Como sucede con los viajes que requieren del plazo de una vida entera, el punto de partida es muy lejano. Madrid, 1972, 1973 quizás. En aquella época, mis padres acababan de mudarse desde el barrio céntrico y bullicioso donde había transcurrido mi infancia —también la de ellos, y la de mis abuelos paternos—, a una … Sigue leyendo Por una falda de plátanos
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