Tuve el honor de ver en directo cómo Pere Cervantes recibía el premio a la mejor novela de Cartagena Negra con Tres minutos de color. Mientras él posaba para los fotógrafos y la prensa no pude evitar la tentación de levantarme de la silla para acercarme al stand del evento y hacerme con una copia de su última obra. Ya había escuchado hablar de Golpes y todas las buenas críticas que estaba recibiendo por la comunidad lectora. Así que tampoco me lo tuve que pensar demasiado. Ya con el libro entre las manos, esquivé a los organizadores del Cartagena Negra y a la marabunta de personas que se reunían alrededor del escritor recién galardonado para darle la enhorabuena. Segundos después había convencido a Pere Cervantes para que firmase mi ejemplar recién comprado de Golpes.
Aquello solo me costó un par de Gin Tonics.
Y a los pocos minutos estábamos acodados en la barra de un bar, charlando sobre libros, música y algunos tatuajes que aún teníamos en la recámara. “Pronto quiero tatuarme algo así”. “Y yo estoy loco por hacerme esto otro”. “Estos escritores de hoy en día, que ya no son lo que eran”. En esa conversación con Pere pude disfrutar del afecto y el respeto por la literatura que, desafortunadamente, no es tan fácil de encontrar. Esa veneración por las letras que otorga los años de experiencia en el oficio. Esa templanza que solo se consigue al salir victorioso de los asaltos que nos suele presentar el mundo editorial.
Supe que tenía delante de mí a un escritor con muchos combates a sus espaldas, y me prometí no tardar demasiado en leer su última novela.
Golpes vuelve a confirmar que Pere Cervantes se consolida como referente del género negro español. ¿Por qué? Pues porque durante toda la obra el autor es capaz de hacer malabares con la narrativa y dominarla a su antojo, como si fuese fácil, haciendo que una historia basada en hechos reales mantenga la magia y la tensión argumental que solo conservan las mejores novelas de ficción. En Golpes nos encontramos con una trama de narcotraficantes contada desde el punto de vista de un boxeador. De un policía. De un policía boxeador. Durante su lectura van a experimentar de manera continuada la sensación de estar subidos a un ring recibiendo los impactos del contrincante. Una obra que está repleta de oportunas metáforas sobre la vida y el boxeo, probablemente, muy culpables de que la novela haya sido galardonada con el Premio Letras del Mediterráneo, otorgado por la Diputación de Castellón.
Cada uno con sus vicios y sus debilidades. ¿Qué le vamos a hacer? Porque a mí me chiflan esas historias que juegan con la metaliteratura, concretamente las que hacen que el propio escritor aparezca en la trama de la novela. En Golpes, el protagonista busca al autor de la obra para pedirle ayuda, tal y como ocurre en La torre oscura, de Stephen King o en Limónov, de Carrere. De alguna manera, es la única herramienta que tenemos los escritores para sentarnos a tomar cervezas con nuestros personajes y hablar cara a cara con ellos. De liberarnos. De abrirnos y mostrarnos tal y como somos.
Y Pere no solo acierta con este juego entre ficción y realidad, sino que también lo hace con las reflexiones del protagonista sobre sus 444 días que pasa en la cárcel. De forma merecida o no. Eso ya lo valoraréis vosotros. El caso es que se muestra tanta crudeza y realismo en las escenas de presidio que se hace imposible creer que provengan de alguien que no ha estado preso alguna vez en su vida. En varios capítulos van a sentir el ahogo que provoca estar encerrado en una celda de tres por tres. Van a experimentar la pérdida de la intimidad en primera persona. Van a lidiar cada combate contra la soledad y, lo más importante, empezarán a saborear cada minuto de esa libertad que normalmente solemos obviar.
Drogas, amor, traiciones y muchos puñetazos. Todo ello narrado con la elegancia y el lenguaje bien tratado que caracteriza a Pere Cervantes. Lean Golpes. Tomadlo como una sesión de entrenamiento. Estarán mejor preparados la próxima vez que se suban al ring del día a día.
Autor: Pere Cervantes. Título: Golpes. Editorial: Alrevés. Venta: Amazon y Casa del libro
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