María Candel, hija del tristemente desaparecido Paco Candel, reclama en este texto que alguna institución se haga cargo del legado de su padre, sin duda uno de los escritores más importantes para la comprensión de la actual Cataluña, así como de los procesos migratorios que recorrieron España durante las décadas de los 60 y 70.
En Zenda nos sumamos al deseo de que alguna institución reaccione y rescate la memoria de este grande de la literatura del siglo XX.
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Del maravilloso legado de mi tan querido padre, el escritor Francisco Candel, la pequeña vivienda que conserva su escritorio, máquina de escribir, otros enseres y su biblioteca personal, aparte de cuadros, la colección de pipas o el viejo transistor, es donde la atmósfera de su persona y el testimonio de su trabajo literario mejor se palpa. La idea sería que pudiese conservarse para ser visitada, siendo el colofón perfecto de la ruta que contiene en los barrios de La Marina su trayectoria, como la Biblioteca con su nombre, la Fundación, un certamen literario, un mural…
Me llega un texto de H. Hesse en el que de forma parecida hablaba de las pertenencias de su padre. El olor de tinta, la textura de sus papeles, la visión de su caligrafía, las suaves cubiertas de sus libros… Todo ello se ha marcado en mi memoria y ahora sufro por el posible paradero de su mundo si no es acogido por la sociedad, esa que tanto le ha valorado y con la que me gustaría compartir esta herencia física.
No ha surgido ninguna institución que se haga cargo y lleve esta propuesta a buen término. Pero la idea está madura, es conocida en todos los ámbitos culturales, sociales y políticos. Muchos me han mostrado su apoyo y entusiasmo que agradezco de corazón, pero sigo sin ver la salida, sufriendo por las pertenencias de mi padre y su paradero en un futuro. No quisiera que se perdiese su integridad y el marco que las contiene. Esa casa que no ha sufrido cambios, que se mantiene intacta, igual que las habitadas por la gente trabajadora, es el lugar idóneo para que alguien, cualquier ciudadano, entrase y sintiera la emoción de conocer la humilde morada de un escritor popular que dejó constancia de sus luchas y pesares.
Para Barcelona representaría el polo opuesto de una vivienda en la periferia que completa la visión literaria de otras posibles casas de escritor, como la de Verdaguer. Se complementan. Además, para la nueva inmigración será un faro y la constatación de que no son olvidados ni ellos ni los de antaño, pues el escritor de Els altres catalans es reconocido como merece.
El resto de su obra, novelas, relatos, ensayos, artículos… también se escribió en parte ahí, entre esas paredes. Ayudadme a defenderlas. Que siga siendo mía y también vuestra la casa del escritor Francisco Candel.
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