El verdadero protagonista de esta recopilación de piezas breves es Chicago. Y más en concreto el Chicago de los años setenta. Bette Howland (Chicago, 1937 – 2017) no crea tramas ni argumentos: crea a la mismísima ciudad. Leer los relatos y las dos novelas cortas que configuran este volumen nos lleva a pensar que la imaginación consiste en saber observar. Howland es alguien para quien recabar información a través de los sentidos, sobre todo de la vista y el oído, debe ser una forma activa de estar en el mundo. No se trata tanto de registrar como de cuestionar lo registrado. Nos lleva a las plazas públicas y a los rincones privados, a las comunidades y a las familias, a los hospitales y a las calles, a las bibliotecas y a las bodas, remitiéndonos a la pregunta constante de qué se supone que es participar del mundo. No es casualidad que se la compare con Lucia Berlin, con quien comparte generación y agudeza, aunque Howland se permite más libertades formales que Berlin, deja, por momentos, que las palabras corran con más energía, con una libertad de movimientos artísticos mayor que las de su contemporánea.
Bette Howland mantuvo una relación en vida con Saul Bellow que tal vez fuera la razón que la llevó a tragarse un tubo de somníferos y de allí directa a un centro psiquiátrico. Pasó un año en ese hospital, que dio pie al potente libro El pabellón 3, también publicado en España por la editorial Tránsito. La religión judía, y la comunidad judía, está muy presente en esta obra, por ser la que conoció en vida, la que practicaban sus padres. Esta presencia, como todo lo demás que aparece, es crítica: como si cualquier hecho, cualquier sensación, estuviera a punto de superar a los personajes, a las personas, amenazando con mortificar o anunciando buenos tiempos. En realidad, nos está siempre llevando al límite emocional, porque la ciudad que ella recrea, de la que es testigo, está demasiado viva. Para ello es necesario recortar la ciudad, mostrándonos uno de sus límites: no estamos ante la gran pobreza ni ante las clases acomodadas, nos encontramos con los colectivos que forman parte de los perdedores, de los humillados y ofendidos, que buscan el mejor método para salir del filo en el que se mueven sin dejar de ser ellos mismos. Hay compasión por parte de Howland, pero también hay indicaciones acerca de la parte de nosotros mismos que debemos cuestionarnos. Un buen territorio de esa región entra dentro del ámbito de la familia. Cabe señalar que estas familias sobreviven con el síndrome de Ulises, el de los inmigrantes, el de los desplazados, con su estrés reactivo y con el intento de controlar el estrés que genera; con la dificultad de cerrar un duelo por una pérdida que no se puede considerar absoluta, porque la pérdida no implica la desaparición, sino que la impone la distancia.
La ciudad tan viva a la que nos lleva Howland implica cuestionarse, inevitablemente, la identidad. Pero Howland tiene claro que existe una identidad de grupo, ese en el que se encuentran quienes acuden en invierno a las bibliotecas públicas para pasar el día dentro de un edificio caliente. Howland sabe que no es necesario entregarse a lo desconocido para ir aprendiendo, para ir descubriendo, que basta con prestar atención al entorno y a quienes pueblan ese entorno. Ahí estarán las penas y alegrías, las vanidades y humillaciones, la cortesía y el descaro, los afectos y rechazos, todo lo que conforma, en definitiva, el material sobre el que construir una narración que nos importe.
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Autor: Bette Howland. Título: Mar en calma y feliz viaje. Traducción: Esther Cruz. Editorial: Tránsito. Venta: Todos tus libros.
DEFINICIONES
ELABORADAS POR
LLORCA A PARTIR DE
LA LECTURA SOBRE
HOWLAND:
●»LA IMAGINACIÓN
CONSISTE EN SABER
OBSERVAR».
●UNA FORMA ACTIVA
DE ESTAR EN EL
MUNDO ES RECABANDO
INFORMACIONES
A TRAVÉS DE LOS
SENTIDOS.
●DUELO: «LA PÉRDIDA NO
IMPLICA LA
DESAPARICIÓN , SINO QUE
LA IMPONE LA
DISTANCIA».
EJEMPLIFICACIÓN PARA
AMPLIAR LA
COMPRENSIÓN
SOBRE «IDENTIDAD
DE GRUPO» :»SE
ENCUENTRAN QUIENES
ACUDEN EN
INVIERNO A LAS
BIBLIOTECAS
PÚBLICAS PARA PASAR EL
DÍA DENTRO DE UN
EDIFICIO
CALIENTE».
LLORCA LO EXTRAE
DE HOWLAND
¿DE QUÉ MANERA
APRENDER?
¿CÓMO DESCUBRIR?
«BASTA CON
PRESTAR ATENCIÓN
AL ENTORNO, Y A
QUIENES PUEBLAN ESE
ENTORNO».
RICARDO MARTÍNEZ
SOBRE «LA CIUDAD TAN
VIVA» COMO
MATERIAL
PEDAGÓGICO
EL AUTOR DEL
POSTEO Y EL
USO DE LAS PALABRAS
REALIZADOS POR BETTE:
LAS PALABRAS
CORREN
ENÉRGICAMENTE
HACIENDO
MOVIMIENTOS
ARTÍSTICOS EN
LIBERTAD.
EL SETENTOSO CHICAGO ES LA
CIUDAD ANIMADA
QUE INCENTIVÓ A
HOWLAND Y
NOS ACERCÓ A LLORCA.
EL SAGRADO PRESTAR
ATENCIÓN
(ESTADO DE
CONSCIENCIA) PARA
IMITAR Y , EN
CONSECUENCIA ,
APRENDER
(DESCUBRIR).
«PARA IR
APRENDIENDO,
PARA IR
DESCUBRIENDO(…) BASTA
CON PRESTAR
ATENCIÓN AL
ENTORNO Y
A QUIENES
PUEBLAN ESE
ENTORNO. AHÍ
ESTARÁN LAS PENAS Y
ALEGRÍAS, LAS
VANIDADES Y
HUMILLACIONES , LA
CORTESÍA Y EL
DESCARO, LOS
AFECTOS Y
RECHAZOS»
LLORCA SOBRE
HOWLAND
EL HOMBRE QUE ACTÚA MOVIDO
POR UN MOTOR
INTERNO , FORTALECEDOR
E IMPULSOR ,
SUJETO A LA
COHERENCIA ; ELIGE /
DECIDE DE MODO
ACERTADO. ASÍ,
SE TORNA UN
MODELO A IMITAR
(FIGURA APACIBLE
QUE CONFORMA UN
ENTORNO SOCIAL).
S A G R A D O
DIVINA MUSA- TEXTO
SUBLIME – ALSINA 798
BURZACO. PROV. DE
BUENOS AIRES.
ARGENTINA – MARCELA.(FUENTES
NUTRICIONALES )