El impulso básico de esta escritura se reduce a golpear al lector mientras el escritor se deja golpear por los acontecimientos. En los mejores autores podemos admirar una simbiosis de estrategia y brutalidad, porque generan “no opinión”, sostiene el escritor Ricardo Menéndez Salmón (Gijón, 1971), “sino discurso: sobre el ser del lenguaje, sobre el significado cambiante de las grandes palabras, sobre la dialéctica entre lo universal y lo particular”.
Para estos dos letraheridos, escribir es pelear, defender al yo floreciente en su búsqueda de un espacio legítimo en el cual sobrevivir. Interno es el forcejeo de estos creadores hispanos contra la perplejidad: “La literatura que me importa”, argumenta Menéndez Salmón, colaborador de los diarios ABC, El País o La Vanguardia, “habita la incomodidad. Y emplea la memoria como instrumento decisivo”.
“Los libros de Sebald constituyen un incomparable episodio en el moderno e inconcluso proceso de mitificación de lo que queda de este mundo”, sentencia Crusat, doctor en Literatura Comparada por la Universidad de Amsterdam. Mantiene este opúsculo algo de la erudición nómada del autor alemán de Los anillos de Saturno (1995), avivando la fe en la posibilidad de encontrar lo sublime en lo cotidiano.
Breves vistazos a la producción del Premio Literatura de Berlín (1994) sirven a modo de pertinentes recordatorios de que, si bien las experiencias pasadas nos reconstruyen, estas no nos definen necesariamente: “Sebald es un fisgón en las costuras de la Historia”, apostilla Salmón, “alguien que sospecha siempre, incluso de los nombres escritos sobre el papel”.
Frente a la brutalidad y la absoluta banalidad de la violencia, la belleza de cada combate dialéctico de este volumen, subtitulado “Diálogo sobre W. G. Sebald”. Al igual que la escritura del novelista de Austerlitz (2001), esta conversación es tan conmovedora y visceral como exige el mejor pensamiento, en el que las disquisiciones habitan el alma de las palabras.
Importa aquí no tanto una búsqueda que se niega a ser atrapada como el ardor de la vida misma, prueba de que luchar por el futuro supone una forma de autodescubrimiento: “Sebald devuelve a la prosa del mundo la poesía de lo pertinente”, concluye Menéndez Salmón, Premio Juan Rulfo 2003, “y con ella una velocidad de crucero donde la inminencia queda sometida al palimpsesto”.
No hay literatura tan francamente poética como la del germano Premio Heinrich Böll 1997, porque este arte del combate consensuado nos ofrece un lugar donde escondernos. A diferencia de otras producciones menores, plenas de dramatismo amateur, la obra del Literaturpreis der Stadt Bremen 2002 gusta de condenar la violencia tanto como de dar cuenta de ella.
Se conocen bien a sí mismos Crusat y Menéndez Salmón, mientras nos ofrecen su respuesta como una receta para los demás. Su don verbal enhebra citas literarias en una inteligencia conectada al placer de la investigación. Su charla surge respaldada por un lirismo reflexivo que examina verdades universales. En este coloquio el añorado autor centroeuropeo revela su yo verdadero a través de los detalles reveladores que lo delatan.
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Autores: Cristian Crusat y Ricardo Menéndez Salmón. Título: Prosa del mundo, poesía de lo pertinente. Editorial: KRK. Venta: Todostuslibros.
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