasa).
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Una novela ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Otra. La segunda mía, la enésima del mercado. No existe el síndrome de la hoja en blanco, no en este caso. Existe otra cosa, cuyo nombre desconozco, pero que obliga a que sobre el papel caigan solo las partes adecuadas, las que se han tratado poco, las que, aún sobre este tema, son desconocidas y pueden sorprender y emocionar. ¡Deben hacerlo! Aplico un filtro y descarto todo lo superfluo o lo repetido. Lo que ya sabemos. No soy bueno hablando de guerras, pero quizás sí tenga más aptitudes para hablar de los sentimientos que provocan, de las batallas que se libran en el corazón, en la mente y entre ellos. Las guerras apartan y matan, pero también nos ponen frente al espejo, nos hacen conocernos y valorar lo que tenemos, lo que queremos, lo que nos jugamos y la fragilidad de todo lo que damos por sentado. Eso es común a todas las guerras. También a la Segunda Guerra Mundial, también a Daisy y Félix, mis protagonistas en El hijo del Reich.
Escribo en la biblioteca de una vieja masía de más de doscientos años en el Penedés, cargada de libros, planos, cuadros y porcelanas que cuesta mantener desvestidas de la fina capa de polvo que crea todo lo viejo. Todo me habla y me ayuda. Abro un tomo enorme de periódicos encuadernados. Periódicos ingleses de 1941. Me maravillo con lo que encuentro. Sí, mucha información sobre los bombardeos en Londres, sobre los discursos de Churchill, sobre la evacuación —o no— de la familia Real. Muchas fotos, pero ni una de un cadáver, ni una de un herido. Un socavón enorme en el suelo frente al Banco de Inglaterra, pero ni un cuerpo. Eran miles. Lo sabían todos, pero nadie estaba dispuesto a que el pánico y el desánimo cundieran más de lo inevitable, a mostrar impresa la crudeza de lo que todos veían. Lo sabían, pero hablaban poco de ello. La vida debía seguir. El estoicismo era parte de la solución.
El Reino Unido nunca lo estuvo tanto. Los medios, los políticos, la iglesia, la aristocracia, los obreros y los campesinos, todos los estamentos de la sociedad, conjurados para resistir, para dar lo que hiciera falta para que su país sobreviviera a la peor amenaza de su historia. Una isla separada de su imperio, sola, con el aliento de la máquina de guerra más poderosa que hubiera conocido el mundo, al otro lado del canal de la Mancha. Anuncios de pasta de dientes, de moda, de restaurantes y de niños sonrientes tomando papilla. Comercios sin techo abiertos. Gentes sonrientes posando junto a soldados que no sobrevivirían a la guerra. Un país empeñado en seguir adelante, en asegurarse los unos a los otros que no podrían con ellos. Callando la queja, ocultando la duda, disimulando los miedos. Esa es mi historia.
Los perros se asoman a la ventana y me devuelven al presente moviendo el rabo, inocentes, nobles y desprovistos de las complicaciones que una y otra vez los humanos nos ponemos delante. Miro a mi alrededor. También estas paredes se tiñeron de guerra, de tragedia y miedo, pero aguantaron. Ese es el final de mi libro, el mensaje positivo. Como algunos consiguen, removiendo la tierra, pintando las paredes y aparcando los rencores, que la vida vuelva a lo que ocupó la muerte y que el mal nunca gane espacio al bien.
Un libro de guerra puede ser un buen libro para la paz. Creo que El hijo del Reich puede serlo.
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Autor: Rafael Tarradas Bultó. Título: El hijo del Reich. Editorial: Espasa. Venta: Todos tus libros.
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