Lecturas de verano es una serie semanal dentro de la sección Omoshiroi. Escribo de algunos libros que te pueden acompañar en estos días tan largos y donde la imaginación se desborda entre aroma a salitre, aire acondicionado urbano o un monte perdido.
La obra:
Manuel Vicent es una fiesta perpetua. Maestro de la prosa sensorial, de imágenes que encienden los mejores recuerdos y también de derrotas. En Una historia particular se agrupa un compendio mágico de su universo, los paraísos perdidos, playas con amaneceres que no se distinguen de los atardeceres, y personajes, lecturas y canciones que deambulan en una vida plena a sus 88 años.
El principio:
“La vida, como el violín, solo tiene cuatro cuerdas: naces, creces, te reproduces y mueres. Con estos mimbres te teje cada historia personal con toda una maraña de sueños y pasiones que el tiempo macera a medias con el azar”.
La frase:
“En aquellos años todavía tenía el aliento necesario para creer que había llegado a este mundo para triunfar”.
Lo mejor:
Las añoranzas de sus coches, sus perros, sus casas; aquellos viajes como reportero y enviado especial… y sin hacer turismo.
La mirada del escritor que observa y radiografía lo que ha vivido sin evitar la nostalgia. También sabiendo que los tiempos pasados no necesariamente son mejores.
Deleitarse en la cadencia de las frases y el remate de los capítulos.
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