El otro día estuve tomando unas pintas con Powell. Sentados en una esquina del The Gardner And The Umbrella ante una ventana con flores me contó que este verano no fue a ninguna parte: se quedó en casa y se metió entre pecho y espalda un centenar de películas de vaqueros. Su mujer falleció esta primavera y los westerns le ayudan.
Incidente en Ox-Bow es un western “de obligado cumplimiento”. Yo lo veo “al menos una vez al año”, confesé en la calle, al despedirnos, como si hiciera gala de una virtud teologal. Al día siguiente, de nuevo en el The Gardner And The Umbrella, se lo pasé a Powell en DVD bajo amenaza de matarlo si lo perdía o me lo devolvía roto: los viejos aficionados no entendemos de plataformas. Él quiso saber qué otras pelis de vaqueros suelo ver y me limité a citar el resto de los westerns de Wellman. “El Buffalo Bill de 1944 (en España, Las aventuras de Buffalo Bill); la tremenda Yellow Sky; la divertida y nostálgica Across the Wide Missouri, (en España, Más allá del Missouri), con Clark Gable enamorado como un chiquillo y, por último, Westward the Women (Caravana de mujeres en España), que nace de una anécdota que Frank Capra le oyó de niño a un amigo de su familia y que nunca pudo convertir en celuloide. Con el tiempo hizo mil escaletas—, tres o cuatro al menos—, que durante años circularon por despachos y oficinas de Los Ángeles: Chaplin aseguraba haber visto una sobre su mesa de la United Artists.
Soy fanático irredento de Wellman, lo confieso. Y hay motivos. En su haber se cuentan grandes aventuras, historias arrebatadas y pasión en estado puro. O sea, él. Como el clásico Alas, una película salida del centro de su alma que, allá por el año 25 del pasado siglo (hace sólo noventa y nueve años), conoció un éxito mundial. Alas se basaba en la experiencia de Wellman como aviador en la primera guerra mundial, de la que salió vivo de milagro. A su prodigiosa mirada se debe también el Beau Geste clásico, el de Gary Cooper, con un Donald O’Connor niño encarnando la adolescencia del personaje y cuyo nombre da título a la función y a un clásico de la novela de aventuras. En otro clasicazo, A Star Is Born, Janet Gaynor interpretó por primera vez el papel que después ha conocido mil performances diferentes (Judy Garland, Barbara Streissand y, recientemente, Lady Gaga, entre otras).
La leyenda de Wellman se cierra con su mítico encuentro frente a frente con Clint Eastwood en La escuadrilla Lafayette (Lafayette Escadrille, 1958), su última película y primera de aquel lejano veinteañero de mandíbula cuadrada apto para un cast de Coca-Cola: puro símbolo mítico todo, como el western mismo, que es mitología “a-histórica” más falsa que una moneda de cuatro euros… aunque el encuentro de Eastwood con Wellman sea un hecho. Así que haremos caso a Carleton Young cuando en El hombre que disparó a Liberty Valance dice que “when the legend becomes fact, print the legend” y vamos a no discutir y a quedarnos con la leyenda. Otro día, eso sí, porque se ha acabado el papel, amanecerá en un rato y no estaría mal dormir un poco.
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