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Un mundo distópico, pero humano

Un mundo distópico, pero humano

Tiempos de infantería es la primera novela de ciencia ficción de Roberto Vaquero, y tras leerla (más bien devorarla) de cabo a rabo, no podemos sino desear que no sea la última. Es más, anhelamos que haya otra pero que esté ambientada en el mismo universo.

Esta obra nos sitúa en el siglo XXIII, con una Tierra futurista y cyberpunk dividida en unos pocos superestados, todos determinados en mayor o menor medida por la hegemonía del Imperio Bláptico y de la Confederación del Este. Aparte de estas dos superpotencias, que recuerdan respectivamente a los EEUU y la URSS de la Guerra Fría, nos encontramos la fragmentada Unión Africana, los degenerados psicópatas del IV Reich y otros estados menores, algunos con gobiernos religiosos y otros conformados por cárteles de traficantes. Las referencias a la vida real actual son muy obvias, y no por ser superficiales, sino por ser efectivas. Uno de los puntos que generan más interés de esta novela es no sólo el world-building interno de cada estado (elemento imprescindible de toda buena sci-fi), sino también algo que no es tan habitual: el desarrollo de la geopolítica mundial. Alianzas, espionajes, pactos, golpes de estado, revoluciones, conspiraciones secretas… Todos estos elementos se suceden uno tras otro, no como una amalgama caótica de sucesos, sino como una red narrativa muy bien tejida, en la cual todo está relacionado y todo va tomando, según avanzamos por los capítulos, una compacta cohesión, gran profundidad y, sobre todo, nos transmite una emocionante sensación de estar ahí, de comprender en todo momento qué sucede y por qué sucede. Es una construcción de universo que puede recordar a Frank Herbert en Dune.

Y toda esta cohesión no sólo se construye mediante la geopolítica, sino también con el desarrollo de los personajes protagonistas y las relaciones entre ellos.

"El aficionado a la Historia sonreirá varias veces a lo largo de la lectura de Tiempos de infantería"

Tiempos de infantería es una novela coral. No hay un único protagonista, sino varios. Conoceremos a varios personajes que pertenecen a los diversos países que intervienen en la acción, cada cual con sus motivaciones, objetivos y sentimientos. Salah, Alonso, Katya, Whitaker, Serguéi, Apanasenko, Von Hammer… Ellos y muchos otros nos harán sufrir, reír, estremecernos e, incluso, horrorizarnos. A través de ellos veremos grandes ideales de justicia y libertad, orgullos arrogantes, fiel camaradería, deleznables intereses egoístas, automatismos genéticos, fanatismo religioso, esperanzas ansiadas, sadismo, honor, etc. También se expone un clásico tema: cómo las aspiraciones individuales, incluso las más nobles, pueden ser destrozadas o instrumentalizadas por los grandes poderes que manejan la política a gran escala. En toda la novela hay una clara línea divisoria entre «los de arriba» y los combatientes de a pie, línea que es corrosiva cuando aparecen los burócratas, blancos de una crítica a la burocracia que recuerda mucho a Heinlein. Tampoco echaréis en falta los giros de guión, las sorpresas inesperadas y, para los más politizados, esta novela puede leerse perfectamente como una crítica a la política y la sociedad actuales. Cada lector puede encontrar su propia lectura e interpretación y buscar unos u otros matices, aunque es insoslayable la crítica al imperialismo y a las corrientes políticas individualistas en favor de un sentido comunitario de la sociedad y de la libertad de los pueblos.

Los elementos de ciencia ficción están muy bien conseguidos, puesto que a lo largo de las batallas se va desplegando una tecnología futurista que incluye bioingeniería (por mor de la cual se desarrollan guerreros genéticamente mejorados), escudos protectores de plasma, armas láser, naves, exoesqueletos bélicos y muchas otras cuestiones de alta y futurista tecnología. Aun así, se nota el gusto del autor por la historia pasada y, en concreto, por la historia militar, tanto por los paralelismos históricos como por referencias directas, pasando también por pequeños detalles incluso en algo aparentemente tan banal como los nombres de las armas. Sin duda, el aficionado a la Historia sonreirá varias veces a lo largo de la lectura de Tiempos de infantería. Por otro lado, quienes gusten de escenas de batallas de máxima tensión, descripciones de armamento, arengas patrióticas y épicas hazañas no van a quedar decepcionados.

