El nuevo thriller de Javier Díez Carmona, Solas, pone el foco narrativo en el miedo al que viven sometidas las mujeres que viven solas, principalmente en los entornos rurales. Se trata de un euskal noir ambientado el valle de Karrantza (Bizkaia), municipio donde, desde hace años, una anciana denuncia la desaparición de sus vecinas sin que nadie le preste la atención que merece.
Javier Díez Carmona explica en este making of el origen de Solas (Grijalbo).
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Solas es una novela que surgió de un personaje, y de un paisaje.
Poco a poco, Osmany fue tomando el control de Justicia. Aunque debía ser un personaje lateral, simple testigo del primero de los crímenes, verse relegado a ese papel insignificante no debió gustarle. Así que comenzó a crecer, a ocupar el espacio que otros no terminaban de llenar, y su mirada, la del extranjero recién llegado, la del desarraigado acostumbrado a fajarse en todo tipo de ambientes, le dio una luz diferente a la novela. Como autor, no puedo estarle más agradecido.
El paisaje es el del valle de Karrantza, en el extremo más septentrional de Bizkaia. Se trata de una zona húmeda y montañosa (hablamos del País Vasco) muy poco poblada. Una zona de bruma y aislamiento. En ese paisaje de caseríos dispersos es donde se me ocurrió plantearme la pregunta que sobrevuela toda la novela: “Y, ¿no te da miedo vivir aquí sola?”
Ese interrogante, constantemente repetido por hombres diferentes, es fundamental en la historia. Yo quería hacer un thriller adictivo, impactante, a poder ser. Pero siempre busco algo más. Y, en Solas, ese algo más es el machismo buenista que nos lleva a tratar de proteger a las mujeres limitando su libertad.
No necesité documentarme. No necesité entrevistar a mujeres que viven solas en caseríos aislados. Ya conocía a mujeres valientes que siguen su propio camino sin necesidad de pedir permiso ni protección. La ambientación, las noches de bruma, la oscuridad del bosque, el silencio roto por los ladridos de algún perro que calla de forma abrupta, conviven con la soledad, la revisten de un matiz de intranquilidad, incluso de terror, muy adecuado a un thriller. Si Justicia transcurre en un ambiente urbano, en el Bilbao más oscuro y degradado, salir de esa zona que para mí era entonces de confort me ha resultado sorprendentemente sencillo, quizá como espejo de mi propia trayectoria vital.
Para tratar, con la forma de un thriller, ese machismo buenista (¿Y no te da miedo vivir aquí sola?) decidí crear una trama de desapariciones de mujeres, desapariciones espaciadas en el tiempo que no levantaron sospechas. Llegué a los años 80, al despliegue de la Ertzaintza, el repliegue de la Guardia Civil y la expansión imparable de las drogas. El terrorismo. Y al avanzar hacia el presente tropecé también con la inmigración masiva, con el racismo y el rechazo al diferente. Algo común en la ciudad y en un entorno rural y, sin embargo, diferente.
Hay quien me ha dicho que, al tratarse de una novela sobre el machismo, era lógica la presencia de fuertes personajes femeninos. No lo sé. Creo que esta lacra puede, y debe, denunciarse desde todos los ámbitos y, muy especialmente, desde el masculino. Sin embargo, personajes como Nekane Gordobil o María López Rutherford han crecido en paralelo a Osmany de forma natural. No he buscado utilizar la voz de la mujer para denunciar ese buenismo machista que finge protegerlas encadenándolas. Mi protagonista era, y sigue siendo, Osmany, pero ellas han terminado por rebelarse.
Como debe ser.
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Autor: Javier Díez Carmona. Título: Solas. Editorial: Grijalbo. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
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