Tras el éxito de Apegos feroces (libro del año por el Gremio de Libreros de Madrid, 2017) llega La mujer singular y la ciudad, también publicado por la editorial Sexto Piso, un nuevo libro de la escritora norteamericana Vivian Gornick, una de las voces más representativas del feminismo en Estados Unidos, y la continuación del anterior. En este seguimos encontrando un mapa sentimental de Nueva York, aunque si en Apegos feroces eran los paseos y los reproches entre ella y su madre los que guiaban el libro, en La mujer singular y la ciudad son los encuentros con su viejo y sofisticado amigo Leonard los que lo vertebran. Ambos se sienten fuera de lugar en una ciudad que conocen perfectamente pero que a veces les resulta extraña, y ambos comparten cierta negatividad que se difumina cuando se observa la amistad entre ellos. Son amigos íntimos, se echan de menos y se sienten unidos por la necesidad de verbalizar su malestar. Gornick escribe con cierta dosis de nostalgia bien controlada y con una prosa sosegada unas memorias que hablan de la multitud y de la soledad, y en las que vagabundea por las calles de Nueva York (esta vez cambia el Bronx por Manhattan) reflexionando sobre el amor, el trabajo, el feminismo, la literatura, la vida.
“Cuando la vida empieza a parecerme la suma de sus incapacidades, me doy un paseo por Times Square —hogar de los marginados más avispados— y enseguida recupero la perspectiva”, dice Gornick en su libro. Jamás llega a perder esa perspectiva de la que habla en estas memorias y además de forma valiente enuncia sus miedos: “Lo único que siempre había querido era que mi madre se sintiera feliz de estar viva en mi presencia. Sigo convencida de que si lo hubiera hecho, yo habría crecido sintiéndome completa.”
La madre de Gornick no deja nunca de aparecer en sus escritos, aunque esta vez sí que lo hace de una forma más sutil, ya que La mujer singular y la ciudad es un compendio de pequeñas historias, cada cual más interesante y humana, que tienen como eje las calles de Nueva York y las relaciones personales, porque no es posible no darse cuenta de que Gornick tiene un oído atento y una capacidad extraordinaria para retratar una ciudad que ama y odia a ratos con sus escenas callejeras y sus miles de detalles. Para Vivian Gornick la ciudad de Nueva York solo tiene sentido cuando hace soportable la soledad a través de esas relaciones que se crean y que hacen que seamos quienes realmente somos. Porque La mujer singular y la ciudad es un libro sobre la amistad, el amor por una ciudad y la mirada crítica, a veces sobre una misma. Gornick, una estupenda flâneuse, descubre en estos paseos y en sus conversaciones con Leonard que el amor ideal del que le hablaba su madre no existe y que el amor no cambia a nadie. La escritora tampoco comprende el sexo sin la amistad y se define como esa “mujer singular”, una feminista que ha ido evolucionando con el paso del tiempo hasta encontrar una voz propia de la que disfrutamos plenamente en este libro. Gornick ha vuelto a fascinarme con su capacidad de observación y su inteligencia, y sabe llegar como pocos escritores al fondo de la amistad con esa mirada tan lúcida. Porque como ella misma dijo en su paso por España, “cada escritor escribe sobre la gente que conoce”, y ella lo ha hecho una vez más, maravillosamente.
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Autor: Vivian Gornick. Título: La mujer singular y la ciudad. Editorial: Sexto Piso. Venta: Amazon, Fnac y Casa del libro
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