Otro elemento muy interesante es conocer los diversos colectivos según a qué estado pertenecen. No quiero spoilear nada, pero personalmente me han flipado los soldados blápticos de la Facción y los zombificados Escuadrones de la Muerte de los tarados del IV Reich. También tienen mucho gancho algunas de las consignas de los diversos cuerpos militares (destacamos el grito de guerra de los soldados africanos: “El desierto cobra sus deudas”).

"Tiempos de infantería es una excelente novela de ciencia ficción que hará las delicias de los aficionados al género"

Y todo ello expuesto con una técnica narrativa muy cómoda de leer, pues sigue un orden cronológico intercalando flashbacks muy bien medidos y un estilo depurado y maduro, efectivo, pero que no se pierde en pomposidades recargantes. Se lee fácil y rápido, pero es una escritura a la que se le nota mucha experiencia tras ella, una habilidad conseguida con dedicación y cariño hacia ella misma. En suma, Tiempos de infantería no sólo es una buena historia narrada en un mundo muy bien construido plagado de personajes carismáticos a los que amaremos y odiaremos (pero que no nos dejarán nunca indiferentes), sino que además está muy bien escrita.

También cabe mencionar que es una obra dura. Es violenta, en ocasiones sangrienta, y tanto su lenguaje como muchos de los comportamientos de varios personajes son rudos y salvajes. Hay numerosas escenas de batallas con armas, bombardeos y, también, a golpes y navajazos. Es una obra de las de antes, cuando no había el temor a ser criticado por «exceso de testosterona» o por «herir sensibilidades». Aun así, también hay espacio para que los personajes muestren sus sentimientos de amistad o amor. Es, en definitiva, un mundo distópico, pero humano. Duro, pero con sus resquicios de sensibilidad. Un mundo que te lo crees.

En conclusión, Tiempos de infantería es una excelente novela de ciencia ficción que hará las delicias de los aficionados al género pero que, debido a la profundidad de su universo y la multitud de temas políticos y sociales que toca, además de tratar cuestiones trascendentales como la amistad, la lealtad o el honor, sin duda puede interesar a prácticamente cualquier lector, aunque no guste especialmente de la ciencia ficción. En definitiva, muy recomendable para todo el mundo.

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Autor: Roberto Vaquero. TítuloTiempos de infantería. Editorial: Letrame. Ventaweb del autor.

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3 Comentarios
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Raoul
Raoul
1 año hace

Mucho me parece que ese sindiós de alianzas, pactos, espionaje, golpes de estado, revoluciones, conspiraciones secretas, giros de guión, bombardeos, mojadas y hostiazos varios recuerde en algo al Dune de Frank Herbert. Después de leer la reseña, a mí me hace pensar en una parodia ultraviolenta de aquel entrañable Comando G de nuestra infancia o, como mucho, en un Starship Troopers del pobre. Pero eso después de leer la reseña; en realidad, para opinar tendré que leer la novela.

Jorge
Jorge
1 año hace
Responder a  Raoul

No entiendo por qué opinas sin haber leído. La novela no es para nada como dices. Lee el libro y luego ya opinas.

Carlos Pedro
Carlos Pedro
1 año hace
Responder a  Jorge

Hay persona así…que hablan sin saber(es una costumbre absoluta desde siempre)pero si ,como en este caso,la persona es «leida»(es doblemente ridiculo)no pierden la oportunidad de sacar a relucir su «arsenal intelectual»,(véase Carlos Bardem)haciéndose los culto,los «sobrados intelectuales»soltando pelisilla(eso si,con una sintaxis muy adecuada ,muy pomposo y grandilocuente…la mayoría de la gente es ABSOLUTAMENTE IMBECIL…pero en esta vida de todo tiene que haber(¿pues no hay cules?)…en fin,Roberto es un tío Absolutamente culto,inteligente ,a mi me cae muy bien,y ya dejaba a Pablo Iglesias en ridículo,intelectualmente, en su clase…una paradoja bastante interesante…hay mucho «intelectual acompmejado»al que le gusta desahogar sus complejos asi(pues no hay cules…!?)…y la envidia,como trasfondo…Roberto sabe muchísimo, y me gusta mucho su sentido de justicia ,que es un rasgo muy importante ,te diría de los más importantes, en una persona…comando G…menudo GILIPOLLAS.