Wenceslao Fernández Flórez fue el autor más leído en vida y uno de los más brillantes cronistas parlamentarios del siglo. Sus obras completas, que aún se cotizan en las librerías de viejo, suman más de 12.000 páginas, pero cayó en un olvido del que ahora lo rescatan la Fundación Castro, consagrada a los clásicos, y Ediciones 98, dedicada a autores que son clásicos o deberían serlo.
«Algunos críticos le adjudicaron un marbete político equivocado, que no se corresponde con la lectura de su obra, basado en que ejercía su labor en un periódico conservador; también había una superioridad de esos críticos que se fundamentaba en el apriorismo de suponer que un escritor tan sumamente popular como él no podía tener calidad literaria, cuando era justamente todo lo contrario. También ha contribuido a este olvido el que los mismos críticos le considerasen un escritor trivial por ser calificado de humorista, cuando en realidad su humor fue el propio de alguien muy perspicaz que se aproximaba con incisiva inteligencia a la realidad para analizarla y criticarla de una manera que está al alcance de muy pocos», ha concluido Blázquez.
En consonancia con las palabras de Blázquez, la Fundación Castro ha recordado las que el crítico Rafael Conte empleó para definir a Fernández Flórez: «Este gran reaccionario era en el fondo un escéptico total, un extraño antimilitarista, un pacifista fatal, un ecologista descentrado y un vago panteísta que se cebó contra toda suerte de iglesias y religiones».
La Fundación Castro ha reunido en un solo volumen, con el epígrafe de «Novelas escogidas», cuatro de los títulos principales del autor: Volvoreta, El secreto de Barba Azul, Las siete columnas y El bosque animado, en edición de Miguel González Somovilla.
Ediciones 98, ha recordado Blázquez, emprendió este rescate hace diez años con el libro de relatos Tragedias de la vida vulgar, y ahora se ha embarcado en su trilogía sobre la Guerra Civil Española, integrada por el libro autobiográfico El terror rojo y las novelas Una isla en el mar rojo y La novela número 13.
Esta editorial tiene previsto publicar próximamente un volumen inédito con crónicas periodísticas del autor sobre el mismo periodo, como inédito ha permanecido en español hasta esta edición de El terror rojo, que fue publicado en Portugal en 1938 —en entregas por la prensa lisboeta y después en libro— y nunca se había publicado en España.
Que ese título tampoco se incluyera en la edición de sus Obras completas a cargo de la mítica editorial Aguilar lo explica Jesús Blázquez en el hecho de que sea su único título autobiográfico y en que Wenceslao Fernández Flórez, uno de los escritores españoles de los que se han versionado más obras en el cine, siempre fue un hombre extremadamente pudoroso. El tono de ese libro es, a diferencia de la mayoría de sus páginas, amargo porque cuenta cómo, amenazado de muerte, sobrevivió en el Madrid del primer año de la Guerra Civil, refugiado en embajadas y en casas particulares, en las que oyó por la radio y leyó en la prensa la noticia de su propia muerte.
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