Este es un ensayo que nos ayuda a comprender cómo el punto, la coma, el signo de exclamación y de interrogación y el punto y coma formaron parte de la creación de la cultura escrita moderna europea, y la importancia que tuvieron para el desarrollo de la humanidad. Su autor lo adelanta en las líneas que siguen.
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Hubo una vez en que fuimos simios, y en esa época nuestro pasatiempo favorito era rascarnos la espalda los unos a los otros. A menudo, esta costumbre se debe a los parásitos o a la suciedad, pero los primates de algunos clanes pasan el 20 % de las horas del día rascándose la espalda entre sí. ¿Por qué lo hacen?
Los simios que no han evolucionado hasta convertirse en seres humanos siguen siendo monos. Si hubiesen sido capaces de hablar o escribir, habrían preguntado qué nos pasó a los que nos convertimos en seres humanos. ¿Cómo hemos podido avanzar más que ellos? Conocemos la respuesta: aprendimos a hablar. Fue un paso gigantesco. Más tarde, descubrimos que sería una buena idea anotar nuestros pensamientos, opiniones, ideas, observaciones, reflexiones, exclamaciones y preguntas. Entonces el progreso fue aún mayor.
Los pobres monos siguen subidos a los árboles rascándose la espalda los unos a los otros para decirse «me gustas», mientras que el lenguaje escrito ha sido un motor poderoso para la evolución humana. La palabra escrita se perfeccionó definitivamente hace quinientos años, cuando la puntuación empezó a formar parte del sistema y se estandarizó. Su fin no fue complicar más la escritura, sino facilitar la lectura. Actualmente, los signos de puntuación siguen garantizando el funcionamiento efectivo de la palabra.
Cabe preguntarse, sin embargo, si no estaremos retrocediendo en nuestra manera de comunicarnos a como lo hacen los simios. Los emojis se están adueñando de la comunicación escrita. ¿Qué hacemos para expresar amistad? Nos limitamos a menudo a enviar un 😊.
A los puritanos meticulosos con cajas llenas de bolígrafos rojos les disgustan los cambios que ha experimentado el lenguaje desde que ellos dejaron el colegio. El libro que tienes en tus manos toma como punto de partida la perspectiva de que el lenguaje cambia inevitablemente, y que estos cambios también afectan al lenguaje escrito. Usamos palabras diferentes, adquirimos nuevo vocabulario, combinamos las palabras de las oraciones de maneras distintas y modificamos la puntuación. Así mismo, se usa el lenguaje en nuevos canales, en nuevos contextos y en nuevos géneros. Por consiguiente, el lenguaje es un organismo vivo que se adapta a su tiempo y surge mientras hablamos y escribimos.
Así son las cosas: las mentes brillantes han contribuido a la creación de unas formas de escribir que aseguran que lo que escribimos se entienda rápidamente, de manera eficaz y correcta para los lectores. El punto final, la coma, el signo de exclamación o el de interrogación son ejemplos de este tipo de ayuda lingüística. La manera en que estos signos se usan también se modifica a lo largo de los siglos, pero no existen motivos para rechazar los principios básicos de una puntuación que ha convertido la escritura en un medio de comunicación superior durante cinco siglos.
A lo largo de estas páginas hablaremos de un aspecto de la historia cultural europea novedoso y poco tratado en los libros de divulgación. ¡Bienvenidos a este viaje por la historia de los signos de puntuación!
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Autora: Bård Borch Michalsen. Traductor: Bente Teigen Gundersen. Título: Píllale el punto a la coma. Aprende a usar los signos de puntuación y descubre cómo cambiaron la Historia. Editorial: Espasa. Venta: Todos tus libros, Amazon, Fnac y Casa del Libro.
BIO
Bård Borch Michalsen (1958) es autor de varios libros sobre comunicación, lenguaje y escritura. Tras haber trabajado durante muchos años como periodista y editor de periódicos, ahora es profesor asociado en la Universidad Ártica de Noruega, donde enseña comunicación y gestión de proyectos.
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