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Un verano sin prejuicios

La historia que cuenta Pablo Gutiérrez (Huelva, 1978) en Un verano en Portugal es la travesía de un adolescente con dos dedos de frente. La novela enseña cómo Manu se toma mal un cambio de planes anunciado por sus padres en las vacaciones de pereza, como las denomina él. Acaban las clases y el proyecto de verano que había ideado se desmorona de la misma manera que el jarro de leche del cuento de la lechera. Y aunque todas las ilusiones se vean comprometidas, Manu acepta la volatilización de un verano junto a Violeta y sus colegas, apareciendo en el horizonte un verano junto a una familia alemana con dos hijos, uno de ellos surfista.

Un verano en Portugal cuenta la transformación de un chaval rebosante de prejuicios que se convierte, al final de la novela, en un hombrecillo de quince años. Termina aceptando un destino inimaginable, el fatum. Su falta de madurez al comienzo es insultante: por su vehemencia, por su vanidad, su superioridad moral y su desdén hacia sus padres. Además, rabia contra su padre por el cambio de planes, aunque le presente graciosos razonamientos estoicos. De hecho, considera que lo que están secuestrando. Pero el cambio de planes propiciará un cambio radical en la concepción del mundo de Manu. La cultura clásica, el surf y una lucha encarnizada contra algunos prejuicios, promoverán que la convivencia con los miembros de la familia alemana sea una oportunidad para crecer y saber eso del «de qué va la vida».

"La forma que Pablo Gutiérrez ha impuesto en esta novela hace que brille un niño adolescente que, al final del verano, se convertirá, en un niño adulto"

Si bien Un verano en Portugal parecía un secuestro desde el punto de vista del narrador protagonista, no lo será para unos padres que han decidido plantearse unas vacaciones distintas y de dieciocho días en Praia Vermelha, en una casita junto al mar, y junto a una familia de alemanes vecina, que tienen dos hijos de edades similares a las de la familia de Manu. Habrá en la novela un enfrentamiento de dos modelos de ver el mundo y la educación de los hijos. Se muestran los pros y los contras de una educación más permisiva frente a otra más controladora, aunque el desenlace final recolocará algunos principios y maneras de actuar con los hijos en su lugar. No obstante, el juego de relaciones da jugo y juego a la historia. Gracias a la permisividad que los padres alemanes otorgan a Joel, surgirán trepidantes aventuras que convencen al lector, que encuentra, mientras las lee, puntos de recarga para su imaginación: cuando Joel se quita el traje de neopreno, cuando el pescador se arremanga para reafirmar que el mar lo utiliza para alimentar a su familia y no para pasárselo bien; o ese momento donde Manu termina como un Moscóforo, sin que podamos olvidar un fragmento electrizante donde aparece una bruja moderna que más que bruja pareciera una madre.

Hay un brillante narrador protagonista. Es una evidencia que la forma que Pablo Gutiérrez ha impuesto en esta novela hace que brille un niño adolescente que, al final del verano, se convertirá, en un niño adulto. El papel del diálogo roza la genialidad dramática. No obviamos la pasión que Pablo Gutiérrez demuestra por las obras de teatro. De hecho, nos lo volvió a demostrar cuando recibió en 2021 el Premio Edebé de Literatura Juvenil con una obra donde un grupo de estudiantes se plantearon adaptar y estrenar la obra de Edmond Rostand, Cyrano de Bergerac, en su instituto.

"El protagonista comprueba durante este verano la ley de la causalidad, que es una ley que olvidan muchos adolescentes, pero con capacidad de dotar de realismo a sus vidas"

No quiero dar por finalizada esta reseña sin mencionar la riqueza cultural que el autor desparrama por la novela cuando se refiere, cada ciertas páginas, a la cultura clásica. Así, por ejemplo, ilustra situaciones con los étimos de algunas palabras, menciona mitos sugerentes que se ensartan en la trama y desgrana filosofías, rejuveneciéndolas, como el estoicismo y el hedonismo. Pero, además, esas referencias se ven salpicadas con menciones a cuentos clásicos, como el de Caperucita roja, y novelas como El señor de los anillos. Tampoco desaprovecha la ocasión para denunciar las deformaciones que ha traído Disney y el pensamiento mágico, que enfrenta, en las actuaciones que viven los personajes, al conocimiento, si bien no científico, sí colmado de sentido común.

El protagonista comprueba durante este verano la ley de la causalidad, que es una ley que olvidan muchos adolescentes, pero con capacidad de dotar de realismo a sus vidas. A pesar de que Un verano en Portugal es una aventura llena de sorpresas, tópico indispensable para esta novelita juvenil, qué duda cabe de que se trata de una excelente elección como lectura para nuestros adolescentes ya que engrana algunos mecanismos para que adquieran una madurez que les permita desenvolverse en esta sociedad injusta. Un verano en Portugal nos acerca a los demás sin la carga detonante y explosiva de los prejuicios.

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Autor: Pablo Gutiérrrez. Título: Un verano en Portugal. Editorial: Edebé. Venta: Todostuslibros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.

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