Inicio > Libros > No ficción > Una historia diferente

Una historia diferente

Una historia diferente

“Todo es según el color del cristal con que se mira” es una afirmación del poeta Ramón de Campoamor incluida en los versos de su poema “Las dos linternas”, una de cuyas estrofas dice:

Y es que en este mundo traidor
nada es verdad ni mentira.
Todo es según el color
del cristal con que se mira. 

Dicho que viene muy a propósito para todo lo que Fernando Cervantes (doctor en Historia, profesor de la Universidad de Bristol) expone y analiza en su ensayo Conquistadores: Una historia diferente.

Con el paso del tiempo, lo que en principio fue un relato épico, lleno de impetuosos conquistadores arropados por sus compañeros, se ha convertido, gracias a las crónicas falsas escritas para denostar a los conquistadores, en un nuevo relato condenatorio que denigra los hechos realizados por estos hombres y obviando todo lo bueno aportado por España y los españoles. Con respecto a la autoría de  estas afirmaciones difamatorias afirma Fernando Cervantes:

"El autor no se olvida del objetivo principal de los conquistadores, al que dedica un capítulo, que no era otro que enriquecerse"

«Destaca entre ellos la sensacional inventiva de Fray Bartolomé de las Casas, Brevísima relación de la destrucción de las Indias, destinada a copar el imaginario europeo durante los siglos siguientes».

El objetivo que plantea el autor es situar a los conquistadores en el contexto adecuado, y para ello utiliza toda la documentación encontrada en todo tipo de escritos elaborados por todos los participantes en la magna epopeya, bien sean protagonistas, defensores y detractores de su comportamiento.

La obra está estructurada en tres periodos temporales. El primero, denominado “Descubrimientos”, abarca los años comprendidos entre 1492 y 1511, agrupando todo lo acaecido desde que Colón presenta a los Reyes Católicos su proyecto para llegar a las Indias viajando hacia el oeste. A lo largo de los diversos capítulos describe los cuatro viajes que realiza el almirante, explicando con profusión de detalles todo lo acaecido en esos años.

El segundo periodo de la obra se denomina “Conquistas”. El análisis abarca desde los años 1510 a 1533. Esta segunda parte está dividida en nueve capítulos, iniciándose el primero con la narración de la invasión de Cuba, y en los sucesivos capítulos explica los designios imperiales y el periodo de conquista de los imperios azteca e inca, analizando e interpretando las luchas, citando los pueblos que se aliaron con los castellanos y explicando cómo los nativos americanos se contagiaron de viruela. Merece un capítulo aparte la explicación de cómo fue “el mundo de los mendicantes” y su labor de evangelización, incidiendo en las inmensas dificultades a las que se enfrentaron. El autor no se olvida del objetivo principal de los conquistadores, al que dedica un capítulo, que no era otro que enriquecerse. Para ellos la búsqueda de bienes materiales —oro y especias—era prioritaria. El capítulo final de este periodo narra el apresamiento del inca en Cajamarca.

"Levantaba mucha desconfianza el poder acumulado por los conquistadores y encomenderos, temiendo desde la Corte que se independizasen"

El tercer periodo, titulado “Desencanto”, está comprendido entre los años 1533 y 1542. Esta parte comprende los capítulos: “Cuzco”, “Manco Inca” y “El fin de una era”. Se inicia con la ejecución de Atahualpa, continuando con el saqueo de Cuzco y la posterior rebelión de Manco Inca, al que el emperador Carlos reconocía como legítimo sucesor en el incanato y exigía que, como a tal, se le respetase. El segundo capítulo de este periodo termina con el asesinato de Pizarro a manos de los seguidores de Almagro. La muerte de Pizarro trajo consigo que desde Castilla se reconsiderase el apoyo a cualquier nueva expedición, ya que se temió que los modos y maneras empleados por los conquistadores provocasen rebeliones y dañasen la reputación de Castilla. También levantaba mucha desconfianza el poder acumulado por los conquistadores y encomenderos, temiendo desde la Corte que se independizasen. El rey no quería recriminar su comportamiento, ya que temía perder las ingentes cantidades de oro y plata que llegaban de América, riquezas de las que no podía prescindir, ya que tenía cuantiosas deudas. Ante esta disyuntiva, la solución que adoptó fue la de permitir cierto autogobierno. En el ámbito del desarrollo de esa autonomía, en el siglo XVII se acomete el diseño de la sociedad al otro lado del Atlántico, participando los españoles y mestizos pertenecientes a las clases dominantes. Se fijan nuevas fronteras y límites de los territorios de los virreinatos. Los habitantes asentados en América eran conscientes de que la distancia a la Península jugaba a su favor y les permitía más autonomía e independencia, cuestión de la que sacaron provecho.

Fernando Cervantes termina con la siguiente reconsideración:

"Hay aún mucho que aprender del legado de un grupo de hombres que, a pesar de sus innumerables errores y deficiencias, merecen ser vistos con una óptica más abierta"

«La realidad, desde luego, es que las condiciones de América Latina se derivan de las reformas liberales implementadas en el siglo XIX por Gobiernos republicanos que abolieron las medidas legislativas promulgadas por los conquistadores y sus sucesores. Como hemos visto, las medidas lograron crear un ambiente moral en el que la Corona española no podía olvidarse de sus obligaciones a los pueblos indígenas, al punto de que estos se sintieron facultados a llevar su lucha por sus derechos hasta la más alta instancia del poder judicial. La abolición de este conjunto de medidas legislativas a favor de los derechos “universales” del “hombre” dejó a las comunidades indígenas latinoamericanas totalmente indefensas frente a especuladores cuyo único criterio era el dinero. También puso fin a un sistema de gobierno dominado por la cultura religiosa, que permitió un alto grado de autonomía local y heterogeneidad bajo la tutela de una monarquía respetuosa de los fueros y privilegios de sus diversos reinos. El resultado, en concreto, fueron tres siglos de estabilidad y prosperidad. Claro que dicha prosperidad era muy diferente a la que impera en la actualidad, con su obsesiva insistencia en la necesidad del crecimiento económico continuo. Curiosamente, sin embargo, la prosperidad alentada en los siglos del virreinato está mucho más cerca de los esfuerzos, ahora en boga, por encontrar soluciones a la crisis planetaria a la que nos ha llevado, precisamente, dicha obsesión con el crecimiento económico continuo. En todo esto hay aún mucho que aprender del legado de un grupo de hombres que, a pesar de sus innumerables errores y deficiencias, merecen ser vistos con una óptica más abierta que la que hasta ahora los ha condenado con base en caricaturas acríticas y, en el peor de los casos, abiertamente mendaces». 

Fernando Cervantes ha realizado un meritorio y complejo ensayo histórico que aporta diferentes puntos de vista, correspondiendo al lector juzgar si consiguió el objetivo que se fijó al inicio de la obra de situar a los conquistadores en su contexto adecuado.

——————————

Autor: Fernando Cervantes. Título: Conquistadores: Una historia diferenteEditorial: Turner Noema. Venta: Todostuslibros y Amazon

5/5 (20 Puntuaciones. Valora este artículo, por favor)
Notificar por email
Notificar de
guest

0 Comentarios
Feedbacks en línea
Ver todos los comentarios