La ópera prima de Bego Arretxe Irigoien nos transporta a la Barcelona canalla, insumida y radical de finales de los 80 y, en consecuencia, muestra el lado oscuro del sueño olímpico. La protagonista decide escribir una biografía sobre la banda sonora que triunfaba en su juventud.
En este making of Bego Arretxe Irigoien detalla las circunstancias que rodearon la escritura de No creas una palabra (Univers).
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¿Qué trampas hace la memoria convocada desde la herida? ¿Cuándo la narración que nos contamos se convierte en un arma arrojadiza? ¿Qué miserias, vergüenzas e injusticias de una época se ocultan y desaparecen de la historia oficial —y de las resistencias— de la ciudad olímpica? ¿Qué costo tiene para los olvidados, los muertos, los sobrevivientes?
La idea de situar la novela en la Barcelona de los años anteriores a las Olimpiadas fue porque, a pesar de sus carencias evidentes, era una ciudad que todavía se entendía como el lugar en el que vivían sus ciudadanas y ciudadanos, no un escaparate ni una marca para atraer capital a cambio de esconder bajo la alfombra sus desigualdades, el dolor, la precariedad, la expulsión de ciudadanas y ciudadanos, la sobrevivencia, la creatividad, el bullicio, la fuerza, el entusiasmo y las contradicciones de sus movimientos sociales. Quería recrear sin idealizaciones, desde la complejidad y mirando hacia aquellas vidas que, por prejuicio, por estigma social, por interés se han escondido bajo la alfombra como si fueran una vergüenza. La novela trata de rescatar esa memoria “avergonzada” para devolverle su humanidad y la dignidad de su creatividad, su fuerza y su dolor, un dolor que fue colectivo y silenciado, relegado a las paredes de cada casa y cada familia a quien le tocó ver cómo morían sus hijas e hijos de sobredosis o SIDA.
Viví esa Barcelona, y a través de sus urdimbres, de las emociones asociadas, de los recuerdos y olvidos compartidos, hice volar la imaginación para armar una trama que me permitiera crear unos personajes, relacionarlos entre sí e indagar lo que pudieron ver, pensar, sentir en situaciones que eran cotidianas para nosotros pero que no podíamos analizar ni reflexionar por qué las estábamos viviendo de una u otra manera. Y cómo las vivencias que atraviesan los personajes condicionaron su vida posterior. Escribí desde la rabia, la impotencia y la sensación de injusticia pero también desde el amor y la ternura para rescatar y guardar a aquellas personas que lucharon y perdieron. Reflexionar sobre qué tanto hemos sido cómplices de ese borrado de la historia. Qué tanto podemos ser cómplices de los borrados actuales, de los borrados futuros, de la negación de gente de carne y hueso, de su dignidad.
Para mí la escritura es una indagación profunda que busca y construye sentido. Y con esta novela, a través de un estilo intencionadamente sencillo y ágil, he tratado de generar capas de profundidad en la búsqueda de las verdades humanas y las contradicciones que nos configuran, la construcción de la memoria y sus trampas, las lealtades como apoyo mutuo o como cárcel, las traiciones, las heridas y las distintas maneras de drenarlas, la culpa y la vergüenza, los prejuicios sociales, el amor y la amistad.
La dificultad principal fue tratar de que no quedara en la anécdota, en las aventuras de un grupo de jóvenes incorformistas con la música y las drogas. Tampoco en la idealización de una época que fue devastadora. Quería poner el foco en el dolor y en la vida de los personajes, desde su amistad pero también desde las soledades de cada uno. Para conseguirlo tuve que realizar una inmersión emocional, ponerme en el lugar de cada personaje, tratar de ser honesta, ampliar la mirada, buscar, intentar entender, abordar mis propias reacciones frente a los prejuicios y los miedos. Fue enriquecedor y agotador. Y un elemento que me ayudó hasta convertirse en personaje fue la música, que no sólo apela a la razón sino a la emoción, a la corporalidad, a los sentidos. La música, en aquella Barcelona pre-olímpica, estaba omnipresente. Era una música cercana, que podían hacer tus amigos o gente como tú. Esa proximidad, ese espejo, fueron fundamentales. Grupos punk, heavies, de rock, conciertos en la calle o en los bares, letras que expresaban, con mucha más libertad que hoy, el descontento, la frustración, la denuncia. Por otro lado, la música anglosajona y de otros lugares, formaba parte de esa banda sonora al lado del grupo de música de los amigos. En mi caso, Thin Lizzy y Phil Lynott fueron uno de esos descubrimientos. He utilizado a Phil Lynott como recurso literario para intentar trascender lo local y reflexionar sobre ese cambio a nivel de ciudad, a nivel social y que, en Inglaterra, por ejemplo, tuvo que ver con la llegada de Thatcher y sus políticas, que se acabaron globalizando para nuestra desgracia, pero también con el punk, el rock’n’roll, la creatividad, la sobrevivencia y los sueños truncados.
A base de trabajo, terminé la versión ahora revisada y publicada de la novela, en la que a Marta, una mujer de mediana edad, le encargan escribir la biografía de Phil Lynott, cantante de Thin Lizzy, que formó parte de la banda sonora de su juventud. Es el detonante para enfrentarse a un pasado del que huye: cuando Marta tiene veinte años, estudia en la universidad, vive sola y se enamora de Manu. Junto a Happy y Pipe descubre la Barcelona de 1989 a 1993, la música punk y heavy, la insumisión al servicio militar, la amistad incondicional, la crisis, la violencia, la represión y la invasión de la heroína y el SIDA. En este escenario, y después de que se rompa su mundo en pedazos, Marta crea su propia mentira para sobrevivir, hasta que ésta se convierte en una cárcel que no le permite respirar. La novela tiene una estructura que fluctúa entre el pasado y el presente para explorar la relación ambivalente entre realidad y ficción en la construcción de la identidad, desde la mirada de una mujer, poco habitual en la literatura que aborda los ambientes de lucha, música y drogas.
En definitiva, escribir esta novela ha sido un viaje, un viaje a las profundidades de mí misma, del mundo que nos rodea, de nuestra historia, de las personas, las conversaciones, los libros, las películas, la música. Ha llegado el momento de que la novela haga su propio camino y emprenda un diálogo con cada una de sus lectoras, de sus lectores.
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Autora: Bego Arretxe Irigoien. Título: No creas una palabra. Editorial: Univers. Venta: Todos tus libros.
Me encanta! Que mezcla de emociones!!!!
Me lo voy a comprar!!!!
Que bien revivir esa Barcelona y esa mezcla de emociones y vivencias para quienes conocimos algunas de ellas de cerca!!!!
Que bueno que lo escriba una mujer! Del entonces, y desde ahora!!!
Felicidades desde ya!!!!
En cuanto lo lea, sigo compartiendo!!!!
Gracias, gracias